por Ilana Mercer. En The Unz Review. Publicado originalmente el 24 de mayo de 2025. Traducción automática verificada por Comunidad Saker Latinoamérica
Caught in the protracted, planful act of committing genocide, the guilty party, Israel, persists in claiming for itself the right to kill and deceive without being considered and treated as a killer and a con-artist.
The Chutzpah חוצפה! (May 16, 2024)
Traducción: Atrapado en el prolongado, planificado acto de cometer genocidio, la parte delincuente, Israel, persiste en reclamar para sí el derecho a matar y engañar sin ser considerado ni tratado como un asesino y como un estafador.
¡El descaro!
Cuando los historiadores del régimen estadounidense reflexionan sobre las tragedias y las travesuras de la historia, siempre elogian la Pax Americana. Esta es la idea de que la hegemonía estadounidense trajo la paz al mundo.
Convenientemente, omiten los horrores del asunto.
Naturalmente, los historiadores del régimen, aquellos a quienes estamos aquí (en la Conferencia de Historia Revisionista de la Guerra del Instituto Mises, en Auburn, Alabama) para contrarrestar, hablan mucho de Hitler, pero casi nunca mencionan Hiroshima.
De igual manera, Israel ha moldeado su pasado, mezclando historia con mitos para crear una historia-mito. La propaganda que sustenta la historia falsa de Israel se llama Hasbará (explicación en hebreo).
Las construcciones de la Hasbará sirven para revestir de respetabilidad ideológica los verdaderos crímenes de lesa humanidad de Israel, para darles una supuesta pureza de propósito. Piense en la Hasbará como el suministro constante de construcciones falsas y artificiales para violar la realidad.
Sin duda, la política exterior estadounidense posee cierto talento narrativo. A pesar de las injusticias del poder imperial, su apariencia convence a la gente. Menos evidente es el atractivo de la hasbará israelí y la supremacía judía que la acompaña, que ha seducido a muchos cristianos a ignorar las enseñanzas fundamentales de Cristo.
Cristo manda que nos preocupemos, no por el opresor y el depredador, sino por los pobres y los oprimidos.
Dejando a un lado la Hasbará y la historia oficial, gracias a Gaza no hace falta saber mucho de historia para llegar a la verdad sobre Israel. La realidad es la verdad. La realidad del genocidio da lugar a verdades irrefutables. Gracias a los gazatíes, tanto los vivos como los mártires, la verdad sobre Israel es ahora ahistórica.
Poco después del 7 de octubre, con el inicio en Gaza de la “Operación Espadas de Hierro” de Israel, ciertas verdades evidentes quedaron clarísimas.
A finales de octubre, las acciones de Israel dentro y fuera de Gaza habían mostrado al mundo la absoluta depravación de Israel, Estado y la sociedad civil. Una de esas realidades emergentes es que, al contrario de lo que enseña la Hasbará, los palestinos, y no los judíos israelíes, son el pueblo más amenazado del mundo; los israelíes, los más peligrosos.
Otra es que Israel, con un apoyo abrumador del público judío-israelí, se ha involucrado alegremente en asesinatos metódicos, indiscriminados y a escala industrial y en una limpieza étnica que continúa.
Se permitió a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) destruir todos los elementos fundamentales de la vida física, nacional y económica en Gaza, convirtiéndola en un “páramo postapocalíptico” inhabitable. La Franja ha quedado reducida a las partículas de su subsuelo, solo que muy sucia.
Gaza es ahora una fosa común a lo largo de un pequeño tramo del mar Mediterráneo, donde deambulan fantasmas vivientes.
El suelo de Gaza está empapado con una mezcla de millones de toneladas de escombros de construcción, los cuerpos en descomposición de decenas de miles de seres humanos, sus mascotas, ganado, fauna, flora, todo desaparecido: un infierno de basura, aguas residuales a cielo abierto y los subproductos y contaminantes de municiones, como municiones sin explotar.
Un experto en la arquitectura de la Ocupación afirmó: «Israel ha robado a los palestinos de Gaza la capacidad misma de producir alimentos». O de recibirlos. O de usar medios de intercambio para obtenerlos. La banca fue desmantelada.
Créalo o no, pero antes del 7 de octubre, durante años de un bloqueo medieval, los agricultores de Gaza habían alimentado a un tercio de su población.
De hecho, Israel ha sistematizado el asesinato en masa y el desplazamiento de civiles palestinos inocentes, atacándolos a ellos y a su hábitat mediante una guerra total.
Dado que la guerra contra civiles es una guerra contra la civilización, Israel, por extensión, es un enemigo de la civilización.
