Un pronóstico de la evolución de los principales procesos que influirán en la situación de Rusia en 2015

Fuente: http://worldcrisis.ru/crisis/1844366

Mikhail Khazin

No he escrito una previsión para Rusia desde hace años. Principalmente, porque no tenía mucho sentido – nada había cambiado, las tendencias básicas seguían y no había cambios que resaltar. Hoy, la situación está cambiando. Esto requiere una nueva previsión.

No haré ningún análisis de las previsiones anteriores, ha pasado demasiado tiempo. Esta proyección se inicia desde cero (en oposición a la previsión de la economía mundial). Haré, sin embargo, referencia a determinados aspectos de las anteriores previsiones, ya que ahora es difícil echar mano a fuentes de hace más tiempo.

Comencemos con una descripción de la élite rusa. Las elites rusas surgieron durante el proceso de desintegración del último periodo de la sociedad socialista y representaron la resolución de dos tareas básicas, que fueron establecidas por grupos bastante poderosos de la población, desde el crimen organizado hasta la baja y mediana élite soviética. Estas tareas fueron: 1) lograr la completa eliminación de la responsabilidad del Estado hacia la sociedad y 2) asegurar la transferencia dinástica de su estatus y riqueza. La segunda tarea se logró mediante la introducción de la propiedad privada y la primera mediante la eliminación de toda institución que más o menos funcionase dentro del estado.

Desde finales de los 90, cuando se hizo evidente que el Estado no podía existir sin instituciones (lo que plantea el problema de la conservación de la riqueza obtenida en el proceso de privatización), la élite política sufrió un cambio. En particular, se adoptaron ciertas normas generales (por ejemplo, hubo un acuerdo para no apelar a la opinión pública para hacer frente a los conflictos intra-elite). Para la adopción de estas normas era necesario encontrar un árbitro, que no sólo pudiese resolver los problemas entre los diferentes miembros de la elite, sino que explicara cómo los activos de las elites podían gestionarse para su propio interés colectivo, y evitara que esos activos estuviesen siendo manejados en contra de esos intereses.

La búsqueda de este árbitro tomó algún tiempo, que, sin embargo, fue utilizado de manera efectiva – Se inició el proceso de introducción de las fuerzas de seguridad dentro de la élite. Esto no sólo estabilizó la estructura de la élite, sino que las fuerzas de seguridad “silovki” también se convirtieron en una herramienta que permitió el seguimiento y la aplicación del arbitraje. Finalmente, se optó por un árbitro, quien ya había resuelto problemas similares en la capital del crimen de los 90 de Rusia – la ciudad de San Petersburgo.

Él no se limitó a tomar las riendas del poder. Trajo el concepto del lugar de Rusia en el mundo, con el cual creció. Este concepto se encuentra en la historia, a finales de los años 50, si no antes. Este concepto es probable que haya sido introducido en la dirección soviética por Otto Kuusinen y principalmente articula el concepto de “convergencia”. La convergencia de las élites de Occidente y de la Unión Soviética. Antes de que Putin llegase al poder la élite rusa no tenía en cuenta el destino de Rusia – para ponerlo en términos más suaves, se veían a sí mismos en la posición de los Gauleiters de Occidente – el objetivo era robar más, entregar esos activos robados a Occidente para su custodia y repetir el proceso por el mayor tiempo posible. La élite actual de Ucrania son la personificación de aquellas élites. Putin cambió esto (en Rusia).

Cabe señalar que la desaparición de ciertos miembros de la élite como Berezovsky, Gusinsky y Jodorkovski no fue decisión personal de Putin – fue un consenso de la élite. Los que se negaron rotundamente a aceptar las reglas fueron expulsados de la élite. En general, esto se refiere a aquellos que, una vez eliminada la opresión del estado, se negaron categóricamente a subordinarse a los nuevos códigos, que aunque eran voluntarios tenían un ámbito muy restringido. Los otros miembros de la élite se mostraban muy disgustados con esa insubordinación, especialmente los que no tenían importantes medios de autodefensa, como los tres (troika) que mencione antes. De esta manera se logró el consenso de la élite.

