Venezuela en el espejo iraní: inflación inducida y guerra financiera de EEUU

por William Serafino. En Misión Verdad

Un nuevo tipo de guerra se libra en el mundo: uno que no incluye misiles cruceros, bombas e invasiones terrestres, sino bonos, bancos transnacionales y transacciones financieras. Una modalidad que aumenta su uso a medida que las formas clásicas de hacer la guerra se vuelven políticamente peligrosas y militarmente costosas, y que tiene al denominado Eje del Mal (Rusia, China, Irán, Venezuela y otros) como práctica de tiro. Del otro lado la actitud ha dejado de ser pasiva. Hablamos de la guerra financiera.

Los primeros juegos de guerra financiera del Pentágono

En el año 2009 en un Laboratorio de Física Aplicada al norte de Washington el Pentágono realizó un novedoso juego de guerra. Distinto a los juegos típicos que desarrollan simulando envíos de tropas, drones y misiles, las “reglas de enfrentamiento” vinculaban bonos, derivados financieros y acciones. Varios equipos que representaban a EEUU, China, Rusia, Europa, Asia Oriental, bancos y fondos de inversión, simularon un evento geopolítico de colapso de Corea del Norte y una invasión china a Taiwán. Se jugaba a evitar la destrucción del dólar.

En 2015, esta vez en las oficinas del Pentágono, realizaron una nueva simulación pero esta vez mucho más actualizada: fue en el marco de un enfrentamiento virtual entre EEUU y China por su Mar Meridional. Allí 20 participantes diplomáticos, militares, de la CIA y el Consejo de Seguridad Nacional, debatieron y consideraron cuáles serías las armas financieras más efectivas contra China, desde ciberataques a bancos estatales y bolsas de valores, pasando por la interrupción de los sistemas de pago vía sanciones hasta la congelación de las importaciones de energía.

El bloqueo contra Cuba y las acciones de sublevación económicas contra Chile quedaron como petroglifos ante los nuevos teatros de guerra financiera que la globalización capitalista dibujaría en alta definición.

El juego de guerra financiera del Mar Meridional chino fue posterior al juego de poder de la realidad. En el año 2012 EEUU amplió las sanciones a Irán por el desarrollo soberano de su programa de energía nuclear, incluyendo un bloqueo petrolero, comercial y financiero secundado por la ONU y la Unión Europea; en 2014 Rusia también fue víctima de recursos de guerra similares producto de la revolución de color promovida por EEUU en Ucrania, aunque el nivel de virulencia era sin duda menor que el de la nación persa. Contra Rusia se buscaba limitar las fuentes de financiamiento de sus empresas en mercados de deuda de EEUU y Europa, así como de algunas operaciones financieras en sectores militares y energéticos.

EEUU encontró en el sistema financiero dominado por sus bancos y moneda color verde -en su última fase de expansión y desarrollo- un método altamente rentable y sofisticado para asfixiar naciones y desestabilizar gobiernos rivales con capacidad de confrontar. A diferencia de las rudimentarias acciones de guerra financiera de mediados del siglo XX, la del siglo XXI es global y bastante más tecnificada.

La forma de representar la intervención extranjera podría decirse que cambió para siempre para ser sustituida por las finanzas y las ventajas técnicas de la globalización estadounidense, las agresiones ahora se desdibujan tras las cortinas de los corredores de bolsa y bancos internacionales mientras en el terreno trastocan sensiblemente las rutinas de la población, cada producto de la cesta básica y cada bolsillo de los hogares humildes.

Efecto espejo: variables comparadas tras las sanciones contra Irán y Venezuela

Aunque el cuadro de deterioro económico y de aumento de precios en el país concuerda con el ciclo de sanciones financieras y económicas de EEUU y con la caída de los precios del petróleo, medios de comunicación y economistas de corte liberal insisten en desestimar esos factores en el comportamiento de la inflación.

El caso iraní sirve de ejemplo para ilustrar cómo las sanciones financieras tienen impacto en la vida cotidiana de las poblaciones afectadas, en su acceso a productos de consumo y en la estabilidad económica general.

Si bien es cierto que las sanciones aplicadas contra la nación persa fueron hasta el extremo de su exclusión del sistema SWIFT (plataforma global que interconecta los pagos y transacciones de todos los bancos internacionales del mundo), no es menos verídico que Venezuela, aunque no esté en el papel, sufre una desconexión inducida de la banca occidental para la realización de pagos internacionales y una limitación de sus ingresos en dólares, tanto por reducción de ventas de petróleo al mercado estadounidense como por la imposibilidad de emitir deuda en ese mercado.

El 1° de julio de 2016 el especialista en conflictos financieros Jim Rickards conversó con Mike Hayden, otrora director de la Agencia de Seguridad Nacional y de la CIA hasta el año 2009, sobre la guerra financiera contra Irán. Hayden se refirió a las sanciones financieras como “Municiones Guiadas de Precisión”, haciendo un símil con un cohete de artillería de alta efectividad. En opinión de Rickards, “la congelación de activos reemplazaría a los misiles de crucero como una forma de desactivar a un enemigo”.

En medio de la conversación relataron los efectos de las sanciones financieras de EEUU contra Irán. Como el país se encontraba excluido de la banca internacional, tuvo que acudir a sus reservas de oro y al trueque para poder cobrar el petróleo y realizar importaciones esenciales. La sequía de divisas favoreció un mercado negro de divisas (un Dólar Today persa) que tiró al piso el precio de la moneda, causando corridas bancarias, hiperinflación y escasez de bienes importados. Estimaciones privadas situaron la inflación mensual en 69.9% durante los años más duros de las sanciones. El desempleo se disparó al 15% y otras variables como el precio de los alimentos y combustibles se vieron seriamente afectados.

El colapso económico se trasladó velozmente al suministro de combustible y servicios públicos, pues ninguna entidad iraní podía realizar importaciones mientras sus activos internacionales estuvieran congelados, además pesaba sobre el país un fuerte embargo comercial, militar, tecnológico y científico. El marco legal que dio el Consejo de Seguridad de la ONU durante 2006 y 2010 mediante resoluciones fue clave para la agudización de las sanciones.

Resaltan Hayden y Rickards que el mercado negro de divisas en Irán, por más intentos que realizó el Banco Central para preservar el precio de la moneda, había hecho perder la mitad del valor a la moneda iraní. Toda coincidencia con Venezuela es producto del dólar paralelo como arma financiera estadounidense.

Como si se tratara de un efecto espejo, las sanciones contra Irán y Venezuela han repercutido negativamente en las mismas variables económicas con un alto nivel de similitud.

Por ejemplo la inflación mensual (entre 40% y 50%) en el punto más duro de la guerra financiera contra Irán (2012-2013) alcanza un pico similar en Venezuela luego de la ronda de sanciones de la Administración Trump y la agenda de aislamiento financiero emprendida por la oposición venezolana durante el año 2017.

Fuente del gráfico: tradingeconomics.com

Un comportamiento similar ocurre con la variable del PIB. En 2012 Irán tocó el foso debido a las limitaciones impuestas para la venta de hidrocarburos y la depresión del comercio interno, igual Venezuela ha descendido en el tamaño de su economía durante estos últimos años producto de las sanciones financieras. En Irán el comportamiento de esta variable venía precedido por las sanciones económicas específicas, en cambio en Venezuela el factor clave es la caída de los precios del petróleo y la imposibilidad de emitir deuda un año antes de las sanciones. El factor de baja de los precios del petróleo también le pasaría factura a Irán más tarde.

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