Semana veintiuno de la intervención rusa en Siria: ¿la calma antes de la tormenta?

Fuente: thesaker.is

Este artículo fue escrito para The Unz Review

El alto al fuego en Siria (que no es realmente un alto al fuego, sino más bien una “focalización de las operaciones de combate”) está llevandose a cabo sorprendentemente bien. Esto se debe principalmente a la brillante táctica de forzar a cada grupo combatiendo en Siria a definirse ya sea como “bueno moderado”, garantizando su seguridad, o como “terrorista malo” y convertirse en un blanco legítimo indiscutible para que cualquiera pueda enfrentársele. Por derecho, los únicos que pueden legalmente atacar a alguien en Siria son unicamente los rusos y los sirios, todos los demás, incluyendo la coalición liderada por Estados Unidos, está allí presente en total ilegalidad, pero de hecho el último acuerdo también reconoce el derecho de todos las partes a enfrentar a los “malvados terroristas”. Al obligar a cada grupo a auto-definirse los rusos han eliminado completamente cualquier credibilidad a la acusación más bien ridícula de que estaban bombardeando a los “terroristas buenos”, habiendo esta última categoría básicamente desaparecido del conflicto. Y para ser realmente honesto y contundente al respecto, los EE.UU. se han visto obligados a aceptar la definición rusa de terrorista como “cualquiera que luche contra el gobierno sirio”. Ah, ya sé, ellos nunca estuvieron de acuerdo con tal redacción, pero dado que aquellos que hasta ahora han peleado en oposición al gobierno sirio fueron categorizados en “buenos” y “malos” y como ahora la “oposición buena” acepta la tregua/alto al fuego, esto significa que todos los que luchen contra el gobierno son ipso facto “malos”. Por lo tanto cualquiera que se levante en armas contra el gobierno sirio es “malo” y un blanco legítimo para ser totalmente eliminado. QED.

La peor parte para los estadounidenses debe haber sido caer en esta trampa conceptual con los ojos totalmente abiertos, pero no podían hacer nada al respecto. Sabían que su única posibilidad de evitar una humillante derrota militar en el terreno era transformarla en un “alto al fuego”, seguido de una especie de vaga “transición”. Así que sí, odian este resultado, pero el otro era aún peor. Además, algunos funcionarios, sin duda, entendieron que la política estadounidense en Siria era una locura, rozando en un tipo de trastorno de identidad disociativo en el que diversos organismos no eran conscientes de lo que hacían los demás y, en algunos casos, incluso estaban literalmente luchando entre sí en el terreno. Persistir en un curso tan absolutamente loco traía el riesgo de una gran guerra con Rusia, algo que ni los europeos ni una gran parte del estado profundo no-neocon estadounidense quería realmente. Asi que aunque legítimamente sintamos desprecio de la imbecilidad de la política del gobierno de Obama en Siria, permitámonos también recordar siempre que podría haber sido peor (¡imagínense a Hillary en la Casa Blanca!). Al dar un paso atrás desde el precipicio Estados Unidos hizo lo correcto.

Y tampoco es que debamos ahogarnos en gratitud. Primero, para empezar los Estados Unidos crearon su desastre, y, segundo, tampoco es que en este momento hayan recuperado plenamente la cordura. Estados Unidos no solo está hirviendo por la humillación propinada por Rusia, sino que ahora algunos acérrimos neoconservadores quieren intentar juzgar a Assad, Rusia e Irán por “crímenes de guerra en Siria”! Ese sin sentido es el resultado directo de esta mezcla única de autoengaño e impotente rabia de Estados Unidos por Rusia y, en realidad, el mundo entero. Algo así como un niño que rompe un juguete que se le dijo que no podía tener. Aunque nunca descarto la posibilidad de que los Estados Unidos hagan algo realmente imprudente, el principal peligro hoy en día, como antes, no proviene de los Estados Unidos, sino del tóxico y explosivo combo Turquía + Arabia Saudita.

