Entrevista de Mario Hernández, a Henry Boisrolin, del Comité Democrático Haitiano de Argentina. En Resumen Latinoamericano
(Nota del Editor) La presente entrevista es del 11 de Julio pasado. El śabado 14 , como resultado de los levantamientos populares, renunció el primer ministro, Jacques Guy Lafontant.
M.H.: ¿Qué está pasando en Haití?
H.B.: En Haití desde el viernes pasado se desató una insurrección popular. La causa inmediata es el aumento en el precio de los combustibles, pero la cosa es más seria y profunda. El sistema neocolonial impuesto hace más de cien años, desde la primera ocupación norteamericana de 1915 a 1934, impuso una estructura que colapsó a través del tiempo. Para poder contenerla recurrieron a dictaduras feroces como la de la familia Duvalier, golpes de Estado y hasta la ocupación del país. Sin embargo, el pueblo nunca ha dejado de luchar.
El empobrecimiento es extremo, hay un 70% de la población activa sin trabajo, un porcentaje de analfabetismo superior al 60/70%, una ocupación desde 2004 que introdujo el cólera y produjo más de 20.000 muertos, violaron a niñas de 12 años, las desigualdades sociales en vez de achicarse se ampliaron de manera realmente escalofriante, las condiciones de existencia de millones de seres humanos no solamente en el campo sino en las ciudades, son infrahumanas. Ese es el caldo que hay que ver.
Haití es un barril de pólvora y un montón de gente con fósforos al lado, cualquier cosa lo puede hacer estallar. Lo que ocurrió entre el viernes y el sábado pasados, y que sigue ocurriendo ahora, la incertidumbre sobre si se va o no el Presidente, tiene que ver con esto. Si bien el Presidente, que es ilegítimo, manipulador, ha dado marcha atrás al aumento, a la gente, a las organizaciones populares ya no les interesa eso, quieren que se vaya. Hay un punto de inflexión cuando el pueblo ocupa la calle.
Yo he vivido mucho tiempo allí, he visto muchas manifestaciones, pero las del viernes y sábado realmente entraran en la historia del país. La respuesta popular fue contundente. Uno tiene que pensar en serio lo que está pasando, porque reducir eso a un problema solamente de aumento del combustible es un simplismo; hay que ver el tema de manera más amplia. En este momento hay una tensa calma, no se decidió aún si se va el primer ministro o no. Evidentemente hay un apoyo internacional sobre todo de Washington hacia el gobierno del Presidente Jovenel Moïse pero la presión popular es tal que vamos a ver al final.
Hay una primera victoria, ya dijo que no puede seguir adelante con el aumento, pero habrá que ver si el segundo reclamo del pueblo que es la renuncia de este hombre, se lleva a cabo. Es la primera vez que salen del país miembros de la clase dominante de manera tan numerosa. El ex Presidente Martelli y su familia fueron los primeros en abandonar el país en un helicóptero de la República Dominicana que los fue a buscar. Las embajadas no funcionan, hoy (10/9) es el segundo día de huelga y hay un comunicado de los sectores comerciales que piden resarcimiento por lo que han perdido, lo dicen de manera cínica, y si esto no da resultado dicen que a partir del jueves van a empezar con una huelga patronal por tiempo ilimitado.
Entonces hay una situación muy grave, hay contradicciones por doquier, enfrentamientos por doquier. Todas las contradicciones han estallado. Haití es un polvorín que explotó. Difícilmente se puede saber cómo va a terminar eso, lo que es seguro es que algo ha cambiado. La acumulación de todas las luchas que se vienen desarrollando llegó a un punto de inflexión en el enfrentamiento de clases y en el esquema de dominación. Entonces no se sabe si habrá un desembarco norteamericano, si el Presidente va a poder mantenerse, pero obviamente algún cambio tiene que hacer. Piden la cabeza del Jefe de policía también, hay un pedido de interpelación al Primer ministro para el sábado 14, donde habrá teóricamente un voto de censura. Es muy engorroso en Haití por otro lado el proceso para nombrar un nuevo Primer ministro para formar un nuevo gobierno, porque puede ser nombrado pero tiene que ser ratificado por el Parlamento, tiene que presentar su declaración de política general y ser aprobada. Una cosa muy larga y el pueblo no tiene tiempo para esas cosas.
