por Serguéi Lavrov, Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia. En web oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia. Traducción oficial.
Discurso del Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, en la Reunión con los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, Moscú, 31 de marzo de 2023.
¡Estimado Vladímir Vladímirovich!
¡Estimados colegas!
Como usted ha dicho, señor Presidente, se trata de un documento de planificación estratégica elaborado por nuestro Ministerio conjuntamente con los demás órganos del poder ejecutivo federal. Desarrolla las disposiciones de política exterior de la Estrategia de Seguridad Nacional, que fue aprobada por Usted en el año 2021.
El Concepto establece un alto grado de continuidad con la versión anterior de 2016 en lo que respecta a los principios subyacentes de nuestra política exterior, sobre todo su independencia y su enfoque en la creación de condiciones exteriores favorables para el desarrollo progresivo de Rusia, garantizando su seguridad y aumentando la prosperidad de nuestros ciudadanos.
La lógica del documento, como Usted ha mencionado, Vladímir Vladímirovich, refleja las cambiantes realidades geopolíticas, de hecho cambios revolucionarios en el contorno exterior, que se aceleraron visiblemente con el lanzamiento de la operación militar especial.
En particular, reconoce un nivel de tensión internacional sin precedentes en la última década. Se reconoce el carácter existencial de las amenazas a la seguridad y el desarrollo de nuestro país que suponen las acciones de Estados hostiles. Se nombra directamente a Estados Unidos como el principal iniciador y promotor de la línea antirrusa, y la política de Occidente encaminada al debilitamiento total de Rusia se describe generalmente como una guerra híbrida de nuevo tipo.
Se describen las principales tendencias a largo plazo del desarrollo internacional, incluida la crisis de la globalización económica, que hasta hace poco se llevaba a cabo según las reglas estadounidenses.
Uno de los factores es que la economía mundial está experimentando un importante ajuste estructural y la transición a una nueva base tecnológica. La redistribución del potencial de desarrollo en favor de nuevos centros de crecimiento está llevando a la formación de un orden mundial multipolar, y esta es una tendencia clave en las relaciones internacionales en la fase actual.
En el Concepto hemos esbozado nuestra visión de los principios de un orden mundial más equilibrado y equitativo. Entre ellos figuran la policentricidad, la igualdad soberana de los Estados, la garantía de su derecho a elegir modelos de desarrollo y la defensa de la diversidad cultural y de civilizaciones del mundo. La promoción de un orden mundial multipolar se ha identificado como una tarea que enmarca todos los ámbitos de la política exterior.
Se hace hincapié en la necesidad de garantizar el Estado de Derecho en las relaciones internacionales. Se proclama que el desarrollo progresivo del derecho internacional debe tener en cuenta las realidades del mundo actual. Ante las graves amenazas exteriores, se reafirma la voluntad de observar el principio de la indivisibilidad de la seguridad, pero solo con respecto a aquellos Estados y sus alianzas que muestran la relación recíproca en esta materia.
El enfoque del trabajo en la ONU se centra en mejorar la eficacia de esta organización, en reafirmar los objetivos y principios fundamentales de su Carta, que Occidente intenta socavar en sus acciones prácticas.
Se consagran importantes innovaciones en lo que respecta a las condiciones para el uso de la fuerza en legítima defensa en cumplimiento incondicional de los requisitos pertinentes del artículo 51 de la Carta de la ONU.
El Concepto contempla la posibilidad de adoptar medidas simétricas y asimétricas en respuesta a acciones inamistosas contra Rusia.
Además, introduce la tesis de utilizar las Fuerzas Armadas para repeler o impedir un ataque armado contra Rusia y sus aliados. Con ello declaramos sin ambigüedades que defenderemos el derecho del pueblo ruso a existir y a desarrollarse libremente.
Se dan a conocer disposiciones que abordan la protección de los valores espirituales y morales tradicionales rusos, estableciendo una cooperación basada en un único punto de referencia espiritual y moral común a todas las religiones del mundo.
Implica el rechazo absoluto a las prácticas neocoloniales y a la hegemonía de nadie.
Entre las prioridades indiscutibles figuran la garantía de los derechos de nuestros ciudadanos y organizaciones en el extranjero, el apoyo a los compatriotas, la lucha contra la rusofobia, el fortalecimiento de la lengua rusa en el mundo, la lucha por la verdad histórica, la protección de nuestra cultura, la despolitización del deporte y el establecimiento de nuevas formas de cooperación deportiva.
La sección regional del Concepto se centra en los intereses estratégicos de Rusia en el contexto de la profundización de la integración euroasiática basada en el Estado de la Unión de Rusia y Bielorrusia, la Unión Económica Euroasiática, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva y la Comunidad de Estados Independientes, la formación de una amplia asociación euroasiática y un mayor fortalecimiento de la Organización de Cooperación de Shanghái y los BRICS.
Se consolida como un importante recurso la política de desbloqueo del potencial de la asociación estratégica con nuestros grandes vecinos, la República Popular China, la República de la India, los países del mundo islámico, así como los Estados de la ASEAN, el continente africano, América Latina y el Caribe.
Se reafirma el compromiso con la resolución pacífica de todos los problemas que surjan en la región ártica.
Las disposiciones del Concepto sugieren que las maniobras antirrusas de los Estados hostiles serán reprimidas con coherencia y, si es necesario, con dureza.
Se afirma claramente que no nos aislamos de los países anglosajones y de la Europa continental, no tenemos intenciones hostiles iniciales hacia ellos. Sin embargo, deben ser conscientes de que un compromiso pragmático con Rusia solo es posible si reconocen la inutilidad de una política de confrontación y rechazan esta política en términos prácticos. Dependerá de nosotros decidir hasta qué punto Occidente estará dispuesto a seguir estas recomendaciones.
En definitiva, señor Presidente, nos espera una ardua labor para implementar nuestra política exterior en un entorno fundamentalmente nuevo. Pondremos en ello todas las fuerzas de la diplomacia rusa en la más estrecha coordinación interinstitucional e informaremos periódicamente sobre la marcha de este trabajo sobre la base del Decreto firmado por Usted y sobre posibles pasos adicionales en determinados ámbitos.
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