por Katherine Frisk para The International Reporter
Hace poco más de un año contaba con muy poca o ninguna comprensión del cristianismo ortodoxo, la Iglesia Ortodoxa Rusa, su historia, o cómo se diferencia de la occidental. Debido en gran parte a la guerra en Ucrania quise obtener una comprensión más profunda del pueblo de Ucrania Oriental y de qué era lo que lo motivaba.
Habiendo visto numerosos reportes de la región me di cuenta de que, aunque la Unión Soviética, que incluía Ucrania, había pasado por un período de casi 80 años de total ateísmo, desde su caída había ocurrido un gran resurgimiento en el cristianismo y en el cristianismo ortodoxo en particular. La percepción occidental, aun después de 25 años, considera como ateos a los estados de Europa Oriental y Rusia, pero nada podría estar más lejos de la verdad.
La Ucrania como país no solamente está dividido por el idioma, o sea el ruso que se habla en el oriente y el ucraniano que se habla en el occidente, sino también por valores y creencias religiosas fundamentales que se remontan a por lo menos mil años. Pero para el propósito de esta entrevista no quería enfocarme en la Ucrania desde un contexto histórico, el cual puede leerse en:
Nacionalismo ucraniano – sus raíces y naturaleza
Quería comprender las creencias esenciales del cristianismo ortodoxo, cómo difiere del cristianismo occidental y porque estas diferencias deberían causar tanta acrimonia y conflicto a través de las generaciones desde la caída del Imperio Bizantino y la destrucción de Constantinopla, la Inquisición, Napoleón, la Primera Guerra Mundial, la Revolución Bolchevique (comunista), la Segunda Guerra Mundial y la actual situación en Ucrania. The Saker, quien ha venido compartiendo generosamente información sobre la situación en Ucrania Oriental por medio de su sitio en internet TheSaker.is fue tan amable de tomar tiempo para contestar estas preguntas.
Katherine Frisk (KF): Brevemente, ¿puedes, por favor, explicar los principios fundamentales del cristianismo ortodoxo?
THE SAKER: La manera más sencilla de explicar la Ortodoxia es decir que es la religión cristiana original. Un gran santo ortodoxo llamado Athanasios (siglo IV) dijo que la Ortodoxia es la fe “que el Señor dio, fue predicada por los Apóstales, y fue preservada por los Padres. Sobre esta fue fundada la Iglesia; y si alguno se separa de esta, ni es, ni debe ser llamado cristiano”. Otro famoso santo, Vincent de Lérins (siglo V) también escribió que solamente aquello “que ha sido creído en todas partes, siempre, por todos puede considerarse verdaderamente ortodoxo”. En otras palabras, para poder ser considerado ortodoxa, la enseñanza tiene que ser una en la que los cristianos — precisamente quiere decir todos los cristianos (no la opinión de un fulano de tal obispo, santo, patriarca ni grupo de personas) — han venido creyendo en todas partes del mundo, en todos los tiempos (eso es, desde los tiempos de Cristo y hasta hoy). Cualquier doctrina, enseñanza o dogma que no apruebe estas “pruebas de Ortodoxia” se considera como una innovación y está rechazado como una herejía (el término “herejía” no es un insulto, simplemente quiere decir “elección distinta”).
La ortodoxia cuenta con numerosos aspectos superficiales similares a los de las denominaciones cristianas occidentales, tales como el papado, la Iglesia Anglicana o los episcopados, pero en cuanto se excava justo debajo de la superficie de repente se descubre que tanto en términos de la fe como en la vida cotidiana el cristianismo occidental en esencia se ha convertido en una nueva y separada religión con muy poca conexión significativa con el cristianismo original de los primeros siglos. Esto es muy triste, puesto que Europa solió ser ortodoxa por aproximadamente mil años antes que el papado decidiera someter al planeta entero y demandar que toda la humanidad aceptara la hegemonía del papa. En la Iglesia Cristiana original, y en la Ortodoxia hoy en día, la noción de “unidad” varía mucho de la del papado. El papado es una organización única, encabezado por un solo “super-obispo” presuntamente infalible, a quien serle sumiso es visto como el criterio de unidad. En contraste, la Iglesia Ortodoxa no tiene ningún poder central, es una entidad completamente descentralizada que comprende la unidad no en un sentido burocrático/administrativo, sino como el resultado de tener la misma fe. Y eso, a su vez, da luz a una manifestación visible de unidad: recibiendo la Eucaristia de la misma copa.
