Las sanciones de EE.UU apuntan directamente a la Constitución Venezolana (análisis especial)

Trabajo editorial de misionverdad.com publicado el día 22/12/2014.

RETRATO DE VENEZUELA BOLIVARIANA SEGÚN EL IMPERIO

Esta nota que usted leerá no hablará de las resistencias, de la capacidad de respuesta, no se enfocará en el “qué hacer” desde este lado de la historia y de la cancha política. Aquí se le dará un tratamiento unívoco y lineal a lo que el imperio quiere para usted, para su vida y su país. Lo que hoy son “sanciones selectivas”, mañana serán acciones y movimientos concretos para consolidar la actual etapa decisiva en la guerra contra Venezuela, ahora sí en la búsqueda de concretar el “cambio de régimen”.

Revisar las sincronías, siempre

En la misma jugada que comenzó con el proceso de flexibilización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, el Parlamento Europeo emite una resolución “urgente” ordenando al Gobierno Bolivariano cesar en la “persecusión” a la disidencia; la agencia calificadora Fitch rebaja la calidad de la deuda venezolana de B a CCC debido a la baja de los precios del petróleo; Obama firma la “Ley 2014 para la Defensa de los Derechos Humanos y Sociedad Civil de Venezuela” contra funcionarios del Gobierno junto a una nueva ronda de sanciones contra Rusia.

Dentro de este marco general –y aunque no aparezca visible–, en el germen de estas sanciones está la reacción directa a la última ronda de leyes habilitantes. Ya lo dijimos en su momento, “en Venezuela una habilitante es una declaración de guerra”.

El último paquete de 28 leyes apunta directamente a las formas de acumulación de capital, buscan salirle al paso a todas las porosidades jurídicas por las que el gran capital estableció (y en los últimos años hipertrofió) vías de fuga y ganancia históricas que habían permanecido sin resolver.

Que este paquete habilitante no tenga la vistosidad de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario no le quita peso ni impacto. Apunta hacia zonas más silenciosas de la actividad económica; el efecto inmediato en la calle no es tan visible o inmediato. Eso lo sabe Estados Unidos.

El saneamiento de las estructuras económicas, que permita las condiciones para una revolución productiva y dé pasos hacia una estabilización verdadera es, en este momento, el principal enemigo de Estados Unidos en Venezuela.

El propósito inmediato de las sanciones es sentar las bases para la ofensiva en el primer trimestre del año. Al mediano plazo, lo que se busca es el desmantelamiento del chavismo como opción política de resistencia.

La fábula económica

La narrativa del “país en quiebra” va de la mano del actual escenario geopolítico: junto a la maduración de condiciones inmediatas, que tuvo como punto de partida la “caída” de los precios del petróleo (mucho más dependiente de decisiones políticas que de “leyes” del mercado, como cualquier otra mercancía en capitalismo) se complementa con el pitazo que lanza la calificadora de riesgo.

En las “conclusiones” por las cuales el Senado norteamericano pone a Obama a firmar la “Ley” se parte, en primer lugar, de la situación inflacionaria que los lleva a compararnos con Siria y Sudán del Sur. En los tres casos, se hace totalmente necesario suprimir el contexto político por el cual tal situación presuntamente es así: Siria, un país en guerra, y Sudán del Sur, un país que fue creado para ser Estado fallido desde el principio.

La fábula de las fuentes

Si a usted las distintas denuncias por diferentes fuentes en su momento le resultaron patéticas, distorsionadas, risibles, falsas e incompatibles con la realidad, es porque todas ellas esperaban un momento como este para sincronizar el relato necesario de “la crisis” que dará paso a las acciones callejeras de principio de 2015 y que actualmente se encuentran en una fase incipiente.

Las sanciones por la “violación de derechos humanos” son la base perfecta para que la guarimba 2.0, con la “lección aprendida” de “La Salida”, nuevamente salga a la calle con el total soporte público y legal del imperio. Se hace totalmente necesaria la agudización de la tensión mediática.

En este momento toca unir los puntos, o lo que parecían absurdos aislados, para verle el rostro a una engranada máquina de intervención.

