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El fraudulento “experimento” del arroz dorado de la Universidad de Tufts en China

Por Larry Romanoff – 17 de septiembre de 2020

Traducción: AIX

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El Departamento de Agricultura de los EE.UU. en colaboración con el ejército de los EE.UU. tomaron la Universidad de Tufts como instrumento con el pretexto de realizar unas inocentes investigaciones sobre salud alimentaria, para llevar a cabo un experimento ilegal, deplorable y fraudulento con armas biológicas sobre niños de origen chino sin su consentimiento. Esto es parte de esa historia.

Muchos grupos han experimentado con la tecnología de la manipulación genética, insertando ADN foráneo en diferentes  semillas. Hubo un caso en Canadá, en el que un departamento del gobierno descubrió un gen “anticongelante” contenido en la sangre de los peces que viven en las aguas del Ártico y que les permite sobrevivir en aguas de temperaturas inferiores a cero. Los científicos insertaron este gen en varios cultivos de trigo canadienses, lo que permitió que el trigo soportara temperaturas de congelación sin sufrir daños. En otra ocasión, un laboratorio de investigación americano insertó genes de luciérnagas en plantas de tabaco, produciendo un campo de tabaco que brillaba en la oscuridad. Estos ejemplos pueden parecer inofensivos, pero otros lo son mucho menos.

El Departamento de Defensa de los EE.UU. ha invertido enormes sumas en investigación dirigida a insertar genes letales en semillas de cultivos modificados genéticamente, incluyendo la viruela, los virus de la gripe aviar y la gripe porcina, la peste, el SIDA y muchos más. Como arma militar, esta ciencia no tiene precio. ¿Por qué involucrarse en una guerra a tiros cuando Monsanto puede venderles arroz, maíz y soja que contienen viruela y el virus H5N1? Una vez que la semilla es cosechada y pasa al suministro de alimentos de la nación podría, en pocas semanas, exterminar al 50% o más de la población sin haber disparado un solo tiro y sin riesgo para el agresor. He visto documentos militares de los EE.UU. que incluso incluían un gráfico de “coste por muerte”, demostrando que las semillas son mucho más baratas y efectivas que las bombas en la búsqueda de la dominación militar. En el informe también se señalaba que

“Las armas genéticas también pueden ser dispersadas de muchas maneras utilizando insectos o bacterias infectadas por virus o insertadas en semillas modificadas genéticamente, etc. Estas armas son difíciles de detectar e identificar, y un tratamiento o una vacuna puede tardar años en desarrollarse.” (1)

No son pocas las pruebas que señalan que las semillas modificadas genéticamente fueron concebidas, financiadas y desarrolladas por el ejército de los EE.UU., junto con el Departamento de Agricultura de los EE.UU. (USDA), para su posible uso como arma biológica o, más concretamente, como sistema de distribución de armas. La capacidad de insertar patógenos en semillas modificadas genéticamente es actualmente indiscutible, constituyendo una parte significativa dentro de los programas de desarrollo de guerra bioquímica del ejército de los EE.UU. (2) Una pregunta que nadie parece haberse planteado es por qué, durante más de 50 años, el Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de los EE.UU. (AMRIID) ha formado parte de los notorios laboratorios de armas biológicas del ejército de los EE.UU. en Fuerte Detrick, Maryland, con el pretexto de investigar enfermedades “infecciosas”. Esta fue la fuente del ántrax armificado del ejército de los EE.UU., además de otros muchos patógenos.

Todo el programa americano del Arroz Dorado fue financiado por el ejército de los EE.UU. a través del USDA, un departamento conocido por cooperar frecuentemente con el ejército de los EE.UU. especialmente en la producción y el desarrollo de armas biológicas. El USDA no sólo estaba muy involucrado en la financiación de la investigación sobre el arroz dorado, sino que también cultivaba clandestinamente sus propias cepas indocumentadas de este arroz modificado genéticamente en sus propios sistemas hidropónicos, cepas que posteriormente fueron probadas en poblaciones desconocidas. Los peligros de las semillas modificadas genéticamente para uso militar fueron reconocidos hace décadas. En 1998, la revista Time publicó un artículo que detallaba cómo la búsqueda mundial de material genético podía ofrecer notables aplicaciones militares. (3) (4)

  • Vitamina A

La vitamina A no es una sola cosa, sino un gran grupo de elementos nutricionales relacionados que incluyen retinoides y carotenoides, retinol, ácido retinoico y componentes como el β-Caroteno (beta-caroteno). Entre los alimentos con alto contenido en vitamina A encontramos las batatas, las zanahorias, las verduras de hoja oscura, los pimientos, el pescado, el hígado y las frutas tropicales. Muchos de estos alimentos forman parte de la dieta diaria en China, y no requieren de suplementos artificiales; por lo que la mayoría de los ciudadanos chinos obtienen todo lo que necesitan simplemente siguiendo su dieta habitual.

Como la mayoría de las vitaminas, la vitamina A es esencial para la salud del cuerpo, pero ésta es única en muchos aspectos ya que su presencia afecta al sistema inmunológico y al funcionamiento genético del cuerpo. Regula la transcripción genética, lo que implica romper los vínculos y separar las dos cadenas del ADN del cuerpo y recombinar y empalmar los núcleos de las células, por lo que desempeña un papel fundamental en el funcionamiento de éstas. Ciertas partes de la vitamina A y sus compuestos relacionados son utilizados como medicamentos para modular las funciones genéticas del cuerpo. Esto no es algo trivial, ya que se trata del objeto de estudio de gran parte de la investigación de la más alta tecnología biológica en la actualidad. También es cierto que, si bien incluso las dosis masivas de otras vitaminas pueden no ser perjudiciales, el exceso de vitamina A es tóxico para el cuerpo humano, especialmente para las mujeres embarazadas, y dadas sus extraordinarias funciones genéticas en el ADN y sus efectos en el sistema inmunológico del cuerpo, no es una sustancia química que se deba tomar en exceso ni en defecto.

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