“Dado que la guerra contra civiles es una guerra contra la civilización, Israel, por extensión, es un enemigo de la civilización”
Ilana Mercer
Nuestro aliado, Israel, es un país donde el genocidio, las películas snuff, los asesinatos extrajudiciales, las violaciones, los robos, la tortura y la hambruna de los palestinos son de facto legales. Israel es, por lo tanto, una entidad criminal y una amenaza para la comunidad internacional.
La acusación contra Israel debe ser sellada herméticamente. El etnocidio y el homicidio israelíes en Gaza violan la mayoría de los sistemas éticos conocidos a lo largo de la historia intelectual; violan la ley de Dios, los Diez Mandamientos. Estos ordenan no codiciar, robar ni asesinar. Violan la ley libertaria (el axioma de no agresión). Violan la justicia natural, las leyes de la guerra (aunque el genocidio no es guerra), así como el derecho humanitario.
Y es en violación de los sistemas de derecho en los cuales se subsume lo anterior: el derecho natural y el derecho positivo.
El bien y el mal son universales, no relativos. El Sexto Mandamiento no es una opinión ni opcional. «No matarás» o asesinato en masa se llama mandamiento por una razón. No se le atribuye ninguna cláusula de privilegio tribal. Al igual que a los gentiles, a los judíos se les prohíbe el asesinato sin sentido.
Sin embargo, ahora los israelíes violan el Sexto Mandamiento con horrible audacia.
A lo largo de los meses, he observado de cerca cómo Israel pulveriza centros de población en todo el Levante. He escuchado, en hebreo, el discurso público y político judeo-israelí.
En hebreo, las personalidades públicas judío-israelíes y el público expresan un desprecio impaciente y mordaz ante las acusaciones de genocidio y ofrecen un flujo ininterrumpido de hasbará justificativa del genocidio.
Es como si los judíos israelíes bostezaran, esperando que el mundo despierte al hecho de que sus vidas importan más. Y que cualquier acción aberrante que se tome para hacerlos sentir seguros debe ser permitida.
Y eso es permitido. Israel ha representado su genocidio de los palestinos de Gaza ante un auditorio lleno: ante el mundo.
Los judíos israelíes no carecen de información; pero la mayoría parece carecer de las facultades analíticas y éticas necesarias para analizar sus acciones. Llevan vidas no examinadas de autoproclamados seres superiores.
En la sociedad, las mayorías parecen proyectar la sensación de que su supremacía sectaria trasciende el orden moral universal, al que el derecho internacional, la ley natural y el Decálogo dan expresión.
La ley natural es un sistema ético cognoscible mediante la razón, la revelación y la experiencia, lo que prefieras. Al estar arraigada en la naturaleza existencial del hombre y la realidad, la Ley Natural es la ley suprema conocida por el hombre y, por lo tanto, deductivamente verdadera y justa.
Un ejemplo es el axioma libertario de no agresión.
Por razones obvias, no debería haber diferencia entre cómo los liberales clásicos y los anarquistas entienden el principio de no agresión, que es el principio rector del libertarismo. Minarquista, anarquista o estatista, el genocidio está prohibido.
El derecho positivo, por otro lado, es una creación del Estado. El positivismo jurídico equipara la justicia con el derecho del Estado.
Al distinguir el bien del mal, discriminamos entre actos que son criminales porque el Estado los ha criminalizado, a diferencia de actos que son universalmente criminales.
La mayoría de los sistemas éticos civilizatorios estipulan que nadie tiene derecho a matar a un solo ser humano inocente, y mucho menos a cientos de miles de miembros de un grupo.
Una vez más, el saqueo de Gaza por parte de Israel es universalmente malvado.
Para que no se me acuse de discutir en círculos sobre la definición de genocidio, mencionaré brevemente el genocidio en el contexto del derecho internacional frente al derecho natural.
Israel ha superado la barrera del genocidio, es decir, las prohibiciones, contenidas en el artículo II de la Convención sobre el Genocidio, de destruir a un grupo, total o parcialmente, y/o de hacer la vida insoportable para ese grupo.
La mens rea, el propósito en la jurisprudencia y la filosofía judicial occidentales, es un componente del genocidio:
Si a los palestinos se les concediera igualdad ante la ley (cualquier ley, nacional o internacional), entonces, para fines de 2023, lógicamente, y quizás legalmente, los israelíes habrían sido vistos tanto como personas que han expresado sus opiniones delictivas como que han llevado a cabo sus propósitos genocidas sobre el terreno.
