Guerra geopolítica contra Venezuela (parte 1)

Traducido por Mateo

Por Andrew Korybko

Parte 1: La guerra geopolítica de Estados Unidos (EU) contra Venezuela

Desde la presidencia del fallecido Hugo Chávez, Venezuela ha sido el modelo multipolar más brillante en el hemisferio Occidental. Aunque Brasil es mucho más grande y más rico, algunos países latinoamericanos han expresado su miedo respecto a sus futuras intenciones, creyendo que la “multipolaridad” es simplemente un lema para justificar la ligera expansión de Brasilia en los mercados regionales y reservas de recursos y desplazar la posición histórica de Washington. Por lo tanto, Venezuela es un modelo mucho más atractivo para Latinoamérica porque claramente está motivado por las consideraciones ideológicas sin ningún otro motivo. Además su lengua e historia compartida con las otras ex colonias españolas les brinda un grado de familiaridad y comodidad con el país que jamás podrían experimentar totalmente con Brasil.

La riqueza de recursos naturales con la que Venezuela ha sido dotada la hace capaz de extender su influencia por toda la región, la cual el país ha institucionalizado por medio del grupo ALBA. Por estas mismas razones, Venezuela es un objetivo principal del rebote unipolar de EU en el transcurso de los años recientes, y aparte del casi continuo intento asimétrico por llevar a cabo una Revolución de Color, la campaña anti-Venezuela por parte de EU también ha asumido dimensiones geopolíticas concretas. Se están usando tres países (Cuba, Colombia y Guyana) como agentes de influencia desestabilizadora contra Venezuela, y cada uno de ellos cumple un papel único para avanzar en la más grande estrategia norteamericana que actualmente está en juego. Tomado en su conjunto, la relación de EU con cada uno de los tres forma la base de una coalición de contención contra Caracas, la cual, si no se corrige, podrá dirigirse al desmembramiento de la ALBA y al establecimiento de unidades militares (de tierra y navales) junto a las fronteras venezolanas.

El artículo comienza por describir cómo EU viene usando estos tres países para contener a Venezuela; además en la primera parte hay unas exposiciones acerca de los papeles que juegan Cuba y Colombia. La segunda parte comienza por detallar el rol de Guyana en todo esto, y luego resume las consecuencias estratégicas de la emergente contención trilateral de Venezuela. Para concluir el artículo, se hacen un conjunto de recomendaciones en cuanto a la política a la que Caracas se tiene que aferrar para sobrevivir la venidera intensificación de la presión estratégica y militar en su contra.

Cuba como la causa de la confusión multipolar

A finales de un año que ya había presentado al mundo tales sorpresas políticas como el golpe de estado Euromaidán, la reunificación de Crimea y el ascenso del ISIL, el Presidente Obama anunció que EU y Cuba habían estado manteniendo negociaciones secretas para restablecer relaciones diplomáticas. En ese entonces, este autor instó al público global, abrumadoramente pro-cubano, a que actuaran con cautela y moderación al describir los desarrollos con tanto entusiasmo como una victoria para Cuba. Les recordé a los lectores que EU no perseguía esta decisión dentro de un vacío, y que detrás de ella acechaban claras motivaciones geopolíticas, específicamente a fin de dividir a la ALBA y desestabilizar sus demás estados miembros (principalmente Nicaragua y Venezuela). Lo que es más, el autor investigó las consecuencias estratégicas de dicha acción propuesta y demostró que Raúl Castro corría el riesgo de revertir completamente la Revolución Cubana, concluyendo que el país esencialmente se había rendido sin disparar un solo tiro después de que su valiente resistencia a través de medio siglo la estableciera como actora legendaria en la consciencia global.