Por otra parte, Putin utilizó el “Caso Jodorkovski” para darle un transfondo adicional – lo utilizó como una herramienta para forzar a los oligarcas de los 90s a pagar impuestos. En Ucrania, no había análogo al “caso Jodorkovski”. Los oligarcas allí no pagan impuestos. Los resultados son evidentes. Pero, aquí tenemos que hacer una digresión:

El ascenso de Putin al poder coincidió con la llegada al poder en los EE.UU. de la línea dura imperialista republicana de Bush hijo. Al poco tiempo, vemos la crisis del 11 de septiembre de 2001. Desde el punto de vista de la política interna estadounidense este fue el comienzo de la crisis económica. (Ya he dicho en repetidas ocasiones, y lo advertí el 10 de septiembre de 2001 en http://worldcrisis.ru/crisis/86502 que el gobierno de Estados Unidos era incapaz de reconocer los muy pobres resultados económicos de ese verano. Tenían que identificar razones externas para explicar tal situación) Bush verdaderamente necesitaba aliados, porque había implementado una política (la guerra en Irak) que no sería aprobada por la comunidad internacional.

Si Clinton consideró a la élite rusa contemporánea como unos salvajes ignorantes quienes aceptarían canicas y piedras a cambio de firmar cualquier tratado, (el “Sajalín-2” es un ejemplo), Bush estuvo dispuesto por un tiempo a conceder algunos derechos a Putin y Rusia – Tenía otras prioridades. Su comprensión y la de Putin de los problemas energéticos mundiales eran similares. Jodorkovski y sus intrigas chinas también irritaban a Bush. Así que Putin recibió por un período “carta blanca” no sólo dentro, sino también, hablando en términos relativos, fuera de Rusia. Sin embargo, su actividad de política exterior estuvo estrictamente limitada – Como lo dijo una vez la Secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice: “Los intereses de Rusia terminan en sus fronteras.”

Durante dos mandatos, Putin presidió en base a un consenso de la élite rusa en torno a la idea de convergencia y luego felizmente renunció a su cargo. “Trabajé como un galeote” – no es una licencia poética, sino una comprensión real de la situación: el gerente contratado, que ha trabajado durante dos mandatos, ha decidido retirarse. Llevó a cabo audiciones dentro de la élite y eligió a un liberal de los servicios de seguridad, Medvedev, que asumió la presidencia. Entonces empezaron los problemas.

Estos problemas estuvieron relacionados con la economía. La crisis de 2008 resultó ser muy desagradable para la élite. La élite no pudo lidiar inicialmente con ella (sin responsabilidad de dirección es imposible, y la responsabilidad se hizo a un lado con mano de hierro). Los flujos financieros se redujeron drásticamente, y en consecuencia, el papel del arbitraje aumentó de forma dramática – Medvedev claramente no estaba a la altura. La mejora observada entre 2009 y 2011 fue, insuficiente y, como resultado, la élite le pidió a Putin que volviera. Más precisamente, parte de la élite.

Había una parte que era celosamente colaboracionista (dirigida y coordinada por Voloshin y Yumashev). Incluso la idea de convergencia les parecía demasiado independiente y se negaron rotundamente a tomar cualquier responsabilidad por cualquier cosa en el país. (En particular, estaban bastante satisfechos con ejecutar las instrucciones del FMI determinando la política económica del gobierno). Ellos no querían que volviera. Organizaron el llamado proceso de “empantanamiento”, cuyo objetivo era poner en duda los resultados de las elecciones presidenciales.

Como sabemos, el proceso de “empantanamiento” no tuvo éxito. Putin no solo regresó a la política, sino que volvió con un mandato completamente diferente al de 2000. Entonces tenía un mandato de la élite, el de ser un gerente temporal que no podía cambiar fundamentalmente las reglas. Hago notar que no estoy hablando sobre sus deseos personales – solo sobre sus posibilidades. Después de 2012, la situación cambió radicalmente – Putin recibió un mandato del pueblo y ahora tiene el derecho de hacer cambios fundamentales.