El asesinato en masa nunca es “involuntario” cuando sabes que es inevitable e incidental para tu “misión”. Si sabes de antemano que tus acciones causarán la muerte de miles y miles de inocentes, tus actos criminales (actus reus) están acompañados de una mente delictiva (mens rea).
“El asesinato en masa nunca es “involuntario” cuando sabes que es inevitable e incidental para tu “misión”. Si sabes de antemano que tus acciones causarán la muerte de miles y miles de inocentes, tus actos criminales (actus reus) están acompañados de una mente delictiva (mens rea)”
Ilana Mercer
Estados Unidos comparte la mentalidad genocida delictiva de Israel. El régimen estadounidense ha sido un fiel cómplice en los vicios de Israel. Ha suministrado municiones para asesinatos en masa. Ha proporcionado cobertura diplomática. Ha emitido al menos siete vetos y abstenciones en el Consejo de Seguridad de la ONU para permitir las continuas atrocidades de Israel. Por querer expulsar, arrestar, protestar o boicotear a israelíes, Estados Unidos ha amenazado a países, órganos legales y residentes estadounidenses.
Estados Unidos ha ayudado a la Hasbará israelí a aseverar la defensa propia para justificar el castigo colectivo.
Y Estados Unidos ha ayudado a Israel a presentar el terrorismo de Estado como autodefensa, normalizando la violencia estructural que es el Estado de Israel.
El genocidio de los habitantes de Gaza fue feliz y voluntariamente respaldado por el gobierno de Estados Unidos, la clase política estadounidense y sus medios de comunicación de Julius Streicher (uno de los ideólogos y propagandistas del nazismo, juzgado y ejecutado en 1946 en los juicios de Nüremberg. Nota del traductor) que, incluso en medio del asesinato, describen a los israelíes como víctimas.
En materia de asesinatos en masa a escala industrial: el derecho internacional no está reñido ni con la ley natural ni con la ley libertaria.
Tal es el caso del Artículo II de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. Articula, principalmente, un conjunto de derechos negativos. Su aplicación no impone ninguna carga a nadie, salvo a los asesinos en serie sádicos y sociópatas en cuestión.
La mayoría de los libertarios admitirían que ahora el Estado actúa extrajudicialmente y que cualquier vestigio de la ley natural que alguna vez estuvo incorporada a la Constitución de Estados Unidos hace mucho tiempo que quedó sepultada bajo los escombros de la legislación y los estatutos.
Digamos, entonces, que en la medida en que la ley —local, internacional, tribal— no respeta más que los derechos naturales, la ley es válida. En la medida en que viola los derechos a la vida, la libertad y la propiedad, la ley es mala. En la medida en que la ley estatal concuerda con la ley natural, en esa medida es inofensiva.
Por extensión, esto significa que no importa quién defienda los derechos de los palestinos a la vida y a la tierra, siempre que alguien lo haga.
Esto significa que no importa de qué estado se trate, de qué funcionario federal o de qué organización internacional se trate, o de qué pelotón, Hizbulá o los hutíes, siempre y cuando alguien lo haga.
En Estados Unidos, federalismo significa “soberanía dividida”, lo que, si tomamos en serio a James Madison, debería dificultar que los estados comiencen a ejecutar a sus residentes.
¿Por qué sería una cuestión de respeto a la “soberanía” de un país permitir que Israel ejecute sistemáticamente a poblaciones ocupadas y subyugadas, con la remota posibilidad de que así elimine a algunos terroristas, a quienes hoy muchos consideran combatientes de la resistencia?
No se equivoquen; en el derecho de los derechos humanos existe la responsabilidad de proteger a una comunidad que está siendo desalojada y erradicada. También existe el derecho a la resistencia, según el Reglamento de La Haya sobre Ocupación Beligerante. Ninguno de estos dos principios vulnera la ley natural.
Los combatientes de la resistencia argumentan que están haciendo caso a este llamado: la “Responsabilidad de Proteger” (R2P).
Israel debería haber sido detenido por la fuerza; sus víctimas inocentes protegidas. No se apacigua a un John Wayne Gacy (pervertido sexual violador, torturador, y homicida serial, famoso en Estados Unidos, conocido como “el payaso asesino”, llevado a juicio, y ejecutado en 1994. Nota del traductor) ni a un Jeffrey Dahmer (otro famoso asesino serial, pervertido sexual y caníbal estadounidense, conocido como “el carnicero de Milwaukee”, llevado a juicio y condenado a varias cadenas perpetuas, asesinado en prisión. Nota del traductor)… hay que detenerlos.
Pero no como lo ve el Eje del Genocidio.