M.H.: Me impactó dentro de la información que recibí, sobre un manifestante que sostuvo que si la policía reprimía no tenían que olvidarse que tenían a sus familiares identificados e iban a ser reprimidos a su vez. Lo que habla de un grado de organización importante.
H.B.: Sí. Eso es así. Hay una radio en Haití que todas las noches emite consignas revolucionarias, diciéndole a la gente que hay que mantener las barricadas, que hay que cerrar el Parlamento, que no solamente el Presidente tiene que irse. Hay una situación explosiva. No sé si llamarla revolucionaria, pero sí explosiva. Lo que ocurrió fue una insurrección. Lo que dijiste de la policía es real y no lo dijo solo uno detrás de las barricadas, varios han expresado esto. La policía no es tonta, los agentes viven en los barrios populares entonces la gente los conoce. Lo que también es cierto que un enfrentamiento así puede desatar una guerra civil.
Hay problemas también entre los sectores dominantes, algunos aprovechan para eliminar a otros. Hay un dato, el gobierno sabiendo que al aumentar el precio de los combustibles podía ocurrir algo así, días antes fueron a barrios populares y distribuyeron 17 millones de gourdes (moneda local equivalente a $ 0,42), sin embargo eso no impidió que la gente saliera. Están diciendo ahora que un avión norteamericano aterrizó recién con un número no precisado de soldados, a dar seguridad, no sé a qué.
M.H.: ¿Cómo se llega a esta situación?
H.B.: No hay solución de ninguna naturaleza a los problemas acuciantes del pueblo. Por otro lado el empobrecimiento es cada vez mayor. En tercer lugar hay un despilfarro tremendo. Por ejemplo, con el tema de los fondos de Petrocaribe, casi 3.000 millones de dólares fueron despilfarrados durante el gobierno de Martelli y cuando le preguntaron qué pasó con ese dinero dijo que había construido hoteles Marriot, Oasis, etc. Esos son los hoteles que fueron atacados, donde incendiaron autos que estaban afuera y destruyeron muchas cosas que estaban allí. Es una burla. Un Presidente que abandona el poder y reconoce que había comprado una casa por 9 millones de dólares y después dijo que el banco se los había prestado. Y es un ex Presidente que pide un helicóptero a República Dominicana para huir del país con su familia. Son todas esas cosas, un pueblo que vive en una miseria abyecta, con condiciones infrahumanas, siendo un pueblo con tradición de lucha.
No hay que olvidar que nosotros venimos de la gran revolución antiesclavista victoriosa, la única en la historia. Todas esas cosas están en una especie de ADN histórico. Ahora nos encontramos con un gobierno que fue “electo” por 400.000 votos sobre un padrón de dos millones cuatrocientas mil personas. A lo sumo podría ser legal pero nunca legítimo, pero sabemos que fueron elecciones manipuladas por la comunidad internacional y los sectores dominantes; entonces es obvio que el tipo no tiene ninguna base social capaz de defenderlo.
Recuerdo que en el año 2003/4 se reunió la oposición para derrocar a Aristide, había miles de personas saliendo a la calle en defensa de Aristide también; en cambio el viernes y sábado no se vio ningún grupo tratando de ocupar la calle en defensa del actual Presidente. Eso deja claro que no tiene base social alguna. Son un montón de mafiosos al servicio de los intereses oligárquicos y el imperialismo norteamericano.
Cada vez que el FMI intervino en un lugar fue para provocar mayores desastres
M.H.: Esto está provocado por un acuerdo con el FMI y se me ocurre relacionarlo con la situación de nuestro país.