En el sentido espiritual y cultural, la Iglesia Ortodoxa es más cercana a una cierta forma del Islam (Sufismo) e Hinduismo (Dvaita Vedanta) que al cristianismo occidental. En estos días la sociedad occidental ya no puede describirse como cristiana — en el mejor de los casos es postcristiana – pero si analizamos la historia del cristianismo occidental vemos que tiende a ser especulativa y escolástica. En contraste, la Ortodoxia es mucho más mística y ascética.
El siglo XX ha sido terrible para el mundo ortodoxo. No sólo murieron muchos millones de cristianos ortodoxos a manos de los comunistas, sino que también muchas iglesias autónomas locales fueron infiltradas por parte de agentes secretos de influencia (el estado bolchevique en Rusia y los masones en Grecia). Como resultado, ha aparecido una nueva pseudo-Ortodoxia que prefiero describir como un “Protestantismo del Rito Oriental”: de modo externo similar a la verdadera Ortodoxia, pero los valores y prácticas de estas denominaciones modernistas las colocan mucho más cerca de la versión moderna del cristianismo que del mundo ortodoxo tradicionalista o la Iglesia Cristiana original.
KF: Desde una perspectiva cristiana ortodoxa, ¿qué quiere decir para ti el conocimiento directo de Dios? En otras palabras, los papas van y vienen, las personas van y vienen, pero el conocimiento directo es eterno.
THE SAKER: En contraste a la teología especulativa y escolástica, la Ortodoxia toma literalmente las palabras de Cristo, quien dijo: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”. Sí creemos que la manera de obtener dicha limpieza del corazón consiste en dedicarse a una praxis de ascetismo para toda la vida (ayuno, oración, vigilia, réctitud, etc.) y en la inmersión total en la lucha espiritual multidimensional en contra de las patologías espirituales, mentales y fisiológicas provenientes de nuestra naturaleza pecadora. Dicho de forma simple: No creemos que la Iglesia sea un club para santos, sino más bien creemos que es un hospital para pecadores en el que los “doctores” “recetan” un “medicamento” espiritualmente que beneficia a los pacientes. Fíjate que no buscamos mortificar, ni de otra manera suprimir, nuestra naturaleza o carne humana, pero sí procuramos sublimarlas por reorientando nuestros impulsos hacia la meta correcta. La palabra “pecar” en griego quiere decir “errar el blanco”. Así que cuando pecamos, no enfurecemos a algún viejo vengativo sentado en una nube, sino que fallamos en alcanzar completamente nuestro verdadero potencial espiritual. Por consiguiente, nuestras prácticas ascéticas no están motivadas por un rechazo u odio de nuestra carne, sino más bien se dirigen a la recuperación del potencial total de nuestra verdadera naturaleza humana.
Aunque todos los cristianos ortodoxos se dedican a esta lucha espiritual diaria, sólo algunos han alcanzado completamente la meta de en realidad “ver” a Dios. Ahora, de inmediato te lo digo, la posibilidad de “ver” a Dios en realidad es absolutamente nula, pues Dios es infinitamente trascendente y, si lo quieres, “distinto” a nosotros por Su naturaleza, por lo que podemos ver son Sus “energías no creadas”. Este es un tema muy complejo que ha frustrado a los teólogos occidentales, entonces voy a sobre simplificarlo a groso modo diciendo que no podemos ver al propio Dios, pero sí podemos ver lo que Él “difunde”. Esto es lo que presenciaron los Apóstoles en Monte Tabor y lo que vieron los Profetas del Antiguo Testamento.
Pero para recibir dicha visión una persona tiene que comenzar adquiriendo el “espíritu de los Padres”, renunciar al mundo moderno y buscar “recibir el Espíritu Santo” (esta experiencia se describe vivamente en la famosa “conversación de San Serafín de Sarov con Nicolás Motovilov“).
Finalmente, creemos que Dios jamás nos ha “abandonado” — ¡y por consiguiente no vemos la necesidad de ningún Vicario de Cristo! Cristo no solamente nos dijo de manera explícita, “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”, sino también dijo, “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. (…) el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Creemos que la Iglesia no es una “organización” o “administración” del mundo sino que creemos que literalmente es el Cuerpo de Cristo lleno del Espíritu Santo. De ahí todos nosotros en la Iglesia estamos expuestos a la presencia de Dios, aunque en las dos personalidades de la Trinidad que Él se ha dignado mostrarnos: Cristo y el Espíritu Santo.
KF: ¿Qué papel desempeña el Libro de Apocalipsis en la Iglesia Ortodoxa?