Las sociedades árabes son “non-woke”. El hecho de que Gaza, Cisjordania, Siria y Yemen fueran y sean en gran medida sociedades tradicionales, no cooptadas, no convertidas en sociedades “Woke”, sin duda ha ayudado a Occidente a justificar su maltrato.
Verán, los amos progresistas del universo occidental consideran que las sociedades “non-woke” carecen del derecho natural a la resistencia. A esa resistencia la llamamos terrorismo.
“Verán, los amos progresistas del universo occidental consideran que las sociedades “non-woke” carecen del derecho natural a la resistencia. A esa resistencia la llamamos terrorismo”
Ilana Mercer
Dado que nadie ha defendido de manera efectiva la “Responsabilidad de Proteger” a los palestinos, todo, salvo el espíritu de Gaza, ha desaparecido.
Consideremos el Gran Retorno Palestino al Norte de Gaza en enero de 2025. A pesar de la eliminación de más de 2.000 linajes y árboles genealógicos gazatíes, se produjo un acontecimiento épico:
Procesiones de miles de palestinos regresaron a sus hogares en ruinas en el norte de Gaza.
Verá, la tierra es central para la identidad palestina.
¿Qué mayor prueba hay de los derechos ancestrales de los palestinos como dueños de su tierra hacia Palestina que esta devoción, esta resiliencia?
Comparemos este arraigo y resiliencia palestinos con las inestables poblaciones de colonos del norte y del sur de Israel.
Los judíos israelíes no han regresado a las ciudades del norte ni del sur de Israel. Al contrario, su amor por la tierra se basa en su limpieza étnica.
Los colonos de Israel sólo podrán regresar si su ejército elimina incluso el más mínimo peligro que representen sus vecinos indígenas.
Para un mayor contraste, observemos también los repulsivos niveles de destrucción ambiental israelí en Gaza: esto habla, entre muchas otras cosas, de la profunda alienación de Israel respecto de un ecosistema que comparte y que dice cuidar.
Los judíos israelíes tienen codicia por la tierra y no amor por ella.
“Los judíos israelíes tienen codicia por la tierra y no amor por ella”
Ilana Mercer
Volvamos a nuestro némesis, El Estado.
¿Y qué hay de la autoridad moral de un estado democrático? ¿Acaso “nuestro aliado Israel comparte nuestros valores democráticos”? O eso nos sermonean.
Bueno, un asesinato con la aprobación de la mayoría sigue siendo asesinato, sea quien sea el autor. Ya sea cometido por decreto de un dictador o por la voluntad de la mayoría; por actores dentro o fuera del Estado; por los designados como “buenos” o por los “malos”, el asesinato de inocentes siempre es asesinato.
Sin embargo, estaría en lo cierto al concluir que este Holocausto del siglo XXI es popular. Grandes mayorías de los sectores público y privado de Israel han justificado, manipulado y mentido constantemente sobre la orgía de despoblación y exterminio de alta tecnología impulsada por Inteligencia Artificial de su ejército en Gaza.
Ansiosos por escribir el obituario palestino, ya en febrero de 2025, durante el genocidio, el 80% de los judíos israelíes manifestaron su apoyo al plan de Trump para Gaza. Solo el 3% de este grupo lo consideró inmoral.
“Ansiosos por escribir el obituario palestino, ya en febrero de 2025, durante el genocidio, el 80% de los judíos israelíes manifestaron su apoyo al plan de Trump para Gaza. Solo el 3% de este grupo lo consideró inmoral”
Ilana Mercer
El plan de Trump es una extensión y culminación del genocidio de Joe Biden, que incluyó el desplazamiento interno (despoblación) y el exterminio a gran escala de la Franja y su gente.
Primero, Donald Trump propuso encubrir el genocidio israelí retirando las lamentables pruebas de la escena del crimen. Después, planeó concluir el genocidio de Joe dispersando a los sobrevivientes por todo Oriente Medio. Israel habrá sido rescatado. Los gazatíes habrán dejado de existir como nación. La campaña de liquidación y exterminio en el gueto de Gaza habrá concluido.
Debatir y cometer violencia genocida, desplazar por la fuerza a millones de personas, matar de hambre a un pueblo subyugado: a todo esto los partidarios de Trump lo llaman “pensamiento innovador”.
¿Quién dijo que el crimen no paga? Cuando la superpotencia invierte el orden moral del universo, el Crimen de Todos los Crímenes paga, y mucho más.
En cualquier caso, el genocidio había ganado un plebiscito en Israel.
No es de extrañar. Recuerden, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) son Israel. Es un ejército ciudadano en el que todo israelí debe servir. Es la voz de la comunidad judeo-israelí. Los hijos e hijas de Israel son las estrellas en la constelación genocida del país.
