Las Ciudades más Seguras del Mundo
Por Larry Romanoff, 2 de Diciembre, 2019
Traducción: PEC
Hay ocasiones en las que los americanos quieren publicar una lista que demuestre su innata superioridad moral sobre el resto del mundo, pero dudan, porque las mentiras son demasiado grandes incluso para ellos y les expondrían a un ridículo ilimitado.
En estos casos, hacen que un amigo haga su trabajo por ellos, dependiendo de la referencia de una tercera parte muy apreciada en un intento de hacer la hipocresía más aceptable. En esta ocasión, recurrieron a los servicios de la llamada “Unidad de Inteligencia” de la revista The Economist para elaborar una lista de las ciudades más seguras del mundo. Los resultados deberían sorprenderle incluso a usted, ya que lugares como Chicago, Washington, Nueva York y Los Ángeles se sitúan en los primeros puestos. (1)
La metodología era, como mínimo, innovadora. Para la mayoría de nosotros, una ciudad segura es aquella en la que estamos a salvo; eso significa seguridad personal, con poca o ninguna probabilidad de experimentar los acontecimientos normales de la vida cotidiana en los Estados Unidos, que incluirían ser asaltado, asesinado, violado, apuñalado, incriminado por el FBI o muerto a tiros por la policía.
Pero las ciudades americanas no pueden competir en estas estadísticas, así que, con la ayuda de sus amigos del Reino Unido, diseñaron nuevas estadísticas en cuatro categorías, a saber, seguridad digital, seguridad sanitaria, seguridad de las infraestructuras y seguridad personal, cada una de ellas con un 25% de la clasificación total. Así que ahora recibir un disparo de la policía en Nueva York o ser apuñalado por uno de los 400.000 atracadores de Chicago o Washington asume la misma importancia que perder la tarjeta de crédito o tropezar en la acera. Echemos un vistazo rápido.
La Seguridad Digital está relacionada con los “equipos de ciberseguridad” de una ciudad, sea lo que sea que eso signifique, probablemente el grado en que la NSA está grabando todo lo que dices, y, curiosamente, la “frecuencia del robo de identidad”. Por cierto, ¿sabía usted que Londres tiene una cámara de vídeovigilancia por cada seis ciudadanos, y que EE.UU. se dirige rápidamente en la misma dirección?
La Seguridad Sanitaria se basaba en cosas como el número de camas de hospital, la esperanza de vida de una nación y la incidencia de los cánceres. Luego teníamos la Seguridad de las Infraestructuras, basada en cosas como la calidad de sus carreteras, puentes y presas, y el “número de muertes por desastres naturales”. Y por último, la Seguridad Personal, basada en algunos tipos de delitos denunciados.
Entonces, ¿cómo es posible que las ciudades americanas, especialmente las cuatro mencionadas anteriormente, aparezcan cerca de la cima de cualquier lista de lugares seguros para estar en la Tierra? Los EE.UU. probablemente encabezarían la lista por el espionaje a sus ciudadanos, no hay discusión al respecto, pero ¿”ciberseguridad”? Esto casi tiene que ser una especie de broma. Estados Unidos destaca como líder mundial en ser hackeado por casi todo el mundo y en casi todas partes. El ejército, la CIA, los bancos, las compañías de tarjetas de crédito, las empresas de informes crediticios, los minoristas como Wal-Mart y Target, Sony Pictures, Facebook, Twitter, las principales multinacionales, aparecen en las noticias semanalmente por haber sido hackeados sus registros una vez más y la información personal de decenas de millones de americanos salpicada por todo Internet. El robo de identidad nació en Estados Unidos, y en ningún otro país leemos con tanta regularidad que esto ocurra a tan gran escala. ¿Dónde podríamos encontrar alguna prueba de seguridad en el ámbito cibernético de los Estados Unidos? En ningún sitio, pero de todos modos los americanos están a la cabeza.
Seguridad sanitaria. ¿En Estados Unidos? El sistema sanitario estadounidense tiene fama de ser el peor del mundo, a menos que seas rico.
El número de camas de hospital no tiene importancia cuando todo el mundo se muere en el aparcamiento porque no puede pagar la asistencia sanitaria.
