por Sayyed Hassan Nasralá, Secretario General de Hezbolá. Traducción de Yusuf Fernández, en Al-Manar
El secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, ha asegurado que la victoria en Alepo es una gran derrota para el campo de los terroristas y sus patrocinadores regionales e internacionales y una gran victoria para el campo que lucha contra el terrorismo.
En su primera aparición tras la liberación de Alepo y durante un encuentro con un grupo de estudiantes de enseñanza media y superior del Departamento Estudiantil de Hezbolá, él dijo que Alepo constituyó una gran victoria en una batalla muy dura en la que los grupos armados obtuvieron todo tipo de ayuda y apoyo de sus patrocinadores. Él advirtió, sin embargo, que esto no era el fin de la guerra.
He aquí los principales puntos de su discurso:
En primer lugar, permitidme enviar a los libaneses, a los árabes, a los musulmanes y a los cristianos mis sinceras felicitaciones por las fiestas que vivimos estos días.
Hace algunos días tuvo lugar la conmemoración del nacimiento de nuestro Profeta Muhammad (PB), el Mensajero de la misericordia y la clemencia y la de su nieto, el profesor de los Imames, el Imam Yafar as Sadiq. Y dentro de algunos días tendrá lugar el aniversario del nacimiento de Jesús (P), que nosotros vamos a celebrar.
En estos días de nieve, en estas condiciones metereológicas difíciles, enviamos nuestros mejores saludos y nuestros respetos a todos los que luchan y se movilizan en los campos de batalla: los oficiales, los soldados y los combatientes de la Resistencia desplegados en nuestras fronteras meridionales contra Israel, o en Gaza contra la ocupación, o en la Bekaa para asegurar nuestras fronteras frente a los grupos terroristas, o en Siria, Iraq, Yemen y en cualquier otra posición de lucha contra la ocupación, el hegemonismo y el terrorismo.
Todos debemos defender el Islam
Antes de hablar de Siria, quiero abordar un tema importante, justamente ahora en que conmemoramos el nacimiento del Profeta del Islam. En toda su historia, el Islam nunca fue objeto de un ataque a sus principios y preceptos como el que tiene lugar en nuestros días a través de una campaña mediática y de acciones de grupos que sobrepasa de lejos, en cantidad y calidad, a todo lo que había acontecido en el pasado. Esta campaña se lleva a cabo mediante atrocidades cometidas en su nombre y que numerosos medios relatan sin cesar. Hace ya varios años que hacemos frente a una campaña que ataca a la persona del Profeta (PB) y al Islam en tanto que religión a través de libros, caricaturas, películas, artículos y otros.
Pero en estos últimos años estamos ante escenas de atrocidades cometidas por grupos que se reivindican como islámicos y que llevan banderas que incluyen las dos partes del Testimonio del Islam. Lo peor es que en el nombre del Islam y su Profeta se cometen asesinatos, masacres, degollamientos, crucifixiones, cremaciones de seres humanos vivos, ahogamientos en jaulas etc y también se convierte a las mujeres en esclavas, se destruye el patrimonio cultural islámico y no islámico que pertenece a la humanidad, la historia, la civilización y la cultura humana…
Este hace recaer una responsabilidad religiosa y moral sobre todos los musulmanes en todas sus categorías sociales y edades. Ellos deben rechazar y condenar estas atrocidades y repudiarlas y decir a todo mundo, tanto musulmanes como no musulmanes, que tales acciones no tienen nada que ver con el Islam ni con Dios ni con los profetas ni con los imames, ni tampoco con los Compañeros del Profeta. Este rechazo y esta condena deben hacerse en todo momento, después de todo crimen cometido en el nombre del Islam. Todos deben de rechazar y denunciar estos ataques contra la religión islámica, Dios y su Profeta.
Imponer el wahabismo por la fuerza
La conmemoración del nacimiento del Profeta no es una celebración que incluya ciertos ritos religiosos y de adoración como ocurre con la fiesta de Id el Fitr o de Id el Adha. Ella es como otras celebraciones normales.
