Esta columna fue escrita para The Unz Review.
La “noticia” de que Israel y Turquía están violando sistemáticamente el derecho internacional no es nada nuevo en absoluto. Después de todo, todos sabemos que Turquía ha estado bombardeando con regularidad a los kurdos en Irak y Siria, que Turquía sigue ocupando ilegalmente el norte de Chipre al igual que los israelíes han estado bombardeando Siria y el Líbano desde hace décadas y que todavía están ocupando ilegalmente Palestina. El desarrollo interesante esta semana es que Francia, el Reino Unido y Alemania han decidido todos oficialmente unirse a estos estados canallas y actuar igual que los turcos e israelíes, interviniendo ilegalmente en Siria – en violación directa del derecho internacional – supuestamente para combatir a Daesh. Y aunque Daesh es el enemigo oficial, “por casualidad” las posiciones del ejército sirio fueron bombardeadas por la Fuerza Aérea estadounidense, mientras que los israelíes bombardearon depósitos de misiles de Hezbolá. Al parecer, la política de que “Assad tiene que irse” sigue siendo la orden del día. En cierto modo, se podría argumentar que Occidente ha ahora (re)afirmado el principio de que “el poder hace el derecho” y que las amenazas y la violencia siguen siendo la única “política” del Imperio, en lugar de una política dentro del marco jurídico, negociado. El problema con esto es que el “otro lado” cree firmemente que rendirse a las demandas del Imperio simplemente no es una opción.
La advertencia rusa:
En realidad, esto ha estado sucediendo durante años. A partir de la decisión de bombardear Serbia a la reciente decisión del FMI de rescatar a Ucrania en violación directa de las reglas del FMI (que, al parecer, serán ahora re-escritas), el Imperio AngloSionista ha estado violando sus llamadas “reglas” y “principios” durante décadas teniendo como fondo una indiferencia casi general hasta el final del orden mundial internacional acordado después de la Segunda Guerra Mundial. La gran diferencia hoy es que la arrogancia temeraria del Imperio la ha puesto en contacto directo con las Fuerzas Armadas de Rusia, que, al parecer, no están dispuestas a aceptar ese tipo de vandalismo y que contraatacarán en caso de ser atacadas: en su discurso anual a la reunión ampliada del Gabinete del Ministerio de Defensa de la Federación Rusa Putin ha indicado claramente que el hecho de que Rusia decidiera no contragolpear a Turquía fue una única excepción diciendo:
Quiero advertir a aquellos que podrían nuevamente tratar de organizar cualquier tipo de provocación contra nuestras tropas: hemos tomado medidas adicionales para garantizar la seguridad de las tropas rusas y su base aérea. Se refuerzan con nuevos escuadrones de la fuerza aérea y defensa aérea. Todos nuestros aviones de ataque ahora están volando con cobertura de combate. Ordeno que actúen con una resolución muy extrema. Cualquier objetivo que amenace al grupo ruso o nuestra infraestructura terrestre debe ser destruidos inmediatamente.
Lo que Putin está haciendo aquí es advirtiendo a Turquía y, realmente a toda la OTAN y al Imperio que la próxima vez Rusia disparará en respuesta de forma inmediata. Esto también demuestra que a las fuerzas rusas en Siria se les ha dado la autoridad para contraatacar y que no tendrá que solicitarse ninguna decisión de alto nivel para devolver el fuego. Es cierto que no es la primera vez. A las RAF (Real Fuerza Aérea por sus siglas en inglés) también se les dio una orden similar en ocutbre, pero ya que la noción de anticuados Tornados derribando a un SU-30sm es bastante descabellada (aunque la prensa británica insista en que sus aeronaves de la era de los 70s son “capaces de borrar cualquier aeronave del cielo”), la capacidad de los SU-30SMs e incluso los SU-34 para derribar aviones de cuarta generación occidentales no está en duda. Los rusos tienen la voluntad y los medios.
Pero, ¿tomará Occidente en serio las advertencias rusas?
El contra ejemplo israelí.
El contraste entre los países de la OTAN e Israel no podría, en este caso, ser más grande. Bibi Netanyahu, con mucho, el actor más inteligente en el Imperio AngloSionista, viajó de inmediato a Moscú para sentarse con sus homólogos rusos a negociar algún tipo de acuerdo que permita a los rusos e israelíes hacer valer sus objetivos sin arriesgarse a un intercambio de disparos. Cuando se produjo la primera incursión de la Fuerza Aérea Rusa en el espacio aéreo israelí los israelíes lo manejaron como un evento completamente inofensivo. El ministro de Defensa israelí, Ya’alon declaró:
“Hubo una ligera intrusión de una milla (1,6 kilómetros) de un avión ruso desde Siria dentro de nuestro espacio aéreo, pero fue resuelto inmediatamente y el avión ruso volvió hacia Siria. Al parecer fue un error por parte del piloto que volaba cerca del Golán. Los aviones rusos no tienen la intención de atacarnos, por lo que no hay que reaccionar de forma automática y derribarlos cuando ocurre un error”.
Más tarde, un asistente de Ya’alon, el General (R) Amos Gilad, declaró en un evento semanal en Tel Aviv que los aviones rusos han cruzado ocasionalmente hacia el espacio aéreo israelí -pero que la “estrecha cooperación entre Rusia e Israel” en las operaciones en y alrededor de Siria han impedido cualquier malentendido.
