por Pepe Escobar. En Asia Times. Traducción de Jorge Treviño. Comunidad Saker.
Con el objetivo de disipar los temores de una ominosa guerra comercial entre EEUU y China, el discurso lleno de metáforas chinas del presidente Xi Jinping en el marco del Foro de Boao representó la extensión lógica de su célebre señalamiento de Davos de principios del año pasado cuando dijo que China estaba a la vanguardia de la globalización 2.0.
Ante el foro Xi habló de “una nueva fase de apertura de la economía china”, criticó una “guerra fría de suma cero” y elogió el largo camino del desarrollo económico chino desde su membresía en la Organización Mundial de Comercio (OMC) hasta el proyecto de conectividad/comercial euroasiático del siglo XXI, conocido como la Iniciativa del Camino y el Cinturón (ICC).
Para el futuro inmediato, la economía china tendrá que seguir uno de los dos principales vectores: el plan “B” de Beijing sería abrir su economía principalmente a las corporaciones multinacionales estadounidenses, estrategia que privilegiará a Occidente o, en aproximadamente 7 años, Beijing podría convertirse y establecerse como una Meca de la alta tecnología, por supuesto, el plan “A” de China.
El plan “A” se integra naturalmente con la conectividad planteada por la ICC desde el oriente chino a Europa occidental vía Asia Central, el Sureste y Suroeste Asiáticos, e incluso con el Cáucaso. El objetivo chino y de su Iniciativa tiene como objetivo la exportación no sólo de capitales y de comercio, sino productos de alta tecnología de alto valor agregado, lo cuál nos lleva a un choque de trenes (que debe ser leído en detalle) que se encuentran en el corazón mismo del debate y posible guerra comercial: China 2030 vs. China 2025.
¿2030 o 2025?
China 2030 fue publicitada sintomáticamente entre el Banco Mundial, el Ministerio de Finanzas Chino y el Consejo Estatal en 2013. Es resultado de la era de Hu Jintao, quien abogaba por “reformas de mercado” con énfasis en la “necesidad” estratégica china “de ser gobernada por un puñado de directores: mercados abiertos, justicia y equidad, cooperación benéfica mutua, inclusividad global y desarrollo sustentable”.
Sin embargo, Xi Jinping tenía ideas más ambiciosas que tomó del concepto inicial del Ministerio de Comercio Chino llamado Un Cinturón Un Camino (UCUC). El proyecto, también develado en 2013, fue expuesto en Astana y Yakarta. A los medios de comunicación les llevó un tiempo el darse cuenta que el UCUC era nada más y nada menos que un proyecto de integración paneuroasiático.
Fue así como en 2015 Beijing develó lo que de facto era su estrategia económica nacional: Hecho en China: 2025.
La trama se llama China (una vez más) y esta vez se trata de reducir su dependencia de la tecnología extranjera y de su papel como ensamblador para empresas foráneas mediante el aumento de su inversión en investigación y desarrollo, el mejoramiento de sus procesos de automatización de sus fábricas y el desarrollo de sectores estratégicos como el robótico.
Ya existe un objetivo para el 2020: lograr el 70% de su producción con componentes locales. El éxito de Huawei, que prendió los focos de alarma en EEUU –la matriz de Apple– ilustra lo que puede suceder en el futuro.
El proyecto 2025 es bastante más ambicioso, su objetivo es catapultar al Reino Medio al Top 3 mudial de la industria de la alta tecnología para antes de 2049 (cuando la República Popular de China cumpla 100). Esa es la forma en la que China piensa romper la trampa del ingreso medio.
De esta manera Beijing ha planificado su propia hoja de ruta para convertirse en una “superpotencia manufacturera” de alta tecnología exportando trenes de alta velocidad, aeronaves, vehículos eléctricos, robótica, tecnologia IT, y las 5 G’s que empoderan el poder del Internet de las Cosas. Todo lo anterior: Hecho en China.
Los anteriores modelos de roles económicos ciertamente incluyen a Corea del Sur, cuyo proceso de modernización gradual de los chaebol estuvo guiado por el estado. Y la inspiración crucial también se basa en Industrias 4.0, la iniciativa estratégica nacional alemana lanzada en 2011 con el objetivo de consolidar el liderazgo tecnológico nacional en ingeniería mecánica.
Europa Observa
El hecho de que Beijing no haya aceptado un rol servil en un medio ambiente de la alta tecnología controlado por una micro élite corporativa dominada por Estados Unidos, explica lo que se antojaba inimaginable para esta élite: el advenimiento de un viraje brusco de la economía mundial de Occidente a Oriente para 2025.
Beijing no va a retroceder. El viaje del unilateralismo a la multipolaridad está en marcha (donde su sociedad con Rusia juega un rol clave pues ambos coordinan sus esfuerzos en una amplia gama de rubros que van desde el respaldo de sus respectivas monedas con oro a la creación de un sistema internacional alternativo de pagos (independiente al SWIFT), culminando con un proyecto histórico en términos de conectividad económica que incluirá a más de 60 naciones y culturas: la ICC, la cuál absorberá a la Unión Económica Euroasiática –pasa a ser, esencialmente, una política industrial concertada y guiada por el Estado.
Como lo establece la editorial del Global Times, una guerra entre EEUU y China no resolverá nada, mucho menos el choque entre China 2030 vs Hecho en China 2025. Los industriales estadounidenses se encuentran en una posición muy delicada – ya han invertido masivamente en China, han transferido tecnología a China e incluso utilizan tecnología china ellos mismos, pues las líneas de suministro son globales. Si en algún momento se erigiera un muro tecnológico entre empresas estadounidenses y chinas, los europeos llenarían ese vacío felices de la vida.
Mientras tanto, Beijing seguirá jugando un papel conciliador como por ejemplo abriendo su sector financiero a la inversión extranjera, incluyendo la remoción de cláusulas de propiedad para bancos.
El Fondo de la Forma
Yi Gang, el recién nombrado gobernador del Banco de la República Popular de China, prometió en el marco del Foro de Boao, que Beijing permitirá la inversión extranjera hasta por el 51% del valor de las acciones para empresas de brokers, empresas vendedoras de futuros y firmas de manejo de cartera, eliminando el techo de 51% para 2021.
Con una formidable capacidad diplomática Yi estableció lo siguiente: “Yo diría que con la apertura de las empresas financieras y de servicios los EEUU tendrán en el futuro una mejor ventaja comparativa en el sector de servicios, de manera que cuando comparemos el comercio de bienes y servicios, ambos se encontrarán en un balance justo”.
Pero las cosas siempre se topan con dificultades que deben ser resueltas, como el déficit comercial estadounidense. El economista en jefe Jan Hatzius, analista de Goldman Sachs, sugirió lo siguiente en nota informativa: “Para un país en déficit como los Estados Unidos, es posible interponer restricciones comerciales con el fin de alcanzar una reducción ambiciosa de su déficit. Sin embargo, esto llegaría a un alto costo en términos de bajo crecimiento. Puesto de manera simple, la única forma de reducir el déficil comercial de manera importante es vía una recesión”.
O guerra comercial o recesión, sólo hay algo claro: China hará lo que sea necesario para implementar su proyecto Hecho en China:2025. Es su hoja de ruta hacia la preeminencia tecnológica.
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