Estados Unidos tiene una de las esperanzas de vida más bajas y las tasas de mortalidad infantil más altas de todas las naciones desarrolladas y también de muchos de los llamados países en vías de desarrollo. A excepción de lugares como Irak, Libia y Serbia, que han sido inundados con residuos radiactivos procedentes de municiones de artillería, EE.UU. es uno de los líderes mundiales en incidencia de cánceres.
La seguridad de las infraestructuras es peor. Es en EE.UU. -y sólo en EE.UU.- donde los puentes se derrumban en los ríos, donde sistemas enteros de carreteras sufren décadas de abandono y deben ser totalmente derruidos y reconstruidos, pero no pueden serlo porque el país ya no tiene dinero.
El año pasado se produjeron más de 1.000 “incidentes en presas” en los que una presa estaba en peligro inminente de fallar y derrumbarse. Los aeropuertos, ferrocarriles y otras infraestructuras de los Estados Unidos quedaron en quinto lugar en una comparación con Guatemala, Angola, Kirgizstán y Nauru. ¿Dónde está la seguridad en todo esto?
Luego teníamos la Seguridad Personal. The Economist nos decía que “los altos niveles de implicación policial… son fundamentales para la seguridad”. Pues bien, en Estados Unidos no lo son. De hecho, cuanto más altos son los niveles de “implicación policial” en los EE.UU., más probable es que te maten a tiros. O que seas estrangulado. Y en cuanto a los crímenes reportados, Chicago, Washington DC, Detroit, son las capitales de los asesinatos del mundo, muchos de ellos originados por las fuerzas policiales. Todo el lado sur de Chicago es un lugar al que nadie va a menos que quiera ser asesinado, pero esta ciudad se encuentra cerca de la cima en la lista de The Economist de las ciudades más seguras del mundo. Todo el personal de The Economist debe haber estado esnifando pegamento mientras escribía su informe.
Pero incluso estas innovadoras estadísticas requirieron ajustes y retoques para conseguir que alguna ciudad americana estuviera siquiera entre los 5.000 lugares más seguros. Los supuestos investigadores añadieron un indicio de su mentalidad al afirmar que “ser estadísticamente seguro no es lo mismo que sentirse seguro”. No puedo imaginar en qué estaba pensando esta gente.
Y esto nos lleva a China, un país famoso por sus bajos índices de delincuencia y sus altísimos niveles de seguridad personal. He viajado por casi todos los rincones de este país, desde las ciudades más grandes hasta las zonas rurales, a la luz del día y en la noche más oscura, solo y acompañado, y en 15 años puedo decir sinceramente que nunca he tenido la más mínima preocupación por mi seguridad personal, y de hecho nunca se me había pasado por la cabeza.
Ciudades como Shanghai y Pekín están a la cabeza del mundo en seguridad personal en todos los aspectos. Pero China apenas aparece en toda la larga lista, y casi siempre sólo con referencias arrogantes como que “China tiene un historial desigual en la seguridad de todo, desde los edificios hasta los sistemas ferroviarios. En 2011, por ejemplo, se produjo un accidente ferroviario de alta velocidad en Wenzhou”. Estados Unidos tiene cientos de accidentes ferroviarios, pero estos no se mencionan. Las infraestructuras de China son en su mayoría nuevas y están bien mantenidas, la atención sanitaria es de muy alta calidad, el país no tiene escasez de camas en los hospitales, y la esperanza de vida es mayor que la de los EE.UU., pero de todos modos se calificó con un cero.
Por supuesto, este informe fue objeto de burla y ridiculización despiadada en Internet por parte de mucha gente, algunos preguntando “¿Dónde puedo comprar algo de lo que se fuma la “unidad de inteligencia”?”, mientras que otros señalaban que “Chicago, Los Ángeles y Washington DC. Tres capitales del asesinato en el top 20”.
Otros simplemente escribieron “Qué montón de basura”.
No obstante, hay que reconocer que The Economist hizo todo lo posible por ayudar a sus amigos americanos en un momento de necesidad. Incluso llegaron a animar a los americanos diciéndoles que deberían sentirse más seguros de lo que se sienten porque, basándose en estas estadísticas tontamente irrelevantes, sus ciudades son seguras.