Los hemos visto arrasar Gaza: vaporizar a jóvenes que se abren paso entre los escombros como en un videojuego. Burlarse de sus víctimas. Disparar a sus hijos. Violarlos. Robar sus negocios. Hurgar en las pertenencias de personas muertas o desposeídas. Invadir y hacer estallar edificios residenciales enteros.
Es cierto que todos los judíos israelíes son reclutados y deben alistarse en este ejército. Sin embargo, el servicio militar obligatorio no obliga a un recluta a cometer, registrar y jactarse de lo que es un delito institucionalizado y legalizado, propio de un asesino en serie.
El orgullo y la alegría que se vieron grabados y luego transmitidos al mundo desde miles de teléfonos móviles de las Fuerzas de Defensa de Israel durante meses han sido voluntarios, espontáneos y orgánicos para el tenor y el proyecto de la sociedad israelí.
Así que no queremos escuchar ninguna defensa como la de Nüremberg.
No se debe tolerar que se diga “solo cumplía órdenes” para mitigar la responsabilidad de las FDI. Las pruebas son concluyentes. Las FDI disparan, saquean y bombardean por diversión.
Sin duda, el Estado de Israel es genocida. Pero, según las cifras y sus declaraciones, la sociedad israelí es igual de sociópata. Desde el conserje hasta el general; desde los soldados hasta los jueces de la Corte Suprema.
Por incómodo que esto resulte para el individualista libertario, los hechos son claros. En cuanto al genocidio de los palestinos de Gaza, la sociedad judeoisraelí no se distingue del Estado judío.
“Sin duda, el Estado de Israel es genocida. Pero, según las cifras y sus declaraciones, la sociedad israelí es igual de sociópata. Desde el conserje hasta el general; desde los soldados hasta los jueces de la Corte Suprema. Por incómodo que esto resulte para el individualista libertario, los hechos son claros. En cuanto al genocidio de los palestinos de Gaza, la sociedad judeoisraelí no se distingue del Estado judío”
Ilana Mercer
En todo momento, la opinión encuestada en Israel no estuvo dividida entre los judíos israelíes a favor de los asesinatos en masa y los israelíes en contra de los asesinatos en masa y la limpieza étnica.
No. La división en la sociedad israelí era entre los judíos israelíes por los actuales niveles de violencia contra los habitantes de Gaza, versus aquellos por una mayor o menor industria en lo que ya eran niveles y métodos de asesinato industriales.
Según las encuestas, a la mayoría de los judíos israelíes no les importaba nada más allá de su egocentrismo y su autocomplacencia.
Los judíos israelíes, en general, se han convertido en una hermandad de supremacistas judíos. Y los palestinos han pagado un precio terrible por la sociopatía sistémica y social de Israel.
“Los judíos israelíes, en general, se han convertido en una hermandad de supremacistas judíos”
Ilana Mercer
Pregúntales a los israelíes sobre los bebés palestinos destrozados; y te repartirán hasbará. Todo es en defensa propia. Y todo es obra de un tercero.
¿Adivina quién les obligó a cometer el genocidio?
Hamás.
“No soy yo”, dice el criminal. “Hamás se comió mi tarea; me refiero a mi conciencia”. Esta es la teoría israelí de la culpabilidad como tercer partido. Israel la vomita. Occidente la absorbe.
“‘No soy yo’, dice el criminal. ‘Hamás se comió mi tarea; me refiero a mi conciencia’. Esta es la teoría israelí de la culpabilidad como tercer partido. Israel la vomita. Occidente la absorbe”
Ilana Mercer
El non sequitur de “Hamás me obligó a cometer un asesinato en masa” expone la irracionalidad de la Hasbará israelí. ¿Desde cuándo se culpa a un tercero de los crímenes que se siguen cometiendo en tiempo real?
Dicho de otro modo, el estado en el que usted vive no tiene derecho a desalojarlo de su casa ni a bombardear su vecindario porque sus agentes creen que en su vecindario se esconden delincuentes.
La defensa del “crimen pasional” ya es bastante mala. La teoría de la culpabilidad de terceros nunca debe reforzarla.
La defensa del “crimen pasional” la asociamos con un solo suceso. No con asesinos en serie sádicos, que durante meses atacan a millones de inocentes en la Vía Dolorosa que es Gaza.
Sí, Israel tiene una pasión histórica, claro, pero por el asesinato en masa metódico.