El episodio entero fue presentado como una victoria para Cuba a expensas de EU, pero la realidad siempre ha sido lo contrario. EU aguantó con mucho gusto la “pérdida” para desarmar a los demás estados multipolares del Hemisferio Occidental a quienes ya se les hizo creer que si Cuba, uno de los líderes globales de la resistencia política anti norteamericana podría llegar a un acuerdo con EU, ¿porqué no ellos también? La atmósfera prematura de celebración, junto con la absurda proclamación de Raúl de que “Obama es un hombre honesto”, hizo que muchas personas, aun de la región, olvidaran que el primer golpe de estado por parte de Obama fue en realidad contra Manuel Zelaya de Honduras en 2009 y como EU se aprovechó de la catástrofe en Haiti en 2010 para ocuparlo indefinidamente. Aun así, porque el hecho fue acordado entre dos gobiernos soberanos, el resto del mundo, hasta aquellos que pudieran haber guardado sospechas geoestratégicas acerca de la acción de Cuba y reconocían lo ridículo que era la retórica pro-Obama de Raúl, estaban forzados a emitir superficiales declaraciones de apoyo que hacían eco del reaccionario sentimiento global.

El torcimiento de Cuba por parte de EU tenía la intención de alcanzar tres metas, dos de las cuales ya ha cumplido.

Crear confusión ideológica

Washington tuvo éxito en sembrar confusión entre los estados multipolares de la región, los cuales ya se vieron forzados a cuestionar su compromiso ideológico de oponerse a EU después de que se reveló inesperadamente que su modelo a seguir había estado metido en negociaciones de máximo secreto con este ya por unos dos años. Países como Venezuela ahora tenían que considerar las condiciones bajo las cuales ellos también llegarían a un acuerdo con EU si se llegara a eso. ¿Ocurriría después de que se le lanzaran amenazas implícitas en su contra, o después de que se intentara realizar una Revolución de Color? ¿Qué tal en medio de una intensa guerra económica? El caso aquí es que aunque anteriormente la idea había sido la de capear la tormenta el mayor tiempo posible, usando a Cuba como inspiración, el paradigma entero cambió cuando la Habana inició conversaciones con Washington, y ahora una especie de rendición negociada parece ser no solamente ideológicamente posible sino quizás admirable.

Empujar a Venezuela a un “compromiso”

Siguiendo con la trayectoria de la primera meta, EU quiere presionar a Venezuela hasta el punto en donde se vea forzada a llegar a un acuerdo de rendición similar al de Cuba, a pesar de que desde luego sea comercializado como una “derrota” para Washington. Venezuela, que se encuentra estratégicamente vulnerable como resultado de la comprometida postura geopolítica e ideológica en lo que hace el trato de Raúl, de veras ha iniciado pasos hacia allá. Según un reporte que salió en Reuters, no por casualidad el mismo día en el que Obama anunció la fecha para la restauración de relaciones diplomáticas de Norteamérica y Cuba, el Presidente Maduro hizo propuestas en medio de una agresiva campaña de Revolución de Color, la designación de su país como “amenaza a la seguridad nacional” de EU además de un fracasado golpe de estado y un complot de asesinato. Obviamente no tenía ninguna intención de negociar desde una posición de fuerza, sino más bien iniciar el diálogo de todos modos porque, después de todo, si Cuba podía hacerlo bajo circunstancias discutiblemente menos urgentes, ¿porqué no podría hacerlo Venezuela en una situación mucho peor? Queda por ver cuán lejos llegará este proceso y si con el tiempo Caracas concordará en hacer algunas concesiones geopolíticas como una forma de “pago por seguridad” al Tío Sam o si todo esto no es más que una táctica para comprar tiempo, pero es importante recalcar que este desarrollo ni habría sido concebible si no fuera por la simbólica capitulación de Cuba a EU en primer lugar.

Fabricar una crisis en las relaciones entre Venezuela y Cuba

Si Venezuela accediera a las demandas de EU, es probable que Washington eventualmente trate de fabricar una falsa crisis entre Caracas y la Habana en un intento por dividir los dos aliados ideológicos según el formato de una ruptura sino-soviética del siglo XXI. Los dos estados están alineados ideológicamente dentro de la ALBA, pero el surgimiento de alguna venidera fuente de fricción entre ellos (quizás brotando naturalmente como resultado de la rendición de Raúl o por emergentes diferencias de opinión con respecto a las FARC) podría dividir al bloque catastróficamente en dos campos, tal como la ruptura sino-soviética dividió al mundo comunista. Puesto que la ALBA es un modelo de integración mucho más pequeño, más débil y menos definido que el bloque comunista se prevé que dicha división entre sus dos polos principales podría llevar rápidamente a su desintegración y consigo desbarataría a los gobiernos multipolares de Nicaragua, Ecuador y Bolivia. Para que ocurriese dicho escenario deberá surgir alguna riña entre Venezuela y Cuba, y con esta haciéndose amiga de EU en días los recientes por desesperación para cerrar el trato diplomático, se pregona que será la isla la que tome el primer paso para amargar los lazos bilaterales cuando eventualmente llegue el momento.