H.B.: Son situaciones diferentes. Hasta ahora la historia ha demostrado que cada vez que el FMI intervino en un lugar fue para provocar mayores desastres. No conozco ningún caso distinto. Pero cada pueblo reacciona a su manera. Lo de Haití, como se encuentra en una situación límite, la reacción es mucho más violenta y fuerte. Y por tradición de lucha en Haití, pues venimos de una tradición antiesclavista y los esclavizados fueron los peores explotados de la tierra. Entonces para romper las cadenas de los pies y de las manos tuvieron que romper las cadenas de la mente, del corazón y de muchas otras cosas. Ellos saben que hay que enfrentar muchas cosas. Por ejemplo, vos siempre te preocupaste por la causa haitiana, pero cuánta gente lo hace, Haití es un país y un pueblo visto como descartable, fallido y vaya a saber cuántas otras cosas más y eso no lo piensa solamente la gente de la derecha, de la izquierda también.
Mucha gente está hoy preocupada por lo que pasa en Brasil respecto de Lula, yo también lo estoy, pero no hay esa misma preocupación generalizada respecto de lo que sucede en Haití. Sin ir más lejos hasta hace muy poco tiempo países latinoamericanos tenían tropas allá, que violaron niñas de 12 años, llevaron el cólera que mató a más de 20.000 personas, pero nadie se conmovió, nadie pidió perdón al pueblo haitiano. Nosotros en ese sentido agradecemos a gente como ustedes y aprovecho para rendir un gran homenaje al compañero Fernando Pita del Comité por el retiro de las tropas de ocupación argentinas de Haití, a quien tuve el honor de conocer, nos acompañó en varias oportunidades y lamento profundamente su fallecimiento. Saludar a ustedes, a sus familiares y expresarlo en nombre del pueblo haitiano porque es un compañero que demostró en los hechos que el espíritu solidario no era de palabra nada más.
M.H.: Hoy es el segundo día de huelga general, ¿cuál es la perspectiva?, ¿hacia dónde va esta situación?
H.B.: Esa es la pregunta del millón. Creo que es más fácil ganar el Quini 6 que responder esta pregunta. Pero tenemos que ver algunas jugadas, las del Ejecutivo que están directamente ligadas al poder internacional, porque el Presidente está todavía porque la comunidad internacional lo sostiene, sin ninguna duda.
Ahora bien, hay senadores del mismo partido, de su misma agrupación política que han pedido su renuncia. La debilidad de este hombre es tal que todo indica que no va a poder resistir. Yo creo que al menor viento que sople en Haití, va a caer. No me parece que tenga estabilidad. Lo que sí, es que hay una respuesta del campo popular frente a esto, algunos no quieren negociar nada con este hombre, quieren que se vaya, incluso algunos dicen que tienen que detenerlo e ir a la cárcel, otros dicen que se tiene que ir del país y se habla de una conferencia nacional donde se forme un gobierno de coalición por tres años y no hacer elecciones para evitar divisiones internas y desarrollar un plan mínimo para darle de comer a la gente. La gente tiene hambre.
Además, es un país donde hay mucha gente armada, hay muchos grupos armados, o gente con dinero que distribuye armas. Es un desastre. En República Dominicana encontraron una cantidad de armas de grueso calibre que eran propiedad del gobierno haitiano y también en Jamaica. Son cosas que uno no puede entender y eso está ocurriendo. Hay barrios donde hay enfrentamientos casi a diario entre bandas rivales, el fenómeno del secuestro ha vuelto a crecer. La educación, la electricidad, el agua potable, no hay hospitales, el hospital general es una especie de depósito para ir a morir. No hay nada, la gente que tiene plata cuando tiene problemas se toma un avión y se va a República Dominicana o a Miami. En esta situación es difícil hacer un pronóstico.
En el caso de que no haya suficiente fuerza para sacar a este hombre, va a tener que sacar al ministro del Interior, al ministro de Justicia y al Jefe de policía. Va a tener que cambiar muchas cosas, y va a tener que marchar con pasos muy lentos porque hay un odio hacia él que se puede palpar fácilmente.
M.H.: A mí me sorprendió que cuando retrocede el gobierno respecto del aumento de la nafta, el pueblo avanzó planteando su renuncia y la huelga general que se mantiene hasta el día de hoy, 48 horas de huelga.