Algunos, como los wahabíes sobre todo, buscan imponer su percepción al mundo musulmán y no dejan de afirmar que tal celebración es una herejía y condenan a muerte a quien la celebra. Esta interpretación es una entre otras y es una opinión que carece de unanimidad entre los musulmanes. Existe una voluntad de imponer esta corriente por la fuerza. Algunos kamikazes (wahabíes) se han incluso hecho explotar durante las celebraciones realizadas por los sunníes. Nadie debe imponer su propia interpretación y su propia jurisprudencia por la fuerza, como lo hacen los wahabíes. En Afganistán, decretaron que la participación en las elecciones era una herejía y mataron a los que tomaron parte en ellas e hicieron explotar las urnas. En los últimos días, una frenética campaña fue llevada a cabo en canales de televisión wahabíes (salafistas) en contra la práctica de celebrar el nacimiento del Profeta Muhammad, como si no tuviéramos problemas en nuestra nación islámica, como si Palestina no estuviera ocupada …
El caso de la niña suicida
El segundo caso que quiero evocar es el de una niña pequeña que entró en una comisaría de Damasco donde se hizo explotar o la hicieron explotar a distancia. En los dos casos, es un acto escandaloso. Pero lo que es seguro es que alguien le colocó un cinturón de explosivos y la condujo a la comisaría. Y luego un hombre apareció en televisión con sus dos hijas pequeñas que parecían asustadas y ni siquiera tenían el valor de hablar … En mi opinión, todos los musulmanes en el mundo deben denunciar a este criminal, este salvaje, este ogro que envía a sus niñas a cometer ataques suicidas, afirmando que las enviaba hacia Dios. Pero, ¿quién dice que las envió hacia Dios?
Esto refleja una cultura que es aceptada en algunos círculos, como es el caso de Boko Haram, el EI, Al Qaida, y es wahabí y utiliza a decenas de niñas pequeñas en los ataques contra mezquitas, iglesias y mercados. ¿Qué religión ordena enviar a una hija a hacerse explotar o a hacerla explotar con un mando a distancia? Vivimos ciertamente en la época de la Fitna (cizaña) que el Profeta había predicho. Cualquier persona creyente sólo puede tener el corazón encogido al ver todas estas atrocidades cometidas en el nombre del Islam.
El tercer caso de que voy a abordar es la acción de quemar vivos a dos soldados turcos, también en nombre del Islam. Todos saben que el Ejército turco no está en nuestro campo, pero esto no impide que debamos denunciar esta barbarie. Hace falta denunciar y levantar la voz contra tales prácticas cuando ellas son atribuidas al Islam sean cuales sean las víctimas.
Atención a la campaña de propaganda mediática
En segundo lugar, los musulmanes y los demás deben prestar atención a una cosa. En los medios se utiliza un vocabulario y un léxico con una abundancia de terminos como “terrorismo islámico”, “grupos terroristas islámicos” y actos crueles a los que cuelga el adjetivo de “islámicos”. Los expertos y psicólogos conocen muy bien cuáles las consecuencias de tal campaña mediática que se repite todo el tiempo y que es, sin duda, parte de la conspiración contra el Islam. Debemos prestar atención y llamar a los autores de tales actos por su nombre.
En las últimas décadas, EEUU han matado a cientos de miles de personas en Iraq, Afganistán, Siria, Yemen etc. Pero nadie salió a hablar de “terroristas cristianos” o del “cristianismo terrorista”. Lo mismo ocurre con los judíos: nosotros no hablamos de “ejército judío”, sino de “ejército sionista”; no decimos “estado judío” sino “estado sionista”.
Hay que desvincular a las religiones divinas, los profetas y sus seguidores cuando se trata de calificar los crímenes horribles cometidos por los seres humanos. Hace falta atribuir los crímenes a sus autores por su nombre y su calificación de criminal o de terrorista, pero sin hacer referencia a los creyentes: cristianos, judíos o musulmanes.
Llamamiento a los estados que patrocinan el terrorismo
Por último, hago un llamamiento a los estados que apoyan a los terroristas a fin de que pongan fin a su apoyo y suspendan todas las facilidades que les han otorgado: mirad lo que ha pasado en Jourdania, en la ciudad de Karak, últimamente. El gobierno turco debería extraer lecciones del apoyo que concedió al EI y que todo el mundo conoce bien después de lo que pasó con sus soldados. Dejad de ayudar a los terroristas en Siria e Iraq. Ellos acabarán por volverse contra vosotros porque sois impíos para ellos. No arriesguéis vuestra seguridad y el futuro de vuestras naciones.