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En general, la evaluación de Venezuela en cuanto a posibles amenazas de Cuba es absolutamente de naturaleza estratégica sin nada del componente militar en la trastienda, no obstante eso de ningún modo propone subestimar la posibilidad de desestabilización emanando del pivote de la isla. La apropiación de Cuba por parte de EU es la relación latinoamericana que ha tenido los efectos más inmediatos sobre la seguridad nacional de Venezuela, bien que de manera indirecta, puesto que ya como resultado se ha metido en conversaciones secretas con Washington después de haber sobrevivido una serie de fracasadas Revoluciones de Color, golpes de estado, y complots de asesinato. La única razón por la cual Venezuela se dignaría hablar con EU tras tales descaradas afrentas a su soberanía (ni hablar de la intensiva guerra económica que se está librando en contra de su pueblo) y correr el riesgo de contradecir su orgullosa retórica anti-norteamericana es porque el acuerdo con Cuba demostró que para los atormentados estados multipolares eventualmente es aceptable que tiren la toalla de la resistencia, siempre y cuando EU los ayude a guardar las apariencias llamándole “victoria” y siga con toda la farsa. En el futuro, si Venezuela no se rinde (y no parece probable que lo haga) entonces podría encontrarse metido en una competencia regional con su anterior mentor ideológico, incitado por EU, en lo que podría dirigirse a por lo menos algunas bajas (es decir Ecuador, Nicaragua) en la región.

Creando un casus belli para Colombia

Ya por decenios Colombia ha funcionado como agente intermediario de EU y no se pronostica que esta relación cambie pronto. En todo caso sólo se fortalecerá y el impulso para esto es la guerra geopolítica de EU contra Venezuela. Es bien conocido que los dos vecinos andinos en realidad no tienen una historial de relaciones cordiales en los últimos años (aunque últimamente se están recuperando un poco), y casi fueron a la guerra en 2008 después de que Colombia montó una operación unilateral de fuerzas especiales contra las FARC en Ecuador, aliado de Venezuela, así que ciertamente existe una atmósfera de explotable hostilidad y desconfianza que se ha desarrollado entre ellos. Si bien EU por supuesto puede usar a Colombia como base de operaciones para actividades de desestabilización (despliegue de fuerzas especiales, centros de guerra de información, etc.), el verdadero potencial del país se abre una vez resuelto el conflicto con las FARC.

He aquí la coincidencia entre las acciones de EU en Cuba y Colombia. Las pláticas de paz han estado en curso en la Habana, que apenas ha hecho un giro hacia EU. Como resultado del cambio de política extranjera por parte de la isla hacia EU, Washington correspondió quitando a la Habana de la lista de estados “patrocinadores del terrorismo”. El verdadero escollo es que las FARC, con las que Cuba ha tenido nexos en el pasado, está designada oficialmente por EU como una organización terrorista, aunque reconoce que la Habana no le ha proporcionado ningún apoyo material, ergo su eliminación de la lista. Lo que sucede es un interesante tango diplomático, por medio del cual EU quitó a Cuba de la políticamente motivada lista de “estados terroristas” no solamente como prerrequisito para la reanudación de relaciones bilaterales (y para cederle a Cuba una victoria simbólica), sino además con la expectativa de que el quid pro quo sería que la Habana presionara al grupo de manera sincera a que alcanzase un histórico acuerdo de paz. Ya que EU, Colombia y Cuba andan empujando por la paz, va en aumento la probabilidad de que haya un avance histórico, el cual, aunque debiera haberse hecho hace tiempo y teóricamente le conviene a todo el mundo (incluyendo a Venezuela), podría de manera previsible llevar a consecuencias negativas a largo plazo para Caracas.