H.B.: Por eso digo que no se trata solamente de un problema de aumento del combustible, si fuera eso ya estaría resuelto. Hay un montón de otras cosas que entran en juego. La ecuación tiene distintas variables. Por ejemplo, justo antes de comunicarnos me informaron que en la ciudad de Nembe hubo grandes disturbios hoy y ayer en el centro del país también. Entonces es difícil hacer un pronóstico, quizás en Puerto Príncipe haya cierta calma en algunos barrios, pero en el interior no.
El discurso que dio el Presidente el sábado no respondió a la expectativa de nadie, fue una enorme frustración. Incluso apareció en televisión y no fue en vivo, no se sabe adónde estaba, aparentemente adentro de una casa, con su mujer al lado, para dar una imagen. En tres momentos casi se larga a llorar, no sé si lo actúa o si realmente se sentía sobrepasado. Pero realmente no es el momento para mostrarse con su mujer al lado, sino para mostrar que tiene directiva y que puede resolver esto.
Desde que asumió siguió en campaña, todos sus discursos siguen siendo en base a promesas, sigue siendo un candidato y no un Presidente. Hay ciertas cosas que tienen que hacer el Primer ministro, el ministro de Interior, pero no, él está en todo, tiene que ir a todos lados, hablar, etc. Y por otro lado tuvo una actitud cobarde y cínica diciendo que los miembros del gobierno lo habían aconsejado mal, dijo que la gente le dio el poder pero que él no puede dirigir solo, que necesita muchas personas al lado pero que se equivocan. Tirando la culpa hacia los demás.
En ese sentido yo lo veo a Macri que es un poco más suave, dice que Aranguren ha hecho un gran trabajo pero que está agotado, entonces lo reemplaza; en cambio este no. Por supuesto son situaciones diferentes, Macri no está en una situación límite ni se está enfrentando a una insurrección. Un Primer ministro con algo de dignidad tendría que haber presentado inmediatamente su renuncia. Un Presidente que dice esto, tratándolos a los demás de incapaces es muy grave. No sé si alguien lo aconsejó o si lo pensó solo.
M.H.: Hay un gran factor de corrupción también.
H.B.: Sin ninguna duda. Por eso hablé de los fondos de Petrocaribe. Pero no se puede acusar solamente a este gobierno de corrupto. La corrupción en Haití es algo establecido, el sistema de dominación es corrupto, no lo son solamente los políticos, atraviesa a la sociedad. En un país donde no hay muchas actividades económicas que le permitan a la gente tener una vida decente. Eso es algo intrínseco. No es solamente de los dirigentes, si uno toma toda la historia, ha entrado gente que en 5 meses construyen casas y salen millonarios. Ese es el tema. No podemos ver a la corrupción con un espíritu religioso o de moral, es un tema estructural.
Eso no significa que todos los haitianos seamos corruptos, hablo de las estructuras de poder, de mando, las estructuras económicas de dominación, son estructuras basadas y atravesadas por la corrupción de arriba abajo y de derecha a izquierda. Es una putrefacción. Es una obscenidad, ver cómo funcionan las instituciones allí es escandaloso. Para colmo en medio de un empobrecimiento sin límites, gente que anda en autos de 200.000 dólares al lado de la miseria, de gente tirada en la calle que no puede tener ni un vaso de agua, que toma agua que circula por la calle. Es tremendo. Entonces de por sí es una obscenidad cuando tenés niños que no pueden alimentarse; Haití es el país con menor esperanza de vida. Es algo increíble.
El terremoto del 2010 fue de alta magnitud pero ese mismo terremoto pasa en otro país, en Chile, en Japón, y hay algunos muertos, pero en Haití hubo 300.000. No es culpa del terremoto, es porque las cosas están mal. Las estructuras no son adecuadas, no hay protección. No hay servicio de bomberos. Cuando hay fuego o un cortocircuito se prende fuego todo. Hay camiones hidrantes sin agua. Los pequeños comerciantes pierden sus cosas en un incendio y el gobierno no hace nada, mientras que a esos tipos que tienen millones y millones se les quema el supermercado y le exigen al Estado y a la gente que les den reparaciones. Tienen la caradurez de pedirlo. Haití es un caso muy serio. Por eso da mucha bronca que las organizaciones latinoamericanas no nos lleven el apunte.