La necesidad de estos cambios es urgente. Los refiero a un análisis de Andrei Fursov publicado hace unos años. El hecho es que Rusia en su historia se ha visto, en varias ocasiones, en una situación muy difícil cuando una urgente necesidad de modernizar choca con una categórica falta de voluntad de algunos miembros del grupo dominante para llevar a cabo tal modernización. La estructura del Estado ruso heredado del Imperio Romano, la del Imperio Bizantino (ver http://worldcrisis.ru/crisis/1817898), es una en la que el jefe de estado actúa como protector del pueblo contra la elite gobernante. De ello se deduce que un gobernante legítimo tiene que, a cualquier precio, implementar modernizaciones. A través de los siglos tal experiencia se ha acumulado.

La primera modernización fue en el siglo XVI. Europa Occidental ya ha tomado una decisión. El financiamiento se legalizó con lo cual comenzó la construcción del capitalismo, la era del progreso científico y tecnológico. Tenemos la misma oligarquía conservadora, a la que nos referiremos aquí de manera genérica como Rurikistas, quienes limitan seriamente cualquier intento de modernización. Esta es la causa de Iván el Terrible y sus purgas para presionar a las élites. Hago notar que para la gente él sigue siendo una figura progresista. Esto está en línea con el estándar bizantino.

No se completaron las reformas de Iván el Terrible. Boris Godunov casi las terminó (fue, según muchos historiadores, el administrador más sobresaliente que ha liderado Rusia), su muerte interrumpió las reformas y Rurik se vengó. Por cierto, yo no descarto que la elección de Mijail Romanov al trono fuese el resultado de una posición común en la sociedad rusa tras un breve reinado de Basilio Shumsky: cualquiera lo hará, pero no Rurikovich.

Las reformas de Iván el Terrible fueron finalmente aunque parcialmente completadas por Pedro I. El proceso en sí se retrasó y se culminó con mucha prisa. Las condiciones eran tan graves que la población de Rusia disminuyó. Pedro, por si mismo, entró en la memoria nacional como el Anticristo.

La vez siguiente en que surgieron problemas fue durante la segunda mitad del siglo XIX. También en este caso el oponente principal al cambio fue el grupo dominante feudal (los “grandes duques” convencionales), lo que llevó a las revoluciones de febrero y octubre de 1917. La revolución no pudo completar la modernización por lo que el tema volvió a aparecer a principios de los años 20 del siglo pasado. Aquí, los opositores conservadores a las reformas fueron los “viejos bolcheviques” quienes querían disfrutar de la vida y no sacrificarse por el país. Stalin aparece aquí como líder (es en el proceso de reforma, donde se convierte en uno de nuestros líderes más sobresalientes) y su modernización fue todo un éxito. Vuelvo a remarcarlo, al mismo estilo bizantino, un líder con el pueblo contra la élite.

En los años 80 el problema reapareció. En teoría, la modernización debería haberse llevado a cabo de acuerdo a la tradición bizantina, es decir nombrar a un líder que, apoyado en el pueblo, habría combatido las fuerzas del conservadurismo y derrotase a la mafia de la nomenklatura y el comercio. Los recursos estaban disponibles, si vemos la experiencia de Bielorrusia durante los últimos 20 años. En su lugar hubo una revolución en la cual la nomenklatura llegó al poder. El primer secretario de la unión de repúblicas acordó la división del país y ya conocemos el resto.

Si el proyecto de la elite global “occidental” hubiese implementado sus planes como estaba escrito en los 80s – 90s, no habría ningún problema. Tarde o temprano, Rusia se subordinaría. Pero la crisis comenzó (las razones de esta, de acuerdo con nuestra teoría, están descritas y las pueden leer en la Web: http://worldcrisis.ru/crisis/1060229), y como resultado nos heredó una configuración geopolítica bastante compleja, que no es fácil de entender. Voy a empezar ahora con la previsión del principal conflicto interno ruso.