El trabajo descarado, absurdo y de dudosísimo método de Briceño León y el Observatorio Venezolano de Violencia hoy cosecha todos sus frutos. Poco importa que la “metodología” empleada por dicha ONG (entrenada y patrocinada por Freedom House) genere dudas y sospechas en el ámbito académico antichavista, ya que se trata de un método prospectivo carente de asideros concretos.

Es decir, se basa en este absurdo razonamiento: si este año 10 personas murieron de muerte violenta (sin distinguir entre un asesinato y un accidente múltiple de tránsito), el año que viene, obligatoriamente, morirán 20, y el de más arriba 40, sólo y porque sí.

Pero esta mentira perpetua fue suficiente para que el imperio declarara que “desde 1999, los crímenes violentos en Venezuela han incrementado rápidamente y el Observatorio Venezolano de Violencia, una organización independiente no gubernamental, ha encontrado que la tasa nacional de homicidios per cápita es de 79 por cada 100.000 personas en 2013” (punto 4, de la sección 2).

“En mayo de 2014, Human Rights Watch (HRW, Observatorio de Derechos Humanos) encontró que el uso ilegal de la fuerza ejecutada en contra de los manifestantes antigubernamentales era “parte de una práctica sistemática por las fuerzas de seguridad venezolanas”, dice en el punto 9.

Freedom House, por supuesto, se encarga de “relatar” la “persecusión” a los “medios independientes”.

Al leer las sanciones, nótese que siempre se toma como punto de partida de las “manifestaciones pacíficas” de comienzos de año el 4 de febrero (ese día no hubo manifestación alguna pero se convocó “La Salida” para el 12 de febrero) para describir la guarimba del primer trimestre.

Al ponerla en perspectiva, podría entenderse que así no hayan cumplido con sus objetivos inmediatos, sirvió de base perfecta para que el principal patrocinante (la Casa Blanca), tuviera la “argumentación” legal necesaria para activar la actual tenaza de intervención.

En un solo golpe se blanquean las responsabilidades directas de María Corina Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma. Se omiten la causa y naturaleza de esas “movilizaciones” y la identidad, clarísima, de sus víctimas.

El papel de esas ONG de dos personas, financiadas por las distintas redes de agencias imperiales y el sector privado fascista, hoy rinde sus tributos.


“Avanzar en la democracia representativa” o las partículas elementales

Las actuales sanciones tienen un cálculo que supera el episodio inmediato de apuntar hacia autoridades y figuras visibles del chavismo: instala, jurídica y políticamente, la base que movilizará la agenda, posiblemente, en el marco de los próximos tres meses.

Iniciando la sección 3 del documento “Sentido del Congreso respecto a las protestas antigubernamentales en Venezuela y la necesidad de prevenir más violencia en Venezuela”, se lee con toda claridad en su punto 2 que “los Estados Unidos apoyan a la gente de Venezuela en sus esfuerzos por alcanzar todo su potencial económico y para avanzar en la democracia representativa, derechos humanos y la norma de la ley dentro de su país”. El subrayado es nuestro.

En su sección 4 “Política de los Estados Unidos hacia Venezuela” reitera en su punto 1:

“Es política de los Estados Unidos:

(1) apoyar al pueblo de Venezuela en su aspiración de vivir bajo condiciones de paz y democracia representativa como define la Carta Democrática Interamericana de la Organización de los Estados Americanos…”

Como sabemos nosotros, como lo saben ellos y como lo saben los falsos defensores de la Constitución en el bando del fascismo criollo (Chúo Torrealba, Capriles), la Carta Magna consagra en su preámbulo que nace “con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural…”.

Es decir, plantea no retroceder hacia la democracia representativa. Como puede verse, en el centro de la jugada está, al mediano plazo, el fin de la Constitución con la que el chavismo refundó la patria.

Capriles, Chúo Torrealba y todos los que promueven la noción de que estas sanciones no son contra el pueblo de Venezuela sencillamente mienten.

Se ve también que para Estados Unidos sólo existe la caracterización de democracia inscrita en la Carta Democrática Interamericana de la OEA. De un solo envión niegan y borran la existencia de las grandes estructuras multilaterales del continente: Unasur, Celac, Mercosur y Alba. Niegan absolutamente el orden multipolar emergente y la nueva arquitectura latinoamericana. Las sanciones contra Venezuela también apuntan al resto del continente.