M.H.: Ya quisiera yo una reacción de nuestro pueblo como la del pueblo haitiano.
H.B.: Alguien me dijo eso mismo hoy en una reunión. Puede ser. Lo que pasa es que son tradiciones de lucha diferentes. Por ejemplo, lo que sucedió con Lula en Brasil, yo no creo que en Argentina hubiera pasado lo mismo, para mí hubiera habido una reacción mayor. Pero se trata de tradiciones de lucha, de momentos históricos, etc. Pero en Haití siempre nos acorralaron, no tenemos otra, primero la esclavitud, luego la ocupación yanqui, los franceses hicieron lo que quisieron con la deuda externa, le hicieron pagar a Haití para reconocer la independencia. Siempre al límite. El pueblo aprendió a resistir y solos, porque nadie nos ayuda. Salvo la ayuda de Venezuela y Cuba. Pero para cambiar la situación hay una indiferencia total cuando nosotros históricamente ayudamos a Miranda, a Bolívar. Tuvimos una actitud solidaria en el siglo XIX. Ojalá eso cambie y logremos reencontrarnos. Yo lo grafico así, cuando un progresista revolucionario habla de Haití la visión que me da es la del hombre que sale de la iglesia, ve un pobre afuera y le tira una monedita. Compasión, no solidaridad. Ahora, cuando el pueblo haitiano reacciona parecen despertar y darse cuenta de que hay seres humanos allí que pueden dar batalla. Sorprende al mundo eso, como la caída de Duvalier, la movilización contra el hambre en 2008, incluso la respuesta del pueblo haitiano ante el terremoto de 2010. Hubo una solidaridad en el seno del pueblo haitiano que fue extraordinaria, gente que arriesgó su vida para salvar a otros que estaban debajo de los escombros. Yo estuve allí y la gente compartía todo. Espero que algún día la historia pueda ser escrita por los que han luchado para un cambio real y humano, más justo, para poder medir el valor de las cosas. El mundo sabe lo que fue la guerra de Vietnam, la derrota de los yanquis ahí, pero la derrota de Napoleón en Haití no fue cualquier cosa, y si vas al diccionario francés no vas a encontrar la batalla donde Berthier fue derrotado, la última batalla donde Francia se rindió.
M.H.: Un ejército de 50.000 veteranos franceses vencidos por el pueblo haitiano. Vamos a estar atentos porque tal vez el pueblo haitiano conquiste esta batalla, derrote al FMI y nos marque el camino.
H.B.: Ojalá. No me atrevería a decir tanto, no queremos darle lecciones a nadie.
M.H.: En varias partes del mundo se está luchando contra el FMI. Pienso en lo que ocurrió Jordania días atrás.
H.B.: Sí, porque es un cáncer.
M.H.: Tal vez retomemos esas luchas de hace 200 años. El 9 de julio en nuestro país se ha tomado la consigna y se festejan el 25 de mayo, el 9 de julio y seguramente el 17 de agosto; de alguna manera recuperamos nuestra historia y qué bueno sería que recuperemos la historia de tu país.
H.B.: Gracias de todo corazón.
M.H.: Cerramos recordando a Fernando Pita, quien supo solidarizarse con tu pueblo, que a veces no es fácil.
H.B.: Yo tengo un gran recuerdo de él. Una vez me contó cómo el colectivo no llegaba y usó hasta el último peso que le quedaba para llegar en taxi a la reunión del Comité y cómo iba controlando cuando caían las fichas para acercarse lo más posible. Me conmovió eso. Era un compañerazo.
M.H.: Comparto ese sentimiento contigo y espero que algún día podamos compartirlo con tu pueblo.
H.B.: Hay una lista de compañeros de Argentina, Uruguay y Brasil que yo tengo armada para que con los compañeros haitianos en algún momento les rindamos un homenaje, con un monumento a los internacionalistas que nos ayudaron en momentos tan difíciles. A algunos incluso les hemos dado la nacionalidad haitiana.
M.H.: Estaremos atentos a los sucesos, como hace 200 años, en que terminaron con la esclavitud, pero esta vez para terminar con el FMI.
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