La élite rusa moderna consiste de tres grupos principales. El primer grupo, la familia liberal, cuyos líderes, convencionalmente, son Voloshin, Yumashev, Chubais y Kudrin. Constituyen los oligarcas de la primera generación, quienes recogen los beneficios de la privatización, la evasión fiscal, la corrupción y el saqueo. Se les conoce como – “liberales”. Su principal problema es que sus negocios son deficitarios y su capacidad para aprovechar el presupuesto del estado para obtener un trato preferencial está disminuyendo. Unido a esto, la lucha por los recursos que han permanecido en el país es cada vez más dura y el dinero es cada vez más difícil de lavar de forma constante en Occidente. Parecen tener las siguientes opciones a) tener un conflicto con Putin para volver la situación en los años 90. En este caso Rusia vuelve a un papel de “Gauleiter” occidental; b) tratar de “exprimir” a grupos alternativos; c) Abandonar Rusia y huir a Occidente. La probabilidad de esta última opción disminuye cada vez más, ya que occidente ha demostrado en repetidas ocasiones que los oligarcas rusos no pueden ser figuras importantes en occidente. Con pocas excepciones, son hombres de negocios incompetentes y cualquier emigración probablemente terminará en pobreza.

Este grupo controla casi completamente las políticas económicas y financieras del país, con su componente burocrático casi directamente “bajo el cuidado pastoral” de la élite financiera mundial (a través del FMI). Hago notar que la élite financiera mundial es sólo una parte de la élite del proyecto global “occidental”, pero esta parte durante los últimos 100 años (después de la creación de la Reserva Federal) ha jugado un papel dominante en la determinación de la política financiera y económica. Los “Liberales” en Rusia son, por principios, opositores a cualquier desarrollo (ya que esto es contrario a los intereses del proyecto de la élite de “Occidente” y es casi seguro que llevará a la marginación de este grupo de la élite gerencial), y han dejado desde hace tiempo de tener una agenda política. Esto es evidente cuando miramos el próximo Foro Económico de Krasnoyarsk: http://worldcrisis.ru/crisis/1839439.

El segundo grupo – los servicios de seguridad y los oligarcas de la segunda generación de la década del 2000. Ellos no tienen líderes visibles en sí, más bien, parece que hay una dirección colectiva compleja. También tienen varias opciones. En primer lugar, pueden presionar a los oligarcas “liberales” y hombres de negocios, transformándolos en refugiados políticos, buscando protección en Occidente. Esta protección tiende a ser limitada y depende de la actividad política (Jodorkovski). Esta no sería una estrategia a largo plazo.

La segunda variante sería el establecimiento de una autosuficiencia nacional rígida y la transformación de Rusia en un estado totalitario. En cierto modo, esto es la intensificación de la primera versión. La idea aquí es que si a Occidente le espera una total crisis, lo más importante debe ser sobrevivir hasta que esto suceda. Los “liberales” son, con mucha razón, sospechosos de representar los intereses de Occidente. Así que, los liberales deben ser removidos del poder lo más rápido posible porque debilitan a Rusia ya que apoyan programas para mantener la hegemonía del dólar y del FMI.

Este programa es progresivo en la medida en que intercepta los flujos financieros de los “liberales” (que duplica más o menos sus recursos), como parte de los intereses de grupo y la intensificación de la modernización económica en la industrialización de la preguerra. De donde provienen estos recursos y quién implementará los programas adecuados no está claro. Sin embargo, una cosa está clara – Los “siloviki” no pueden, por sí solos, ejecutar los programas adecuados. Ellos necesitan más apoyo. Tendrán que crear, a partir de cero, una élite gerencial del país a todos los niveles. Esto se hizo en los años 30.

El tercer grupo, que no debería ser subestimado, son las élites regionales, principalmente nacionales. Ellos ya no quieren poner en práctica un programa al estilo de los años 80 para la separación del país (ya que han visto los resultados de las reformas en las antiguas repúblicas soviéticas), y en este sentido están dispuestos a apoyar cualquier poder de línea dura en Moscú. En teoría, son más proclives a apoyar a los “siloviki” (porque los “liberales” amenazan con colapsar el país y crear inestabilidad), pero por el contrario lucharán desesperadamente por los privilegios y el acceso a los fondos públicos. En cualquier caso, este grupo es un jugador importante en un país en proceso de construcción de un sistema de pesos y contrapesos.