Pero la gente de The Economist tuvo al menos el sentido común de darse cuenta de que un gran número de americanos son lo suficientemente ignorantes como para creerse lo que leen, y podrían actuar de acuerdo con esa creencia para su inmediata defunción. Así que al final del informe: “The Economist Intelligence Unit Ltd. no puede aceptar ninguna responsabilidad por la confianza depositada por cualquier persona en este informe o en cualquier información, opinión o conclusión expuesta en este informe”. No es difícil entender por qué.
Puede que sea cierto que muy pocas personas en la mayoría de los países occidentales, pero especialmente en Norteamérica, tengan algún conocimiento de la vida en un país seguro. He aquí tres ejemplos, dos de mi experiencia personal, el otro relatado por una amiga.
- Yo iba caminando por una calle de Monte Carlo, charlando con un policía, cuando frente a un lujoso edificio de apartamentos vimos un Rolls-Royce descapotable con la capota bajada, las llaves puestas y el motor en marcha, y lo que parecía un collar de diamantes sobre el asiento. El policía dijo que conocía a la dueña del coche, y como habíamos hablado de seguridad, hizo este breve comentario:
“Probablemente haya subido a su apartamento, se haya olvidado del coche y se haya ido a dormir. Pero cuando salga por la mañana, su coche seguirá aquí, con el motor en marcha, y su collar de diamantes seguirá en el asiento donde lo dejó”.
- China sigue siendo, en cierto modo, una sociedad de dinero en efectivo, que ha cambiado el uso de cheques y tarjetas por el pago por teléfono móvil, pero que sorprendentemente sigue utilizando billetes para muchas grandes transacciones. En cualquier ciudad de China vemos a diario a gente haciendo cola ante un cajero automático, esperando pacientemente mientras una persona introduce enormes fajos de billetes en el cajero, 10.000 RMB cada vez, y la pila de efectivo a menudo supera quizás los 50.000 dólares. Se trata de una operación tan común que todo el mundo la ignora por completo. En cualquier ciudad de América del Norte esto se presta a un atraco, pero nunca he oído que haya ocurrido algo así en China.
- Una conocida mía en Tokio estaba esperando a una amiga en una estación de tren a unos 100 metros de su oficina, cuando recordó que necesitaba unos papeles importantes. Su oficina iba a cerrar en unos minutos, pero el tren también iba a llegar en unos minutos. ¿Qué hacer? En un banco a la salida de la estación del tren dejó su bolso, sabiendo que su amiga lo reconocería, y volvió a su despacho para recoger sus papeles. Era su bolso, con la cartera, el pasaporte, el dinero y las tarjetas de crédito. Cuando volvió a la estación, su amiga estaba sentada en el banco junto a su bolso, esperándola. Los robos son desconocidos en Japón, y ningún padre se preocupa de que sus hijos salgan a altas horas de la noche incluso en las ciudades más grandes.
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Los escritos del Sr. Romanoff se han traducido a 30 idiomas y sus artículos se han publicado en más de 150 sitios web de noticias y política en idiomas extranjeros en más de 30 países, así como en más de 100 plataformas en inglés. Larry Romanoff es consultor de gestión y empresario jubilado. Ha ocupado altos cargos ejecutivos en empresas de consultoría internacional y ha sido propietario de un negocio internacional de importación y exportación. Ha sido profesor visitante en la Universidad Fudan de Shanghai, presentando casos prácticos de asuntos internacionales a las clases del último año del EMBA. El Sr. Romanoff vive en Shanghai y actualmente está escribiendo una serie de diez libros relacionados generalmente con China y Occidente. Es uno de los autores que contribuyen a la nueva antología de Cynthia McKinney “When China Sneezes” (Cuando China estornuda), Cap. 2 “Tratar con Demonios”.
Puede verse su archivo completo en
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Puede contactarse con él en: 2186604556@qq.com
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Nota
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Blue Moon of Shanghai, 2021Tags: ESPAÑOL, LARRY ROMANOFF, Las Ciudades más Seguras del Mundo, SPANISH
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