por Hua Bin. En Hua’s Substack. Publicado originalmente el 4 de diciembre de 2024. Traducción de Comunidad Saker Latinoamérica
Occidente vive haciendo comparaciones deshonestas porque él mismo es una gran mentira. Los personeros occidentales sólo pueden ofrecer insidia pretendiendo compararse como iguales con quienes son ampliamente superiores. Todos los mediocres y viciosos pretenden igualarse, injustamente, con quienes practican la virtud y son claramente superiores. Así, los mediocres, o con la difamación proyectan su mediocridad a todos, o se atribuyen méritos que nunca tuvieron, actuando con vanidad. Esto es lo que demuestra el análisis comparativo de Hua Bin entre Estados Unidos y China. Salta a la vista quien es indecente y quien es honorable. Está fuera de toda duda que contra China, Estados Unidos jamás podrá vencer.
El problema de la corrupción en China es bien conocido y ampliamente reconocido por el gobierno. El año pasado, China arrestó a varios altos funcionarios militares, entre ellos dos ministros de defensa y nueve generales de la Fuerza de Cohetes del Ejército Popular de Liberación (EPL). Esta misma semana, un alto oficial político con rango de general del EPL fue arrestado por corrupción.
También la semana pasada se supo de la conducta corrupta del presidente estadounidense en funciones, Joe Biden, quien otorgó un indulto incondicional y general a su hijo Hunter Biden por posesión ilegal de armas y drogas. El lenguaje empleado en el indulto es tan amplio que resulta risible: Hunter Biden fue indultado por todos los delitos que cometió, pudo haber cometido o en los que pudo haber participado entre 2014 y 2024.
Curiosamente, Hunter Biden ni siquiera fue acusado de sus crímenes reales, entre ellos usar el puesto de su padre para obtener ganancias en Ucrania (un puesto en la junta directiva de Burisma por un millón de dólares al año) e incluso actuar como recaudador de sobornos en nombre de su padre, el “gran hombre”.
Otra noticia de Estados Unidos esta semana provino del presidente electo Donald Trump, quien acaba de nombrar a su suegro, Charles Kushner, como próximo embajador estadounidense en Francia. Curiosamente, al dejar el cargo en 2020 Trump indultó a Kushner por sus delitos, que conllevaron una condena de 14 años de prisión. A partir de enero del próximo año, los franceses deberán tratar a este delincuente inmobiliario y convicto como “su excelencia”.
En cuanto a Trump, se ha informado ampliamente en los medios estadounidenses que recibió una donación de 100 millones de dólares del magnate judío del juego Sheldon Adelson, ya fallecido, durante su primera campaña presidencial en 2016. Como contrapartida, Trump trasladó la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén, violando el derecho internacional. En este ciclo electoral, se informa que Miriam Adelson, la viuda, le dio a Trump otros 100 millones de dólares por apoyar a Israel en la anexión de Gaza y Cisjordania.
Otro caso de corrupción flagrante involucra a la octogenaria expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien ostenta la dudosa distinción de un Exchange-Traded Fund (ETF) que lleva su nombre (Nancy Pelosi Portfolio, ticker BK20883) por su destreza como traficante de información privilegiada en valores estadounidenses en el mercado bursátil. La cartera de Pelosi generó una rentabilidad del 65 % en 2023, superando ampliamente al S&P 500. Según Quiver Quantitative, las acciones seleccionadas por Pelosi generaron una rentabilidad del 775 %, frente a un índice de mercado del 221 % entre 2014 y 2024. Esta vieja bruja, que pregona la “democracia”, es una experta en selección de acciones, superando con creces a los gestores de fondos de cobertura más influyentes de Wall Street.
Entonces, ¿cómo debemos comprender y entender la corrupción en las dos principales potencias mundiales? Esta es mi opinión:
La corrupción china es minorista, individual y punible: Xi convirtió este tema en su principal prioridad en política interna cuando asumió el poder en 2013 y no ha levantado el pie del freno hasta la fecha. La campaña anticorrupción de Xi derrocó a cientos de miles de funcionarios a nivel nacional y local, incluyendo miembros del Politburó, ministros de Defensa, ministros de Asuntos Exteriores, ministros de Ferrocarriles, gobernadores provinciales, alcaldes de grandes ciudades, directores ejecutivos de bancos, ejecutivos de empresas estatales, funcionarios de compras militares, administradores de hospitales e innumerables personas más.
La corrupción china se centra en individuos corruptos. Es ilegal y severamente punible. Puede que nunca desaparezca, ya que los defectos humanos no desaparecen, pero es riesgosa para los corruptos. Los funcionarios corruptos pueden robar mucho dinero, pero corren un riesgo muy real de ser humillados y perderlo todo, incluso literalmente la vida (el ministro de Ferrocarriles fue ejecutado). Por otro lado, la corrupción estadounidense es generalizada e institucionalizada. Dicha corrupción está legalizada y, por lo tanto, protegida. Ni siquiera se reconoce como corrupción prima facie. Esto se hace a través de legislaciones como Citizen United, que legaliza el dinero en la política al tratar las donaciones políticas como libertad de expresión. Esto se hace a través de puertas institucionalizadas giratorias entre el Pentágono y los complejos industriales militares (por ejemplo, Lloyd Austin y Raytheon, David Petraeus y KKR), entre oficinas gubernamentales y firmas de lobby (Tony Blinken y WestExec Advisors), entre reguladores y aquellos a quienes se supone que deben regular (por ejemplo, Tim Geithner trabajando como CEO de Warburg Pincus después de su período como Secretario del Tesoro para rescatar a Wall Street a expensas del ciudadano común). Esto se hace a través de sistemas de clientelismo codificados como el derecho presidencial a nominar a donantes de campaña para puestos como embajadores. Como resultado, la corrupción estadounidense es sistémica, generalizada e irreformable. Es a gran escala, abierta, libre de riesgos e irresponsable. No hay vergüenza involucrada. En los EE.UU., la corrupción conlleva recompensas muy altas y una extraña especie de “honor” (como tener un fondo ETF que tiene el nombre de la persona diestra en el tráfico de información privilegiada).
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