Todas las demás fuerzas en Rusia (“izquierda”, monárquicos, nacionalistas rusos y así sucesivamente.) están fuertemente marginados y son incapaces de fortalecer su posición. La única excepción son las fuerzas patrióticas, que han ganado en fuerza después de los acontecimientos en Ucrania. Ellos aún no han designado líderes reconocidos, pero en el nivel secundario los “siloviki” (y en la juventud de los “liberales”) han llegado a ser mucho más fuerte. Si la situación económica del país se deteriora con fuerza y rapidez, este grupo podría producir un nuevo discurso, lo que podría influir en la configuración política del país.

La situación es aún más complicada en el resto del mundo. El “caso Strauss-Kahn” dividió a la élite financiera mundial y ha puesto en peligro el destino de todo del proyecto global “occidental”. El hecho es que, de acuerdo con nuestra teoría del desarrollo capitalista, los recursos para el desarrollo se han agotado. Como resultado, el proyecto de “El Occidente” ya no es compatible con un programa político en positivo. Esto conduce a un fuerte aumento en el sentimiento anti-estadounidense en todo el mundo y vemos que llegó al poder, en diferentes países, una contra-elite opuesta explícitamente a los EE.UU. A pesar de que, en teoría, no están intentando destruir el sistema existente, como los recursos para la redistribución de los flujos financieros desde los Estados Unidos ya no están disponibles, les resulta difícil avanzar, especialmente dada la aceleración de la crisis económica.

En realidad, la élite del proyecto “occidental” está dividida en pocos grupos, que están en una competencia bastante dura entre sí, ya que por las consecuencias de la crisis, no todos tienen su parte del “botín” garantizada. Hay básicamente tres grupos. El primer grupo son la parte de la élite que no puede abandonar el actual sistema financiero, basado en la oferta de dinero. Estos son los grandes bancos y las instituciones financieras, la burocracia mundial tanto financiera como política, de las élites de los estados nación (pero no el de los Estados Unidos). Su situación es muy mala, sobre todo porque les fue imposible colocar a su hombre (Larry Summers) al frente de la Reserva Federal. Quiero hacer notar que este grupo controla el grupo de gestión “liberal” de Rusia, a todos los funcionarios del gobierno, el Banco Central, los grupos de expertos cercanos a la Escuela Superior de Economía de la Escuela de Economía de Rusia y el Instituto Gaidar – son representantes de este grupo. Pareciera que no tienen mucho peso.

El segundo grupo es el que está conectado a la élite nacional de Estados Unidos. Podemos decir que tienen dos proyectos concretos, “el programa maximalista” y “el programa minimalista”. El maximalista intenta implementar la creación de una zona de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, hundiendo al resto del mundo en un total caos. Este programa (convencionalmente puede ser descrito como “la ciudad en la colina”). En teoría, esto mantendría el nivel de vida del medio billón de “oro” (Estados Unidos y varios países de Europa Occidental) y la dominación de la élite mundial del Proyecto “Occidental”.

La principal ventaja de este escenario – a expensas de los residentes más ricos de la UE, se mantendría la “clase media” de los Estados Unidos, que a su vez se mantiene el modelo socio-político de los Estados Unidos. Si eso no funciona, hay una alternativa.

Si este proyecto no se realiza (tengo mi propia opinión al respecto, pero este no es el momento para hablar de ello), la opción sigue siendo el derrumbe de las áreas monetarias del mundo, incluyendo el dólar, liderado por los EE.UU., y el EURO, incluyendo Europa Occidental. Esto dará lugar inevitablemente a una seria degradación tecnológica y a una enorme caída de los niveles de vida. Esta situación debe evitarse.

