por Alfredo Jalife-Rahme. En Sputnik en castellano
Una de las guerras más sonadas de la antigüedad se debió al rapto de Helena de Troya/Esparta por Paris. No es nada improbable que el secuestro judicial de Meng Wanzhou, connotada ejecutiva financiera e hija del fundador de Huawei, pueda rememorar ese conflicto mitológico, esta vez de carácter multidimensional entre Xi Jinping y Donald Trump.
Lo peor que le puede suceder al presidente chino es aceptar una invitación a cenar de su homólogo estadounidense.
La primera vez que fue invitado a la casa de Trump en Mar-a-Lago, el presidente de EEUU lo ofendió lanzando un ataque misilístico contra Siria durante la cena.
De nueva cuenta, ahora en Buenos Aires, al margen de la Cumbre del G20, mientras Trump invitaba a Xi en un restaurante de carnes, la princesa financiera Meng de 46 años —considerada como parte de la realeza tecnológica transnacional de China— fue detenida en Vancouver cuando realizaba una conexión en un viaje a Latinoamérica.
Es insólito el método de disuasión que opera Trump contra China, a la que pretende detener en sus dos magnos proyectos: 1) el “Made in China 2025” de irradiación tecnológica, con el que Beijing se ha impuesto la tarea de ser autosuficiente en tecnología, primordialmente en los rubros de la inteligencia artificial, la red 5G y la computación cuántica, que dejarían rezagado a EEUU; y 2) Las 3 Rutas de la Seda —la continental, la marítima y la del Ártico— con colosales inversiones en infraestructura cuando EEUU padece severas carencias en su infraestructura doméstica.
El pretexto aludido para la detención de la princesa tecnológica china es más que pueril: la presunta venta de partes estadounidenses que conforman los teléfonos inteligentes de Huawei vendidos a Irán, país que padece las sanciones petroleras y financieras de Trump.
La doble humillante detención de Meng —primero, por su alto rango en la principal transnacional tecnológica de China que varios países de la anglósfera han puesto en cuarentena, como EEUU, Canadá, el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, que conforman una alianza de espionaje conocida como los “Cinco Ojos”—; y, en segundo término, por haberse escenificado durante las negociaciones entre Trump y Xi, que supuestamente acordaron un cese al fuego para alcanzar un acuerdo en 90 días.
Gordon Watts, periodista de Asia Times, describe que en solo 31 años “Huawei se ha convertido en la principal empresa privada de China con 180.000 empleados y una presencia global distintiva en más de 100 países”.
El secuestro judicial de la princesa tecnológica china no es menor cuando su padre, Ren Zhengfei, anterior funcionario del Ejército de Liberación del Pueblo, había vaticinado en 1992 que Huawei sería uno de los tres principales jugadores en el mercado de las comunicaciones globales en 20 años.
El militar Ren no se equivocó y hoy sus ingresos superan los 100.000 millones de dólares. Tan solo su división de consumo exporta 153 millones de teléfonos inteligentes.
No solo la empresa china juega en las grandes ligas de la telefonía móvil, sino que también ha invertido sustancialmente en Inteligencia Artificial, Realidad Virtual, semiconductores y 5G.
Es notoria la coordinación de los 5 países de la anglósfera, los “Cinco Ojos”, para detener la infraestructura 5G de Huawei bajo la justificación de espionaje a sus “seguridades nacionales”.
Ya en febrero la CIA, el FBI y la NSA dijeron al Comité de Inteligencia del Senado de EEUU que los estadounidenses no deberían usar productos o servicios de Huawei ni de su rival ZTE (esta última había sufrido una multa mayúscula de 1.400 millones de dólares por parte del Gobierno de EEUU que la llevó al borde de la quiebra, también bajo el pretexto de realizar operaciones con Irán), debido al temor de que las empresas de Telecom de China “pudieran ejercer presión o controlar la infraestructura de telecomunicaciones de EEUU” o de “modificar en forma maligna o robar información”, y no se diga, “practicar espionaje sin ser detectadas”.
El rotativo estatal oficioso chino Global Times advirtió en Twitter de las repercusiones por el secuestro judicial de la princesa tecnológica: “China debe estar preparada para una escalada en la guerra comercial con EEUU”.
Varios funcionarios y analistas susurran sotto voce que la persecución judicial contra Huawei sería extensiva a otras empresas chinas del rubro de altas tecnologías que llevaría de una escalada de la guerra comercial a una genuina “guerra fría tecnológica”.
Hu Xijin, editor en jefe del Global Times, describió la detención de Meng como una “declaración de guerra” contra China.
Según Global Times, el hostigamiento contra Huawei por parte de EEUU empezó en 2003 con una demanda de Cisco Systems. Luego en 2010 Motorola demandó a la empresa china por supuestamente haber hurtado secretos comerciales, mientras que el Congreso de EEUU investiga hoy sus actividades bajo el pretexto de la protección a la “Seguridad Nacional” de EEUU.
Al no poder detener el avance fulgurante del 5G de Huawei en los mercados, EEUU ha recorrido a la piratería judicial.
Según afirma Global Times “EEUU abusa de los procedimientos legales para sofocar a Huawei”.
Para South China Morning Post, la detención de Meng “constituye una amenaza a las ambiciones globales de China con sus móviles de quinta generación (5G)” ya que “corre el riesgo de sanciones de EEUU que pudieran bloquear el acceso a componentes de alta tecnología de EEUU y limitar el número de mercados donde la mayor firma mundial proveedora de equipos telecom pueda vender sus productos”.
El supuesto “cese al fuego” de Buenos Aires está resultando en una escalada en la guerra comercial que puede llevar a una guerra prolongada más allá de los 90 días pactados para encontrar un acuerdo.
Llama la atención que, en medio de la caída de las bolsas globales desde Nueva York hasta Shanghái, el portavoz del ministro de comercio de China, Gao Feng, exhiba optimismo sobre la posibilidad de conseguir un acuerdo con EEUU en los próximos 90 días, a lo que se ha sumado el mismo presidente Trump, quien quiere hacer creer que no estaba enterado de la detección de la princesa tecnológica china mientras “negociaba” con Xi.
Lo más impresionante fue que durante la cena de Trump con Xi, los funcionarios chinos, a sabiendas del secuestro judicial de Meng, no hayan sacado a relucir su humillante detención con el fin de no torpedear las negociaciones —aunque luego reaccionaron de manera vehemente y exigieron la liberación de Meng, a quien se le conculcan sus derechos humanos.
Es curioso que el consejero de seguridad nacional de EEUU estaba al tanto de la detención de Meng con antelación.
El mega-halcón John Bolton comentó en una entrevista con NPR que Washington, amén de enderezar la conducta económica de China, “busca conseguir simultáneamente un efecto significativo en el sistema político de China”.
Así se esclarece que detrás de la guerra multidimensional de Trump contra el mandarín Xi, EEUU intenta “cambiar su régimen”, lo cual es un juego altamente riesgoso porque los chinos no se van a quedar con los brazos cruzados.
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