Aquí se presenta el plan anti-Venezuela de cuatro pasos que EU quisiera ver realizarse después de que se alcance un acuerdo Colombia-FARC.:

Despliegue militar de Colombia a lo largo de la frontera con Venezuela

Tal y como está, las FARC han perdido mucho de su territorio desde 2002, pues ahora ocupa solamente algunos nichos dispersos anárquicamente a través del país. Aún así, la existencia del grupo y su recién renovada campaña contra el gobierno (aun a la luz de las negociaciones de paz en curso) promueve una situación de seguridad poco deseable para el país, y por consiguiente desvía la atención de un significativo enfoque militar a lo largo de la frontera Venezolana. Si las FARC resultaran neutralizadas, sin embargo. Entonces las fuerzas armadas colombianas podrían cambiar esta situación y concentrarse más en la seguridad externa del país en lugar de la seguridad interna. De por sí, es probable que los militares colombianos fortalezcan su postura a lo largo de la frontera y refuercen las zonas estratégicas. En caso de futuras hostilidades con Venezuela, esto podría ofrecer una ventaja decisiva a los colombianos e inclinar el equilibrio de fuerzas a su favor, especialmente si Caracas tiene que contender con una simultánea amenaza desde Guyana (se describirá a continuación). Este cambio en la situación irónicamente colocará a Venezuela en la misma posición en la que se encontraba Colombia en 2008 cuando estaba entre dos potenciales enemigos (Venezuela y Ecuador) y a punto de guerra con ambos.

Más bases de EU

EU ya cuenta con un conjunto de bases en Colombia, pero luego de la conclusión del conflicto con las FARC, probablemente ampliará aun más su presencia militar. La “justificación” ostensible para tales despliegues podría ser el ayudar al gobierno colombiano a “reforzar el control” sobre las zonas anteriormente administradas por los rebeldes (una derivación del argumento de EU a favor de proporcionar asistencia militar a Kiev), y no importa si la presencia militar es permanente, itinerante, o parte de un régimen prolongado de “formación” (de nuevo, al igual que Ucrania). En esencia, todo es lo mismo, pues los EU no se retirará de Colombia al igual que no va a recoger sus cosas y a dejar Alemania, y del mismo modo que se arrastró siempre al este hacia Rusia tras el fin de la Guerra Fría en Europa, hará lo mismo en lo que respecta a Venezuela después de la guerra de las FARC en Colombia. La combinación del despliegue y la colaboración mano a mano de los ejércitos de Estados Unidos y Colombia a lo largo de las fronteras de Venezuela daría lugar a un deterioro de la situación de seguridad y ofrecería tentadoras oportunidades para la organización de un ataque de bandera falsa.

3. Reclamaciones agresivas por parte de Colombia por la península Guajira y las Zonas Marítima adyacentes:

En esté momento, Colombia controla la mayor parte de la península de la Guajira, con Venezuela administrando únicamente una pequeña franja a lo largo del Lago de Maracaibo. Sin embargo, como resultado de su control sobre las islas de Los Monjes (básicamente pequeñas e inhóspitas rocas) en la salida del lago hacia el Caribe, Venezuela es capaz de ejercer la soberanía sobre toda la zona rica en petróleo, que constituye el recurso natural fundamental de su industria, y el Golfo de Venezuela que lo conecta con el mundo. Colombia ha tenido problema con esto desde la década de 1950, y la disputa resurgió nuevamente después de que Maduro lanzara el Decreto 1787 del 26 de mayo para crear Zonas Operativas de Defensa Integral Marítimas e Insulares (Zodimain) a lo largo de las fronteras marítimas de Colombia y Guyana. En lo que respecta a Colombia, Bogotá está enfurecida de ahora no tener oportunidad de controlar la ruta comercial marítima más crítica de su vecino, y es posible que pueda tratar de transnacionalizar la crisis poniendo a los EU de su lado. Tal desarrollo seguramente aumentará la presión geopolítica sobre Venezuela, e incluso podría ver a los EE.UU. reforzando sus lugares de operaciones de avanzada en las cercanías de Aruba y Curazao. Por otra parte, la Cuarta Flota podría incluso decidir crear un lugar “temporal” en la ya planificada instalación naval de Colombia en Tierrabomba, muy cerca de Cartagena y dentro de la capacidad operativa de la Península de la Guajira.