El tercer grupo es esa parte de la élite financiera mundial (reitero, la parte más grande y rica de la élite del proyecto global “occidental”), que no está directamente relacionada con los Estados Unidos. Su base – el sector financiero del antiguo imperio británico, que generalmente se asocia con el nombre de Rothschild. La evidencia indirecta sugiere que el objetivo principal de este grupo – es simplemente colapsar el mundo en bloques comerciales, con este grupo convirtiéndose en el sistema de compensación entre ellos. Este grupo no apoya la opción de la “ciudad en la colina”, ya que su posición se debilitaría drásticamente. Es por esta razón que este grupo está buscando contactos entre los “siloviki” en Rusia y apoyando activamente las acciones encaminadas a la creación del sistema financiero rublo y la integración eurasiática – es decir, la creación del rublo como moneda de reserva.

Sobre la base del alineamiento descrito anteriormente hemos cubierto casi todas las tendencias que tienen lugar en Rusia. Los “Liberales” han llevado a la economía rusa a la crisis. La recesión realmente comenzó a finales de 2012. Sin embargo, el sistema financiero mundial necesita recursos. (El flujo de liquidez por parte de los burócratas estadounidenses se ha reducido gradualmente hasta llegar a cuentagotas). Por ello, el Banco Central y el Gobierno ruso (El Ministerio de Hacienda, en primer lugar) continúan alentando activamente la fuga de capitales, incrementando las reservas en dólares (a pesar de estar conscientes del hecho de que hay una buena probabilidad de no obtener el dinero de vuelta).

Sin embargo, tienen mucho miedo de ser expulsados del poder ya que no tienen otros recursos presupuestarios y administrativos alternativos. En este caso, perderán todos sus activos en Rusia durante un año o dos, pero en Occidente, en ausencia de apoyo de Rusia, serían marginados por varios años.

Desde el punto de vista de los intereses nacionales (y la posición del hombre con el mandato popular), Putin debería haber sacado a los liberales hace mucho tiempo. ! Su actitud hacia los decretos de “Mayo” lo dejó claro! Sin embargo, hay un elemento de conveniencia política aquí en que sólo hay dos centros activos en el poder. Por lo tanto, la eliminación de los “liberales” automáticamente haría a Putin completamente dependiente de los “siloviki”. Eso, automáticamente, le priva de la libertad de movimiento, con lo cual probablemente entraría en conflicto con el cumplimiento de su mandato popular.

Creo que esto es por lo que Putin no ha sacado a los funcionarios “liberales” dado su franco sabotaje. El despido de los “liberales” en realidad indica una fuerte escalada de la línea anti-estadounidense, la llegada al poder de la contra-elite y la confrontación abierta con los Estados Unidos. Tenemos claro que no estamos preparados para esto – sobre todo económicamente. Hay una amenaza real de sanciones y tenemos terribles debilidades en nuestra economía. Incluso no tenemos ningún grano de semilla, no hay criaderos de animales, incluso no hay huevos para renovar nuestros depósitos de incubación. En tal situación cualquier movimiento repentino puede conducir a la crisis.

En los últimos años la situación que hemos descrito, en la cual los “liberales” y los “siloviki” han luchado por la supremacía administrativa, obteniendo victorias menores, ha sido estable en general. El nivel de conflicto se intensificó de forma continua, por razones de presión externa (Ucrania), y porque el tamaño del botín comunal de las élites se redujo. Hago notar que este consenso creado en los años 90 por el proceso de privatización y la destrucción del sistema soviético (incluyendo judicial y militarmente) incluyó sólo a los liberales. Sin embargo, los “siloviki” encajaron perfectamente en el sistema y lo apoyaron. En realidad, en este sentido, la tarea de la modernización, que enfrenta la sociedad (y tal vez Putin) no es muy diferente en absoluto de los problemas que Iván el Terrible, Pedro I o Stalin tuvieron.

Los problemas de Ucrania durante el año pasado exacerbaron drásticamente estas contradicciones – y transformaron las condiciones del lento proceso presenciado en los últimos años (por eso ya no escribía previsiones para Rusia). Hoy en día, hay algunos escenarios, que sería prudente enumerar.