Todo el mundo sabe que Turquía otorgó un apoyo al EI como nadie más hizo. Durante un encuentro entre Erdogan y el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, éste fue claro cuando le dijo al primero que había ido demasiado lejos en su respaldo al EI. Todo el mundo sabe que fue Turquía la que facilitó la entrada del EI en Siria e Iraq y dejaba pasar las armas, las municiones y los terroristas por la frontera y compraba el petróleo que el EI extraía en Siria y en Iraq. Pero, hoy, soldados turcos han sido quemados vivos por el EI y el gobierno turco no extrae lecciones de esto.
Hemos sabido recientemente que Turquía ha bloqueado sitios de Internet porque alega que teme que el pueblo turco se sienta sobrecogido al ver el vídeo de los dos soldados turcos que fueron quedados vivos por el EI. Pero a Erdogan no le importan los sentimientos de la población turca. Lo que le importa, sobre todo, es que los turcos puedan ver las consecuencias de su política hacia el EI, que ha acabado por volverse contra él y su país. El gobierno turco debe adoptar una posición en contra del terrorismo y abandonar la práctica de apoyar al EI en Iraq y combatirlo en Siria.
Una dura batalla en Alepo
En cuanto a Siria, la gente ha seguido los acontecimientos de los últimos meses, pero hace falta una visión general sobre lo que sucedió en Alepo, me refiero a toda la provincia de Alepo y no sólo de los distritos del Este de la ciudad, fue una verdadera guerra, uno de los más encarnizadas en Siria y Oriente Medio. Los estados patrocinadores enviaron a decenas de miles de combatientes. Fuertes combates tuvieron lugar en el oeste y el sur de la provincia no sólo contra militantes sirios, sino también contra turcos, uzbekos, tayikos y otros originarios de Asia Central. Entre ellos había cientos de kamikazes que actuaban en grupos de 20 al mismo tiempo a bordo de coches y vehículos blindados llenos de toneladas de explosivos y que se hacían detonar. Había también cientos de kamikazes individuales que no iban en vehículos. También tenían decenas de tanques, vehículos blindados y otros.
Lo que sucedió en Alepo fue una batalla dura, sin respiro y en la que todos los estados patrocinadores de los terroristas apostaron fuerte. Su objetivo era el de tomar la totalidad de Alepo y no sólo defender los barrios del Este de la ciudad. El lema dado por los militantes a sus operaciones es testimonio de ello: “La Gran Epopeya de Alepo”. Hace falta alabar la amplitud de los sacrificios llevados a cabo por los soldados, combatientes y resistentes.
Una ayuda sin precedentes a los terroristas
La justificación dada por los grupos armados a su derrota en el conjunto de la batalla de Alepo es la supuesta insuficiencia del apoyo que ellos recibieron de parte de los estados que les apoyan. Esta justificación es completamente falsa. La amplitud de la ayuda que recibieron es enorme. Con respecto a toda Siria, y según las confesiones de Joe Biden, de Clinton y otros norteamericanos, los fondos gastados en ayudar a los milicianos en Siria alcanzan los cientos de miles de millones de dólares además de decenas de miles de toneladas de armamento.
Lo que el mundo, y en especial algunos estados árabes, han enviado como ayuda, incluyendo dinero, armas y municiones y apoyo político y mediático en estos seis años de guerra, sobrepasa, sin ninguna duda cualquier ayuda que ellos hayan enviado al pueblo palestino durante 60 años. El número de conferencias celebradas para apoyar a estos militantes en Siria sobrepasa las organizadas en favor del pueblo palestino.
La realidad es que los estados patrocinadores del terrorismo no han sido para nada avaros en su ayuda concedida a estos grupos armados, incluyendo las campañas mediáticas y de desinformación, así como las incitaciones de tipo confesional. La única cosa que no han hecho es enviar a sus ejércitos, a excepción de Turquía, que ha comenzado a implicarse en Siria y cuyos soldados están siendo ahora quemados vivos por aquellos a los que en su día apoyó. Incluso la ayuda acordada a Afganistán no tiene comparación con la que estos estados concedieron a sus mercenarios en Siria durante estos seis años.