4. Caza de las FARC dentro de Venezuela:

La etapa final del plan ideal de los EU en Colombia sería que los militares del país “cazen” a unidades renegadas de las FARC en Venezuela, especialmente en un momento en que el país está pasando por la etapa más álgida de desestabilización de una Revolución de Color. La pretensión sería bastante simple – unidades delincuenciales de las FARC serían acusadas ​​de operar entre las fronteras y de explotar las dificultades internas de Venezuela, lo que daría a Colombia la “justificación” que necesita para atacar quirúrgicamente a su vecino. Si esto suena igual que lo ocurrido en Ecuador en 2008, es porque así es, sólo que esta vez, con Venezuela mucho más débil de lo que estaba antes, esas violaciones descaradas de la soberanía nacional podrían entonces dirigirse hacia el este con la intención de cambiar de manera decisiva el equilibrio interno de poder de su vecino hacia el lado de los Revolucionarios de Color. Ampliando este escenario, podría simplemente suceder que los militares colombianos ‘rastreen’ a los supuestos combatientes de las FARC a la península de la Guajira, y la intervención militar resultante podría consumar el control de Colombia sobre territorios continentales en disputa. Esto acarrearía un cambio de las fronteras marítimas (el propósito principal) que le daría el control a Colombia del punto de acceso principal a las reservas de petróleo críticas de Venezuela, el Lago de Maracaibo.

Debido a los beneficios geopolíticos concretos que este escenario supondría, es de inferir que los posibles ataques transfronterizos contra las FARC en territorio venezolano, sólo se llevarán a cabo por parte de Colombia en medio del deterioro de la situación interna de su vecino, muy probablemente un éxito parcial de la Revolución de Color. De hecho, puede que no hayan tales combatientes de las FARC en la forntera, para empezar, sino que mediante un aparato de información, Colombia (con la ayuda de las redes de comunicación globales estadounidenses como CNN) logre coordinar un cúmulo simultaneo de propaganda con la escalada de una campaña de Revolución en Color en Venezuela, para así poder crear los “pretextos plausibles” para por lo menos amenazar con tal intervención. Esto a su vez mantendría a los militares venezolanos en la frontera no pudiendo desplegarse plenamente en las ciudades que experimentan los peores disturbios, ya que tendrían que retener una fuerza de disuasión suficientemente considerable en la frontera con Colombia para protegerse de la posible amenaza. Por lo tanto, incluso si Colombia nunca cruza a territorio venezolano, la mera amenaza de hacerlo en el contexto de una revolución de color a gran escala podría ser suficiente para alcanzar el desbalance deseado en el poder que las fuerzas anti-venezolanos están buscando, y realización exitosa de la operación de cambio de régimen podría llevar al poder a un gobierno pro-colombiano susceptible a los cambios de las fronteras marítimas y/o tierras a favor de Bogotá.

La amenaza que viene de Colombia es de naturaleza militar clásica y busca contener físicamente a Venezuela. Aunque sus consecuencias serían graves, la mayor parte del plan depende en última instancia de la resolución de la guerra con las FARC. Cuanto más tiempo se prolongue el conflicto, más tiempo puede ganar Venezuela para la elaboración de una defensa adecuada contra tales intrigas político-militares, significando con ello que aunque está en favor de una solución pacífica, adquiere una cierta ventaja estratégica si el proceso de reconciliación puede prolongarse tanto como sea posible.

Si bien es de hecho posible que los EU podrían profundizar su compromiso militar con Colombia si la guerra con las FARC se intensifica, puede que no sea capaz de proyectar de forma coordinada la fuerza deseada contra Venezuela si el conflicto interno está aún en curso o todavía no está totalmente resuelto. Además, dado que se espera que de todos modos las fuerzas estadounidenses continúen su participación en Colombia después de la guerra, desde la perspectiva estratégica de Caracas, es mejor para ellos que se centren en las FARC durante el mayor tiempo posible antes de que fijan su atención en Venezuela. Incluso si mañana se firmará un tratado de paz, todavía llevará algún tiempo que el control del gobierno se restablezca por completo en todas las regiones de Colombia, lo que significa que el escenario antes mencionado de desestabilización contra Venezuela va a ser preparado para un futuro próximo (a la mayor brevedad), pero por el momento no se ven consecuencias de ello, aunque esto pudiera cambiar de rumbo en caso de una escalada inesperada del diferendo en la Península de la Guajira y la disputa marítima relacionada.

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