En primer lugar, los acontecimientos en Ucrania han afectado seriamente la posición política de los “siloviki”. Anteriormente no adoptaban ninguna posición firme con respecto al mundo exterior. Ellos, en general, estaban de acuerdo con el discurso de los “liberales”. El desacuerdo estaba sólo en que posición adoptar para negociar con la élite del proyecto “Occidental”. Ahora vemos varios “bandos” diferentes claramente definidos. Esto da lugar a la posibilidad de que en lugar de un sistema de los “siloviki” – “liberales” equilibrado por los “regionales”, pueda construirse otro sistema de controles y equilibrios. Dentro de las fuerzas de seguridad hoy podemos distinguir a los patriotas-monarquistas , con menor claridad a los “nuevos liberales”, y finalmente, a los emergentes, hay un partido de renovación socialista. Este último está apenas en proceso de formación, pero en el contexto de los Monarquistas quienes en forma seria intentarían restaurar la monarquía (e incluso traer de vuelta a los Romanov), la renovación socialista como tendencia puede aumentar seriamente su tracción.

Como suele ser el caso, la consolidación de éstos partidos políticos contrarios entre sí se produce debido a factores externos. Los “patriotas-monarquistas” son guiados por la antigua élite de la Europa Occidental continental, que está claramente tratando de vengarse del proyecto “Occidental” por la derrota en la Primera y Segunda Guerra Mundial. En algunos lugares, incluso disfrutan de éxito político (Hungría) y el comportamiento de este país indica claramente a quien ven como un aliado estratégico. Al mismo tiempo, los “patriotas-monarquistas,” contemplan un modelo económico de Rusia estrictamente autárquico. No siempre apoyan una fuerte integración con los países no eslavos. Los nacionalistas rusos juegan un papel importante en este caso, el cual, cambia, dependiendo de a quien ven como socio en Europa Occidental.

Los “nuevos liberales” cuya formación es aún más difusa que la de los “patriotas” tienen como principal socio – a los propios “Rothschild”, mencionados anteriormente. Su política es la de una amplia integración euroasiática (Una unión monetaria completa, un sistema autónomo de la división del trabajo con un mínimo de 500 millones de consumidores), la creación de una zona monetaria del rublo, en estrecha colaboración con los líderes de otras zonas monetarias, incluyendo a los “aislacionistas” americanos que pueden llegar al poder en los Estados Unidos en las elecciones de 2016. Notemos que ambos grupos el primero y el segundo se oponen al proyecto global “occidental” de la “ciudad en la colina”.

También hay diferencias importantes entre ellos. El primer grupo apoya el rol de la religión ortodoxa, lo que limita (pero no interrumpe!) la integración euroasiática más allá de los países puramente eslavos y limita, en cierta medida, la coordinación con los líderes actuales del proyecto “occidental” con límites similares a la interacción con China. El segundo grupo es mucho más pragmático, cooperando activamente con parte de la élite del proyecto “occidental”, así como con China (en la actualidad, con grandes ganancias). Ellos no “adoran” a la Iglesia Ortodoxa Rusa, la ven como demasiado conservadora e inflexible, sin negar su rol consolidante. Destacan claramente el papel de los países no eslavos dentro de la integración euroasiática (Turquía, Asia Central). Consideran seriamente la posibilidad de trabajar con una serie de países islámicos. Pero ambos grupos tienen un problema crítico que en un futuro próximo, dependiendo de como se adapten y las posiciones políticas que adopten, se volverá fundamental. Tienen una visión constructiva de la sociedad opuesto al modelo social, construido en Rusia durante los años 90. La sociedad claramente no lo acepta, lo que explica los índices de popularidad de Stalin (que es asociado con la idea del poder subordinado a la sociedad) y Putin. Por otra parte, en el caso de estos últimos ha habido una serie de graves errores de cálculo por parte de Occidente. Construyeron la dicotomía de Jodorkovski y Navalny como “padres de la democracia rusa” vs el “verdugo manchado de sangre” Putin, que se tradujo en un apoyo de 90 por ciento de la población a Putin.

Además, los problemas económicos no se limitan a Rusia, sino que están presentes también en otros países que deben ser incluidos en la “Zona Eurasiática”. Se necesita una nueva narrativa que pueda compensar la competencia económica implícita en los procesos de integración. Me parece que el elemento clave aquí podrían ser las ideas del socialismo. Por otra parte, ante la caída de los niveles de vida, estas ideas inevitablemente se manifiestan más. Hasta el momento no hay prácticamente ningún grupo político que sea capaz de articular un programa en este sentido.