“La defensa del ‘crimen pasional’ ya es bastante mala. La teoría de la culpabilidad de terceros nunca debe reforzarla. La defensa del ‘crimen pasional’ la asociamos con un solo suceso. No con asesinos en serie sádicos, que durante meses atacan a millones de inocentes en la Vía Dolorosa que es Gaza. Sí, Israel tiene una pasión histórica, claro, pero por el asesinato en masa metódico”
Ilana Mercer
Verán, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) no son una fuerza de combate; son una Fuerza Aérea. A juzgar por sus acciones a lo largo del tiempo, el objetivo de esta Fuerza Aérea no es derrotar a un ejército regular, sino someter a los centros de población, en Gaza, en el Levante y más allá.
¿Qué otro país no sólo tiene sus prácticas asesinas codificadas en la ley sino que también las ha nombrado?
La “Doctrina Dahiyeh” recibe su nombre de los suburbios del sur de Beirut, sobre cuyos civiles chiítas la Fuerza Aérea israelí ha perfeccionado su depredación.
“Cortar el césped” es un término utilizado en todo Israel para señalar las matanzas contra civiles palestinos con el fin de mantener a las poblaciones sometidas.
Los aficionados a los programas de crímenes reales recordarán al asesino en serie de la autopista I-5 (se refiere a Randall Woodfield, famoso pervertido sexual, violador y asesino en serie estadounidense que realizó una gran parte de sus crímenes en torno de la autopista Interestatal 5. Llevado a juicio y condenado a cadena perpetua, que aún cumple. Nota del traductor). Imaginen que su arte asesino se conoce como la “Doctrina I-5” y que Wikipedia describe a este infame asesino en serie como su creador.
Sin duda, la protesta pública también en Israel ha seguido un interés solipsista y un curso estrictamente egocéntrico. Hubo poca humanidad trascendente en las protestas israelíes por los rehenes.
“Sin duda, la protesta pública también en Israel ha seguido un interés solipsista y un curso estrictamente egocéntrico. Hubo poca humanidad trascendente en las protestas israelíes por los rehenes”
Ilana Mercer
Según las cifras y sus propias palabras, la mayoría de los judíos israelíes simplemente exigían el regreso de sus rehenes. Un experto israelí dijo: “Los israelíes quieren que les devuelvan a sus rehenes; no quieren devolver Gaza”.
Si el Estado de Israel es una entidad criminal, ¿qué puede decirse entonces de Estados Unidos?
La guerra de Israel contra Gaza, Cisjordania y el gran Levante es la guerra de Estados Unidos.
Nos guste o no, Gaza es nuestro genocidio.
Oímos murmullos desinteresados sobre el interés nacional: Gaza no tiene ningún interés nacional para los Estados Unidos de América.
Me temo que es demasiado tarde para evadir la responsabilidad sobre el interés nacional. Estados Unidos es una potencia hegemónica intervencionista. Ha ayudado, instigado y participado, mediante reconocimiento, en una campaña de exterminio en Gaza.
Además de ser a menudo inmoral, el argumento del interés nacional es una forma de estatismo. La premisa del pragmatismo político del interés nacional conduce a esta lógica perversa:
Si permitir la masacre de habitantes de Gaza y de Irak hubiera sido de interés nacional para Estados Unidos, entonces esos “esfuerzos” habrían estado justificados, de acuerdo con los estándares de interés nacional.
En otras palabras, si el gobierno estadounidense consideró el genocidio en beneficio de la nación, ¡entonces genocidio es! Estados Unidos debería ejercer su derecho divino como juez, jurado y verdugo global.
No. El genocidio no es un asunto de política exterior; es un asunto moral.
“El genocidio no es un asunto de política exterior; es un asunto moral”
Ilana Mercer
Y el enérgico apoyo de Estados Unidos al Holocausto de Gaza es un acontecimiento decisivo en los anales de las aberraciones de la política exterior estadounidense. Y en la vida nacional.
Si bien la política exterior estadounidense es un museo de horrores, Gaza es ahora la pieza principal. ¿Por qué Gaza es cualitativamente diferente de las deformidades de la política exterior que la precedieron?
He aquí por qué:
Hasta ahora, la política exterior de Estados Unidos se ha centrado en gran medida en un programa de cambio de régimen, en el que los “daños colaterales” se ocultan en gran medida pero se presentan como incidentales a un programa político.
Una y otra vez, los Amos del Universo estadounidenses han ido a la guerra para que el mundo despierte. Es decir, para transformarlo a imagen de Estados Unidos. Además de hacer del mundo un lugar seguro para Israel.
El asesinato en masa, dentro del marco de la política exterior estadounidense, generalmente ha sido secundario a un programa de “Guerra para despertar al mundo”. Dicho crudamente: “Sé como nosotros o te mataremos”.