THE SAKER: El Libro de Apocalipsis fue incorporado al canon del Nuevo Testamento relativamente tarde y con muchísima controversia. Es el único libro que no se lee en los servicios de la Iglesia Ortodoxa. Aunque no estamos conformes con la prohibición de libros o la división de la Iglesia entre una “Iglesia que enseña” y una “Iglesia enseñada” – sí entendemos el potencial absolutamente único de este libro de ser malinterpretado. Por lo tanto, aunque los cristianos ortodoxos lo leen tanto como lo estudian, normalmente se hace en estrecha conjunción con el estudio de las acreditadas interpretaciones patrísticas. De esta manera también estudiamos el Antiguo Testamento, especialmente el libro de los Salmos del Rey David. Con todo y eso, según mi experiencia personal la mayoría de los cristianos ortodoxos son bien versados en este libro y con frecuencia discuten sobre qué podría significar este o aquel símbolo, especialmente en el contexto de nuestros tiempos modernos.
KF: ¿Crees que esta percepción ortodoxa ha tenido algún impacto sobre la manera en la que Putin y el actual gobierno ruso se han comportado en años recientes … y que, a diferencia de occidente, el cual parece estar impulsado hacia algún tipo de escenario al estilo Armagedón, la percepción rusa difiere totalmente?
THE SAKER: Formalmente, Rusia es una democracia. Contrario a la propaganda occidental, las elecciones en Rusia han sido abiertas y justas (al menos bajo Putin, pues bajo Yeltsin no lo fueron), existe un sistema multopartidista y libertad de expresión, y la prensa es libre. En realidad, sin embargo, Rusia es mucho más similar a Japón, en donde debajo de un sistema formalmente democrático va prosperando un sistema mucho más tradicional. En Rusia el real centro de poder es el propio Putin y su base real de poder se encuentra en el pueblo. Podrías sostener que en este sentido Rusia es neo-monárquica. Ahora bien, el sistema de gobierno antes de la Revolución de 1917 fue herencia directa de la monarquía Ortodoxa Romana de Constantinopla/Bizancio. Aunque la Ortodoxia es apolítica, también queda claro que los cristianos ortodoxos consideran que la monarquía es el sistema ideal de gobierno aun si no siempre es posible contar con dicho sistema. En la tradición ortodoxa la monarquía y la Iglesia viven en medio de una “sinfonía de poder”, aquella reinando sobre el país y ésta encargándose del campo espiritual. Actualmente, argumentaría que la autoridad moral de Vladimir Putin es mucho más grande que su autoridad legal y por ende que Rusia ya cuenta con un gobernante cuyo poder se basa en la autoridad en lugar de un gobernante cuya autoridad se basa en el poder. Esto es monárquico, si así lo quieres, y en definitiva tradicional para Rusia.
El otro aspecto del etos ortodoxo que se presenta hoy en Rusia es el fuerte apoyo de un “estado social”, eso es, un estado de solidaridad social, en el que el bienestar común es el ideal más alto y la justicia social es un ideal que la mayoría del pueblo apoya.
Rusia de facto tiene una economía de mercado capitalista pero el ideal social definitivamente no sigue el modelo capitalista. La noción de que la suma de todas las avaricias individuales resulta en el mejor sistema posible (una suposición típicamente capitalista) no es compatible con la cultura rusa, aun si en gran medida sigue siendo la realidad de la sociedad rusa. Nuevamente en este aspecto Rusia es más cercana culturalmente a sus vecinos asiáticos que al occidente capitalista.
Cuando digo que el Libro de Apocalipsis fue adoptado “tarde” hablo como ortodoxo. Fue el siglo V. Para nosotros esto quiere decir “tarde”. Pero aún así queda medio milenio antes del nacimiento del papado.
Y sí creemos que va a haber un “fin de los tiempos”, y además muchos creen que muy pronto esto ocurrirá. Sin embargo creemos que podemos postergar los eventos descritos simbólicamente en el Apocalipsis a través de la oración, el ascetismo y nuestra lucha en contra del mal.
La secuencia de eventos descritos en el Libro de Apocalipsis no puede ser cambiada ni detenida, pero sí puede ser postergada. En nuestras vidas nos incumbe imitar a Cristo quien fue crucificado en Gólgota – eso quiere decir que aceptamos que el ser asesinados por otros por causa de nuestra fe es una verdadera posibilidad, o por medio de una persecución por parte de las potencias mundiales o por un arma nuclear de largo alcance. Y aunque todos queremos vivir, y no se nos permite procurar el martirio, también nos enseñan a prepararnos por él y aceptarlo si llegara el día. Vivimos por las palabras de Cristo, quien dijo, “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”. Así que nuestra lucha sigue siendo primeramente espiritual.
Para encontrar más acerca del Cristianismo Ortodoxo, Ucrania y Rusia, véase TheSaker.is
Fuente: thesaker.is
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