“He estado confundido sobre la situación de los asuntos en Occidente. Una confusión central es por qué la gente inteligente cree y hace cosas obviamente estúpidas”, confiesa el chino Hua Bin.
He aquí la explicación que Bin se da para comprender este patético fenómeno.
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Hua Bin nos ilustra sobre las particularidades de la cultura judía basada en el Talmud. “¡Goyim, tened cuidado!” aconseja Hua Bin.
Reafirmando lo mismo que el ex-judío Benjamín Freedman (convertido al catolicismo), decimos: no son sólo rumores, o sólo un recitado dentro de un templo; son hechos. Sin ir más lejos, entre tantos ejemplos, el genocidio en Palestina es una prueba harto elocuente de la traición que el Talmud aconseja.
Patrick Lawrence expone el manoseo, en sentido literal y figurado, en torno del “caso Epstein”, el agente anglosionista regente de una red de explotación sexual de menores para “solaz” de corruptos y para extorsión política y de todo tipo. Pero como lo demuestra la promiscuidad de las élites occidentales con la red Epstein, no se trata sólo del oportunismo trumpista, que histrioniza sus movimientos amagando ser consecuente sin serlo, sino de la propia preservación de los corruptos, todos partícipes de abusos de menores.
Crítica al director y al documental “No other land”, que ganó recientemente el Oscar.
Johnstone destaca que “Trump ha admitido públicamente que ha sido comprado y poseído por la israelí más rica del mundo, la mega-donante Miriam Adelson, mientras que JD Vance es el protegido del virulento multimillonario sionista Peter Thiel. Lo que presenciamos el viernes fue a Trump hablando con Zelensky en público de la misma manera en que Adelson probablemente habla con Trump en privado. Ciertamente, nunca podemos esperar verlo hablar de esa manera con Netanyahu”.
Justo después de presentarse como un tipo duro en su cruce con Zelensky, eludiendo la supervisión del Congreso estadounidense Trump aprobó una transferencia de 3 mil millones de dólares al régimen de Netanyahu, que ese apresta para reanudar el genocidio en Gaza.
Contrariamente a lo que suponen los ultraderechistas libertarios, el wokismo es una creación imperialista, tal como lo demuestra el escándalo de la USAID. Nada tiene que ver el comunismo ni el marxismo con ello. Bruna Frascolla reflexiona sobre esto y mucho más.
Si Milei está dispuesto a robar no sólo a sus propios ciudadanos sino a su propia base de fans a plena luz del día, ¿de qué más es capaz?
Hace ochenta años, esta semana, los líderes de los tres grandes aliados de la guerra celebraron la conferencia de Yalta en Crimea. Josef Stalin, Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill se reunieron, junto con sus delegados, en el balneario del Mar Negro para acordar el orden internacional de posguerra. (¡En aquel momento nadie ponía en duda que Crimea era territorio ruso!)
Las siempre intrépidas reflexiones de Caitlin Johnstone, esta vez dejando en evidencia a un asustado integrante de la élite occidental.
Resulta una tarea algo infructuosa poder hacer tratados con los integrantes del “mundo basado en reglas”. Las reglas no están escritas; son implícitas. En realidad nada es escrito, nada es verdaderamente jurídico. Sólo el oportunismo y la traición permiten “hacer carrera” en ese mundo. Y es así como pretende el destartalado Occidente hacer “tratos” con Rusia. Trump le regala sonrisas y al mismo tiempo la amenaza. Pero Rusia sí es una cosa seria, no una pandilla. Orlov describe el patetismo de una desesperación que pretende respeto.
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