La contraparte en el lado ruso fue igual de obvia, aunque no lo admita de forma oficial: cuando los israelíes bombardearon un depósito de armas de Hezbolá cerca de Damasco los rusos “miraron para otro lado”. Teniendo en cuenta que casi al mismo tiempo, agentes de Hezbolá estaban arriesgando sus vidas para rescatar a un piloto ruso derribado, este tipo de acuerdo es el de menor ejemplaridad moral, pero la gente de Hezbolá también son realistas: basta con ver la forma en que se pusieron del lado de Assad, incluso mientras él estaba torturando gente para la CIA (el infame programa “rendición” o cuando Imad Mughniyeh fue asesinado con la complicidad evidente de miembros de alto rango del régimen de Assad). Los líderes de Hezbolá entienden lo que está sucediendo aquí: nos guste o no, pero Rusia e Israel tienen una “relación especial” que, aunque difícilmente sea un festival de amor, sí incluye una combinación única de fuerte realismo, a menudo rayando en el cinismo y un reconocimiento mutuo de que ninguna de las partes quiere un conflicto abierto. En este caso, a los israelíes se les dijo en términos inequívocos que la intervención rusa para proteger a Siria de Daesh no era negociable, pero que Rusia no tiene la intención de proteger a Hezbolá de las acciones israelíes, siempre y cuando estas acciones no amenacen los objetivos rusos en Siria. Siendo realista, Netanyahu aceptó el trato.
Aunque había cierta confusión acerca de esto, tengo entendido que aunque los rusos han desplegado los S-400s en Siria, también hay alguna evidencia de que a los sirios finalmente les fueron dados al menos algunas baterías de S-300 y que podrían haberlas utilizado en contra de los israelíes al menos en una ocasión. Lo que es absolutamente cierto es que en base al derecho internacional los sirios tendrían el derecho de disparar a cualquier avión estadounidense, francés, alemán, turco o de otra nacionalidad que vuele en el espacio aéreo sirio y que si eso sucede los países en violación del derecho internacional no tendrán un argumento legítimo de autodefensa. Por extensión, esto significa que Rusia también tienen el derecho de derribar cualquier aeronave o sistema de armas con base en tierra o en mar que esté apuntando a aviones rusos. Desafortunadamente, los políticos occidentales y los propagandistas (también conocido como “periodistas”) llegan a tomar medidas extraordinarias para evitar alguna vez siquiera mencionar estos hechos. Y si alguien se atreve a hacer realmente la pregunta correcta, los funcionarios occidentales tienen una solución. Esto es exactamente lo que sucedió recientemente entre la reportera de RT Gayane Chichakyan y el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby. Véanlo por ustedes mismos:
La advertencia iraní
Rusia no es el único país que ha estado advirtiendole repetidamente a Occidente sobre los peligros de seguir atrapado en una política de que “Assad tiene que irse”: Irán también ha repetido esas advertencias. El última de ellas vino directamente del asesor de política exterior del líder de la Revolución Islámica de Irán, Ali Akbar Velayati, quien abiertamente declaró que Bashar al-Assad es el presidente legítimo de Siria y que “Irán lo considera como su línea roja”. Velayati también dijo que “sólo el pueblo sirio, quien eligió a Assad, tiene el derecho a decidir el futuro de su país (…) y a ningún país extranjero le será permitido interferir en los asuntos internos de Siria”. Por otra parte, otro alto funcionario iraní, el parlamentario Ali Larijani, dijo que “Rusia no necesita autorización previa para utilizar el espacio aéreo iraní para bombardear localizaciones en Siria” -en otras palabras, ya se ha negociado un acuerdo de este tipo. Teniendo en cuenta que Larijani y Velayati están entre los funcionarios más influyentes y con autoridad en Irán, sólo se puede concluir que los iraníes están declarando abiertamente que están apoyando plenamente los esfuerzos rusos en Siria. Y eso, a su vez, significa que Irán enviará tantas “botas sobre el terreno” como sea necesario para evitar que Daesh tome Damasco. Este es el otro factor crucial en el que Occidente está tratando desesperadamente de no pensar.
La narrativa occidental actualmente intenta demostrar que es Rusia (y sólo Rusia), quien está manteniendo a Assad en el poder. Pero esto es completamente falso. La realidad es que tanto Hezbolá como Irán están plenamente comprometidos en prevenir que Daesh derroque al gobierno sirio y su compromiso ha ido mucho más allá de las palabras: Hezbolá ha enviado a cientos de sus mejores combatientes a Siria e Irán ha comprometido a miles de soldados, en su mayoría de la brigada al-Quds, para la guerra en Siria. Lo que este nivel de determinación demuestra es que, al igual que Rusia, Irán y Hezbollah han llegado a la conclusión de que sus intereses vitales, existenciales, están en riesgo y que no tienen otra opción que asumir combatir a Daesh. Creo que esta evaluación es absolutamente correcta.
Así que aquí la pregunta clave es: ¿el estado profundo que gobierna el imperio estadounidense comprende que ni Rusia, ni Irán o Hezbolá creen que puedan retroceder y aceptar una victoria de Daesh en Siria? ¿Entiende los líderes occidentales que Rusia, Irán y Hezbollah no pueden dejar que el Imperio derroque a Assad? ¿Hay alguien allá afuera que no entienda que la política de que “Assad tiene que irse” implica una guerra contra Rusia, Irán y Hezbollah? La única manera de evitar una guerra es finalmente abandonar, incluso aunque inicialmente se niegue públicamente, la política de que “Assad tiene que irse”.
The Saker
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