Sin embargo, en Gaza, Estados Unidos ha participado en asesinatos en masa por el mero hecho de asesinar.
En Gaza, el Tío Sam finalmente ha logrado una inversión oficial o formal de todos los valores universales.
Lo que Estados Unidos ha aprobado y ayudado en Gaza es un Holocausto del siglo XXI en horario central de audiencia.
En cierto sentido, Israel ha llevado a cabo una inversión ética radical en Estados Unidos. Las sectas del cristianismo ya no distinguen entre Satanás y Dios, categorías mutuamente excluyentes. Prefieren los edictos del AIPAC a los mandamientos del Príncipe de la Paz.
“En cierto sentido, Israel ha llevado a cabo una inversión ética radical en Estados Unidos. Las sectas del cristianismo ya no distinguen entre Satanás y Dios, categorías mutuamente excluyentes. Prefieren los edictos del AIPAC a los mandamientos del Príncipe de la Paz”
Ilana Mercer
Pero eres lo que haces.
El Estado de Israel es genocida en virtud de sus acciones y la intención declarada que acompaña a esas acciones, no porque haya sido denunciado como “genocida” por los llamados “antisemitas” y “simpatizantes del terrorismo”.
Dijo Jesús: “Así que, por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:20).
Otro de los objetivos de Hasbará es presentar la continua campaña de exterminio de las Fuerzas de Defensa de Israel contra una población civil acorralada en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este como una consecuencia de la guerra. Como algo incidental a una guerra justa librada por valientes combatientes.
Si se lo retrata como un crimen de guerra, el genocidio puede descartarse como nada más que un caso de: “Ups, en la carnicería de la guerra pasan cosas malas”.
En Gaza, sin embargo, Israel ha librado un genocidio, no una guerra. Disfrazar una cacería preparada, de una guerra, es pura hasbará. Porque el genocidio no es una guerra. (20/09/2024)
La conceptualización del genocidio como crimen de guerra ofrece cobertura y otorga autoridad a los criminales y a la criminalidad. Se mitiga y minimiza el genocidio al calificarlo de crimen de guerra.
Verán, el genocidio no es un crimen de guerra al que se puedan aplicar defensas legales atenuantes o explicativas. El genocidio es el crimen más grave, independiente e indefendible, para el cual no existen defensas legales ni morales. No existen circunstancias atenuantes, históricas, legales ni de otro tipo, para el genocidio.
Es cierto que el genocidio israelí se ha visto interrumpido por la guerra asimétrica de los combatientes de la Resistencia palestina, no estatales. Pero existe una enorme diferencia de poder entre el ocupante y el ocupado. Que los asesinos en serie se enfrenten a una resistencia regional organizada no convierte el genocidio en una guerra.
Hasta ahora, he analizado anatómicamente lo que Israel, el Estado y la sociedad, han hecho a la Franja de Gaza y a su gente desde el 7 de octubre.
Pero ¿qué han logrado los habitantes de Gaza, tanto los vivos como los mártires? Mucho.
Los palestinos, aparentemente cautivos, están verdaderamente liberados de la propaganda política totalitaria que se apodera de Occidente.
Nos han hecho ver a Israel como una fuerza irreparablemente corrupta, moral y militarmente.
El genocidio de Gaza ha invalidado, muy claramente, a Israel, y validado la causa palestina .
“¿Qué han logrado los habitantes de Gaza, tanto los vivos como los mártires? Mucho. Los palestinos, aparentemente cautivos, están verdaderamente liberados de la propaganda política antiliberal que se apodera de Occidente. Nos han hecho ver a Israel como una fuerza irreparablemente corrupta, moral y militarmente. El genocidio de Gaza ha invalidado, muy claramente, a Israel, y validado la causa palestina”
Ilana Mercer
Un ser humano moral y sensible no necesita saber mucho sobre la historia de la región para llegar a esta conclusión.
He aquí por qué:
Han visto a Israel como la contradicción que es. Sorprendentemente, Israel ha incurrido en la mayor de todas las contradicciones performativas: negar el genocidio, mientras lo comete públicamente, afirmando así su derecho de nacimiento a cometerlo.
Israel exige existir como una aberración privilegiada y protegida, que lleva a cabo actos diabólicos con bendiciones y absolución universales.
Piénsalo:
Atrapado en el acto prolongado y planificado de cometer genocidio, el delincuente, Israel, persiste en reclamar para sí el derecho a matar y engañar sin ser considerado ni tratado como un asesino y un estafador.
¡El Chutzpah חוצפה!
En vano. La acción humana es la clave innegable de la realidad creada por el hombre. Israel y Estados Unidos han actuado; han quedado al descubierto.