Fábula del Estado fallido

Volviendo a la sección 3, comentada más arriba, en su punto 4 se lee que “el fracaso del Gobierno de Venezuela en garantizar los niveles mínimos de seguridad pública para sus ciudadanos ha guiado al país a convertirse en uno de los más corruptos y más violentos en el mundo”, y desde aquí se entiende la narrativa demencial, la torcida versión de país que María Corina Machado esputa.

“…los venezolanos, respondiendo a la adversidad económica en desarrollo, a los altos niveles de crimen y violencia y a la falta de derechos políticos básicos y libertad individual, han resultado en manifestaciones en Caracas y en todo el país para protestar el fracaso del Gobierno de Venezuela en proteger el bienestar político y económico de sus ciudadanos…”, sostiene el documento sancionista en su punto 6 de la misma sección.

Como bien lo sabe la lectoría de esta página, Misión Verdad ha dedicado el análisis de medios precisamente al proceso de maceración de la matriz central que tributa a todas las demás, la del Estado fallido, la de la nación y el gobierno incapaces de atender, proteger o resolver las necesidades, urgencias, peligros y seguridades de su población.

Cualquiera que lea la narrativa melodramática que también albergan las sanciones en su tono, se dará cuenta de cómo todo cuajó para este momento, y cómo parten de una distorsión esencial al describir los problemas económicos de la nación, omitiendo, lógicamente, el talante operativo de la guerra económica que ellos bien conocen y tutelan.

No es la falta de dinero la causa principal de las colas sino su opuesto: todo radica en la distorsión de la demanda, a la que además se le agrega el furor consumista y distendido de fin de año. De ahí que en la agenda setting se haya elegido estos días para lanzar las sanciones como dato noticioso.

Las sanciones como pivote para lo peor

Como bien fue advertido en el sumario de esta nota, su propósito central, su enfoque, se centra en lo que las sanciones –como punto de partida, entiéndase bien– buscan en el corto y mediano plazo.

Según reza en el punto 2 de la cuarta sección, también “es política” de los Estados Unidos “trabajar en conjunto con los otros estados miembros de la Organización de los Estados Americanos, al igual que con los países de la Unión Europea, para garantizar una resolución pacífica de la situación actual en Venezuela y el cese inmediato de violencia contra los protestantes antigubernamentales” (las protestas que en este preciso instante apenas están comenzando a darse con el nuevo performance de los “estudiantes” encadenados en Altamira).

Se instalan pues, en el imaginario estimulado por el fascismo criollo, las condiciones subjetivas perfectas para la justificación y celebración de la violencia política. De las condiciones materiales se encarga Estados Unidos, ya agotado con la monumental inutilidad de los operadores locales, el bagazo político que sencillamente allana el terreno para que operen directamente.

Lo que antes, en la estrategia de intervención y en la agenda golpista tenía un tratamiento de facto, informal, con este nuevo acto de guerra pasa de estar negado y oculto a operar a la luz del día, con su propio soporte jurídico, convirtiéndose en una situación de iure, de ley.

Aquí es donde se debe entender la sección 6 del documento, centrada en la consolidación de redes de información paralela (y controladas directamente por Estados Unidos), que suministrarán tecnología de elusión sobre todo para las emisoras radiales, el único medio que goza casi del 100% de penetración en el país. La guerra mediática sufrirá una escalada dramática a partir de este momento.

Con una ley similar se han activado todas las agendas de intervención. Pero la referencia exacta y modélica de este expediente la encontramos en la destrucción de Yugoslavia: ahí está el centro del modelo OTAN y el nacionalicidio. En este preciso instante la demonización apunta a hacer del chavismo los nuevos “serbios”. Se trata de colocar en el mercado la noción de “guerra justa”.

Tenemos que estar psíquicamente preparados para el posible ciclo de violencia y agresión de espectro completo que se viene.

No pasarán.


En la foto de portada, Marco Rubio ríe junto a otro grupo de senadores republicanos, entre ellos el ultraguerrerista John McCain. Marco Rubio, el promotor central de las sanciones y patrocinante oficial de María Corina Machado, quiere ser recordado. Hagámosle el favor de recordarle el rostro.

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