Lo que falta es terminar de describir de forma general los grupos que van a interactuar entre sí en 2015. Me parece que la consolidación de estos grupos será el factor determinante de la situación en el país el año próximo. Aquí voy a cubrir algunos de los puntos más importantes.

En primer lugar, Putin no va a remover al liderazgo “liberal” en el gobierno y el Banco Central, mientras las divisiones mencionadas entre los “siloviki” permanezcan sin formar bandos distintos. El primero ya ha sido establecido. Si el Ministerio de Defensa se fortalece aún más, entonces se convertirá en un punto focal del grupo que incluirá a representantes de otros cuerpos de seguridad. El segundo grupo debería formarse como un proyecto puramente político. Su potencial electoral debe materializarse a través de una crítica severa a la privatización y la corrupción de las políticas liberales. Deben buscar la cooperación con los “Rothschild” y los aislacionistas norteamericanos. Hay razones de peso para que sus esfuerzos sean apoyados por estos grupos en la élite mundial, que, por cierto, podrían convertirse en la base para el levantamiento de las sanciones contra Rusia.

Permítanme repetir: creo que la oportunidad de remover del gobierno a los “liberales” no aparecerá hasta que se establezca un partido de “nuevos liberales” y sea capaz de presentar su visión económica al país.

En cuanto al rumbo socialista, este debe ser presentado a la sociedad por el propio Putin. Creo que abandonar la tradición bizantina de la política entre el jefe de Estado y el pueblo sería estúpido. (Históricamente ninguna otra tradición ha sido exitosa). En realidad, los decretos de “Mayo” pueden haber estado moviéndose hacia esa dirección. Sin embargo, habiendo dado el primer paso, Putin no dio el segundo. Sin embargo, esta dirección le permite obtener un apoyo real de la sociedad, no en las encuestas, sino en la implementación de programas de desarrollo. Las élites regionales apoyarán este camino (de forma limitada). Lo más importante aquí es que sólo esta dirección permitirá que la autoridad de Rusia en el mundo, incluyendo el mundo islámico aumente. Quiero hacer notar que en los procesos actuales para mejorar la credibilidad de Rusia y Putin en lo personal (que causa júbilo en nuestros controlados medios de comunicación) se ve el renacimiento del fantasma de la URSS como una alternativa al proyecto “occidental” de globalización.

Como escribí anteriormente, el proyecto “occidental” en la actualidad no tiene un programa progresista, pero tampoco hay un programa progresista en nuestro país. Y sin un programa de este tipo, la alternativa es una lucha banal por los recursos, en la que no tenemos prácticamente ninguna posibilidad de éxito. Si no existe una narrativa acerca de los valores progresistas y una agenda política en positivo, ellos no tienen ninguna posibilidad. El papel de los recursos caerá precipitadamente… Y en ese caso tendremos no solo una oportunidad seria sino muy seria.

Terminaré con lo siguiente. Esta previsión a resultado bastante relativa: los puntos clave creo que son la aparición de un partido de “nuevos liberales” seguido por la eliminación del partido “liberal” en Rusia, no sé cuándo va a suceder. No hay certeza de que vaya a ocurrir incluso este año. Mientras que los “liberales” estén en el poder la crisis continuará al igual que la sanciones contra nosotros. Además, no está muy claro para cuando Putin comenzará a construir abstracciones de gobernanza socialista (al menos parciales). Me parece que si él no lo hace, su muy frágil consenso en algún momento se deteriorará rápidamente y tendrá que irse. En este caso, hay el suficiente grado de confianza como para predecir que la situación va a ir potencialmente fuera de control.

En general, pido disculpas a los que deseaban datos precisos sobre el gasto presupuestario, el rublo, y así sucesivamente. El grado de incertidumbre es demasiado alto. Sólo se puede hablar de los procesos básicos y los agrupamientos. He tratado de describirlos.

M.Khazin, Enero-Marzo 2015, Moscú

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