María Zajárova – 07 de agosto de 2023
Artículo de María Zajárova para el periódico Rossiyskaya Gazeta
Hace tiempo que se sabe que Ucrania se ha convertido en uno de los líderes mundiales de la trasplantología negra. Los escándalos relacionados con la extracción ilegal de órganos de los cuerpos de personas fallecidas comenzaron a aparecer ya a finales de la década de 1990, lo que fue causado por el deterioro de la situación socioeconómica en el país.
Desde el principio de los años 2000 dicho problema empezó a intensificarse. Impulso adicional a dicho proceso fue concedido por el golpe de Estado armado perpetrado en Kiev en febrero de 2014 y el conflicto en Donbás que le siguió al mismo. En 2014 la OSCE hizo constar que en los lugares de entierros masivos en las zonas de las acciones bélicas se habían encontrado cuerpos con órganos extraídos. Lo más probable es que se haya tratado de víctimas de extracciones de órganos ilegales.
Una envergadura aún mayor la trasplantología ilegal la adquirió después del inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania. El proceso en cuestión se vio propiciado por la aprobación por el régimen kievita de leyes que simplifican al máximo la tarea de los trasplantólogos ilegales en el país.
Así, el 16 de diciembre de 2021 la Rada Suprema aprobó la Ley № 5831 “Sobre regulación del trasplante de materiales anatómicos humanos”, en función del cual ya no hace falta legitimar ante el notario el consentimiento del trasplante por parte de un donante vivo o de sus familiares. Tampoco hace falta certificar la autenticidad de las firmas. De hecho, se autorizó la extracción de órganos a los menores. Se simplificó considerablemente el procedimiento de la extracción de órganos a los muertos que no autorizaron en vida la extracción de sus órganos post mortem. La autorización de la extracción de material biológico o anatómico de un cuerpo puede ser concedida por la persona encargada que se compromete a enterrar al mismo, por ejemplo por el médico encargado de un hospital o el jefe de una base militar. El derecho de efectuar el trasplante fue concedido no sólo a los centros médicos públicos, sino también a las clínicas privadas.
El 14 de abril de 2022, la Rada Suprema aprobó la Ley № 5610 “Sobre la introducción de cambios en el Código de Legislación Tributaria” que dejó las intervenciones de trasplantes exentas del pago del IVA.
Este régimen de “mayor beneficio” es aprovechado de manera activa por los criminales, siendo comercializados los órganos en la Darknet, además de en otras esferas.
De acuerdo con los medios, los órganos de los soldados caídos de las FF.AA. ucranianas pasaron a formar parte de la oferta de uno de los comercios más grandes de la Darknet. Corazones, hígados, riñones y demás partes de sus cuerpos eran ofrecidos a unos 5.000 euros la unidad.
Parece increíble, pero, de acuerdo con el vendedor, en caso de ser formulado el pertinente pedido, se puede recibir de manera operativa un corazón por unos 25.000 euros y riñones por unos 12.000 euros. Se señala que los envíos se realizan “únicamente a los países de la UE en un contenedor médico en un plazo de entre 48 y 60 horas”. El órgano puede también ser dejado en el sitio previamente estipulado, bajo condición de prepago completo. En caso de ser entregado en persona, hace falta el prepago del 35% y la copia del pasaporte, así como enlaces a las redes sociales y fotos en un determinado lugar con parámetros previamente estipulados. Y no son todos los servicios ofrecidos por los destripadores.
Hay datos que evidencian que el comercio puede pertenecer o como mínimo colaborar con personas relacionadas con el Ejército de Liberación de Kosovo. Uno de los líderes del mismo es procesado precisamente por el tráfico de órganos de los soldados serbios muertos, civiles y demás descontentos de la época de la guerra en Yugoslavia. El propio Ejército sigue funcionando, pero bajo otro nombre, por lo tanto sus miembros pueden estar presentes en Ucrania en calidad de mercenarios.
En junio de 2023 en la frontera entre Ucrania y Eslovaquia fue detenido un hombre que, siendo empleado de una tal ONG, se dedicaba al comercio con menores ucranianos que eran enviados también al extranjero, para trasplante de órganos, entre otros objetivos. No deja de llamar la atención que la fianza fijada para el delincuente equivaliera a tan sólo 1 millón de grivnas. Tras ser abonada la misma, el acusado de este crimen de gravedad fue puesto en libertad y su rastro se perdió. Al mismo tiempo, para el abad de la Laura de las Cuevas de Kiev Metropolitano Pável la fianza fue fijada en la desorbitada cuantía de 33 millones de grivnas.
Ello es prueba inequívoca de que el Estado ucraniano está dando cobertura a este sangriento negocio y alentándolo. Existen también datos que evidencian la implicación del entorno de Vladímir Zelenski en dichas actividades.
Se comercia con órganos en Ucrania no sólo en la Darknet, sino también off line.
Hay pruebas de que en junio de 2023, representantes del Ministerio de Sanidad de uno de los países de la OTAN acordaron con la parte ucraniana la entrega de un vagón refrigerado con órganos humanos y partes del cuerpo que se utilizan con mayor frecuencia en la trasplantología. Se trata de córneas oculares, algunos huesos, tejidos conjuntivos, corazones e hígados.
La parte ucraniana quedó representada por “autónomos”, ayudados por empleados del Ministerio de Sanidad de Ucrania y la Presidencia del país.
Si alguien grita ahora “¡Eso no puede ser!”, le recuerdo: en Ucrania se ha legalizado la donación postmortem y la venta de órganos al extranjero. Lo extraño es que los miembros del equipo de Vladímir Zelenski no estén interesados en hacer pública esta información, a pesar de que ellos mismos tomaron dicha decisión
Los expertos lo vinculan con que empresarios ucranianos en la mayoría de los casos no pueden explicar la procedencia exacta del material biológico que se prevé enviar.
Creen que gran parte procede de trasplantólogos que extraen ilegalmente órganos de los cadáveres de combatientes muertos, cuyos restos no reclamados se queman después sin más. Estas conclusiones se ven confirmadas por la elevada tasa de mortalidad y el importante número de militares ucranianos desaparecidos, así como por la falta de especialistas y reactivos para examinar los cuerpos de los fallecidos en el territorio bajo control del régimen de Kiev.
Esta circunstancia les permite a los criminales esconder sus huellas y enviar los órganos y las partes del cuerpo usados en la trasplantología a las provincias del oeste de Ucrania, donde ya son preparados para envíos al extranjero.
Fuente: https://mid.ru/es/foreign_policy/news/1899824/
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