El éxito que se ha logrado en Alepo pertenece a todos aquellos que han combatido allí, que han perseverado y resistido en la ciudad, ya sean los sirios o sus aliados. En tanto que aliado, permitidme decir que esta victoria ha sido debida a los propios sirios, a su Liderazgo, a su Ejercito y a aquellos que decidieron resistir y hacer frente a los ataques de estos militantes. Los aliados fuimos un factor complementario.
Las mentiras sobre Alepo
Durante la batalla sobre Alepo, se han dicho muchas mentiras y ha habido desinformación. Imaginad que se utilizaron fotografías del Suburbio del Sur de Beirut durante la Guerra de Julio de 2006 o de masacres cometidas por los israelíes en las guerras de Gaza e incluso fotos de Yemen para hacerlas pasar como hechas en Alepo. No hay niños muertos de hambre en Siria, como es el caso de Yemen debido al bloqueo y los bombardeos perpetrados por la coalición liderada por Arabia Saudí con el apoyo de EEUU. Los niños de Yemen mueren ante los ojos del mundo, sin que nadie levante la voz para protestar. Y en lugar de decir la verdad de lo que pasa en Yemen, estos periodistas han tomado imágenes de muertos en estos países y pretendido que habían sucedido en Alepo.
Del lado humanitario, hemos visto a los civiles y militantes salir del Este de Alepo. Dadme el nombre de una sola localidad controlada por el EI o el Frente al Nusra u otros grupos armados similares donde éstos hayan autorizado a sus habitantes o a sus combatientes a salir sanos y salvos. Ya sea en Siria, Iraq, Yemen o Nigeria… A pesar de que el Ejército sirio ha logrado la victoria en Alepo, ha admitido la salida de la ciudad no sólo de los civiles, sino también de los milicianos. Mientras que los militantes presentes en la ciudad, que eran presentados por los norteamericanos y occidentales como “moderados” o “democráticos”, nunca permitieron a la población salir de sus zonas. Así, por ejemplo, en Fuaa y Kefraya, estas dos localidades asediadas desde hace 3 años (en la provincia de Idleb), los militantes se niegan categóricamente a permitir su evacuación porque quieren utilizar a sus habitantes como rehenes.
Ya no hay posibilidad de derrocar al poder sirio
Un último punto sobre el tema sirio: la batalla de Alepo, si queremos describirla sin exagerar, constituye una de las mayores derrotas para el otro campo y una gran victoria para el campo de los que luchan contra el terrorismo: una victoria militar, política y moral… Pero no es el fin de la guerra.
El resultado más importante de esta batalla de Alepo es el fracaso del proyecto de los milicianos y sus patrocinadores. Dicho proyecto tenía dos objetivos: el derrocar al régimen y tomar el control de toda la Siria. Ambos objetivos estaban estrechamente interrelacionados.
Después de Alepo, el objetivo de derrocar el gobierno ha quedado abortado. Se ha saldado con un fracaso porque el poder ahora controla ahora Damasco y Alepo, que son las dos ciudades más grandes, además de Homs, Hama, Latakia y Tartus y muchas otras. Por lo tanto, es un gran poder que nadie puede ignorar o pretender que ha caído. Sin embargo, la victoria de Alepo no quiere decir que el proyecto de controlar Siria haya terminado. En cuanto a la próxima fase, ella deberá permitir consolidar la situación de seguridad en Alepo a fin de impedir que puedan llevarse a cabo ataques contra la ciudad.
No podemos confiarnos y creer que los patrocinadores del terrorismo se vayan a rendir. Hace falta consolidar esta victoria para plasmarla también en el plano político con el fin de que sirva para lograr un arreglo de este tipo. Quizás algunos países se conviertan ahora en más pragmáticos y realistas. Y, sobre todo, Alepo ha cambiado las reglas y ecuaciones sobre las cuales un arreglo político pueda ser logrado.
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