El etnocidio, la despoblación y el homicidio jamás se justifican ni pueden ser exculpados. Afirmar que uno es justo y justificado al llevar a cabo lo que no puede serlo es encarnar una contradicción grotesca, ser menos que humano, menos que coherente.
Como mínimo, Israel merece la repulsión y el aislamiento reservados para las entidades cuya existencia es una traición a la confianza y un fraude para todos nosotros.
La misma argumentación hoppeana ahistórica aplicada para invalidar a Israel servirá aquí para validar la realidad de los palestinos, tal como la han venido contando durante décadas.
El genocidio televisado de Israel ha corroborado la realidad de los palestinos: sus razones para su ira y sus derechos a la resistencia y a la recompensa.
Los palestinos llevan décadas diciéndonos que han sido atacados por asesinos y ladrones. Nos han dicho que los están asesinando y robando como algo normal. Su realidad ha sido confirmada irrefutablemente desde el 7 de octubre.
“Los palestinos llevan décadas diciéndonos que han sido atacados por asesinos y ladrones. Nos han dicho que los están asesinando y robando como algo normal. Su realidad ha sido confirmada irrefutablemente desde el 7 de octubre”
Ilana Mercer
Ahora bien, si los partidarios del genocidio israelí en Gaza negaran esto, también serían estafadores que vivirían una mentira.
La vida de mentiras del mentiroso la exponemos al obligar al negacionista del Holocausto palestino a vivir su propia mentira:
Quienes niegan la realidad palestina —Ben Shapiro, Bari Weiss, Biden, Bibi, Blinken, Douglas Murray, Dennis Prager— serían lanzados en paracaídas sobre la Gaza ocupada. El genocidio se convertiría en su realidad vivida, no en su realidad retórica.
Corriendo de aquí para allá mientras los tanques avanzan sobre el negacionista, agachándose y zambulléndose para bombardear desde arriba, como si pudiera escapar del radio de muerte de las bombas de 2.000 o 500 libras fabricadas en Estados Unidos.
Estos negacionistas del Holocausto serían grabados buscando sobras, cargando bidones de agua potable contaminada de vuelta a sus viviendas de nailon. Escalando kilómetros de estructuras en ruinas, a través de escombros y metal retorcido.
Nuestra cámara encontrará a estos negadores del Holocausto haciendo cola con miles de personas para utilizar un único retrete en funcionamiento, cuyas tuberías fueron destruidas por los israelíes.
El negacionista del Holocausto palestino sería filmado de cerca sufriendo disentería, sepsis y hambre; intubado, amputado o sometido a cesárea sin narcóticos. Retorciéndose en el suelo de un hospital. Manchado de sangre y desechos. Escuchando el zumbido incesante de los drones cuadricópteros asesinos de Israel.
Por lo tanto, el negacionista del Holocausto vivirá esta verdad absoluta, la verdad ontológica, de la Solución Final de Israel al problema palestino. La naturaleza de la realidad palestina es tal como la han estado contando. QED. Proposición probada.
Se han escrito libros, más sobre la angustia israelí y judía que sobre las víctimas. Ser judío después de Gaza es uno de ellos. La teocracia de Israel. La degeneración moral y militar de Israel. El colapso inminente de Israel. ¿Cuándo empezó? Derecha, izquierda. ¿Por qué, por qué, por qué? Todos se golpean el pecho con la cabeza por Israel.
Una respuesta acertada son las palabras de un personaje de la literatura sureña: “Francamente, querida, ¡me importa un carajo!”
Y tampoco deberíamos preocuparnos por los perpetradores del genocidio.
Solo en la medida en que se castigue a Israel por lo que ha hecho a los palestinos. Que se exijan reparaciones y restituciones a Israel a perpetuidad para los palestinos.
VER: “El verdadero Israel vs. la historia Hasbará”
Ilana Mercer, autora paleolibertaria, ensayista y teórica, ha escrito una tormenta contra la guerra y la progresía desde 1998, comenzando en Canadá. Al llegar a Estados Unidos en 2002, su columna semanal se sindicó de inmediato. La sindicación nacional de Mercer fracasó poco después debido a que escribió en abierta oposición a la guerra de Irak. ILANA es descrita como una “constructora de sistemas“. Su modus operandi ha sido aplicar metódicamente los principios básicos a los acontecimientos del día. Es judía, creció en Israel entre los cinco y los diecinueve años, y se fue a los 19 para no regresar jamás. Se había negado a servir en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el ejército obligatorio de Israel. Desde octubre de 2023, Ilana se ha centrado en el genocidio. Una guerra contra la población civil es una guerra contra la civilización.
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