Ankara y Riad están dando todas las señales de no estar en nada bueno. No sólo continúa su retórica belicista, sino que también están llevando a cabo todo tipo de maniobras militares muy peligrosas: en una demostración de total irresponsabilidad e imprudencia, Arabia Saudita ha comprometido 150.000 soldados en lo que los saudíes describen como “el segundo agrupamiento militar más grande desde la operación Tormenta del Desierto“. Otras fuentes (aquí y aquí) hablan de 350.000 tropas (20 países están participando oficialmente en estos ejercicios). Los saudíes también han movido 4 F-15S a la base aérea de Incirlik, en Turquía. Esto no es mucho, pero esto podría ser sólo una “fuerza señuelo”, que, de ser atacada, podría justificar la entrada en combate de una Fuerza Aérea Saudí (alrededor de 300 aviones de combate, 5 AWACS y 5 aviones de reabastecimiento aereo) mucho más grande y bastante moderna. Añadan la Fuerza Aérea turca (alrededor de 250 aviones de combate, 4 AWACS y 7 aviones de reabastecimiento aereo) y verán que la amenaza a la pequeña fuerza de tarea Aeroespacial de Rusia (50 aviones de combate) es muy real, incluso aunque los pilotos rusos y su aviones sean muy superiores a cualquier cosa que tengan los turcos o los saudíes. Los iraníes también se sienten amenazados y están advirtiendo sobre una invasión de Siria.

¿Así que, qué tan grande es realmente esta amenaza Turco-Saudí?

Esto depende realmente de cual sea su hipótesis.

Si asumen que los turcos y los saudíes son actores racionales, entonces la amenaza no es tan grande. Por una razón, incluso si esta “coalición Wahabi” incorpora un montón de fuego aereo, sus fuezas terrestres, aunque grandes, están muy lejos de la zona de conflicto y no tienen lo que hace falta para derrotar a las fuerzas Sirias, Iraníes y de Hezbolá en el terreno. Y ya que el fuego aereo por si solo no puede ganar una guerra, la única fuerza terrestre con la que los turcos o los saudíes podrían contar sería Daesh. No del todo una buena opción, ni militarmente ni políticamente.

Sin embargo, si asumen que los turcos y los saudíes han “perdido” y están arremetiendo bajo la frustración de su incapacidad para derrocar a Assad y tomar el control de Siria, entonces definitivamente pueden provocar un conflicto directo con Rusia: ya que la pequeña fuerza rusa en Siria no puede protegerse contra tan grande adversario, Rusia no tendría otra opción que incorporar sus capacidades de ataque de largo alcance (fuerzas aeroespaciales, de misiles de crucero y balísticos) al combate. Aún más relevante, Rusia tendría que atacar a los turcos y los saudíes quienes estarían operando desde bases aéreas compartidos con los Estados Unidos (CENTCOM) y la OTAN en Turquía y Arabia Saudita. Asimismo, en caso de un ataque descarado por parte de Arabia Sudita y Turquía sobre las fuerzas rusas yo esperaría con seguridad MiG-31 rusos (posiblemente operando desde Irán) para enfrentar a los aviones enemigos. Al final del día, ni Irán ni Rusia permitirán a los wahabíes invadir Siria y por lo tanto los turcos y saudíes tienen que preguntarse si realmente quieren una guerra contra Rusia, Irán, Siria y Hezbollah, especialmente una guerra en la que tanto Rusia e Irán pueden, y probablemente lo harán, atacar a sus fuerzas militares desplegadas en el país y su infraestructura de apoyo.

Un escenario más probable es que los Estados Unidos, Turquía y el Reino de Arabia Saudita esté intentando encontrar alguna forma de rescatar a Daesh y establecer algún “wahabistán sirio” el cual podría ser usado para mantener a Siria debilitada y desangrándose en el futuro previsible. Esta es claramente la opción que los istaelíes también apoyan: romber de facto a Siria en un Kurdistán sirio en el norte, un wahabistán en el este y una república siria secular a lo largo de la costa del mediterraneo. El hecho de que todo esto esté en total contradicción con las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU aparentemente no le preocupa a quienes están contemplando ahora tales opciones.

Parece que estamos en la “calma antes de la tormenta” y que la guerra en Siria pronto se reiniciará con una intensidad posiblemente mayor que hasta ahora.

The Saker

PD: aparentemente el primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, ha viajado a Teherán para hablar con su homólogo iraní. Bueno. Dios quiera que los iraníes hagan entrar algo de cordura en los gobernantes turcos.

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