por Agencia Central de Noticias de Corea, en KCNA
(Nota del Editor) El 27 de Julio de 1953 se firmó el armisticio entre las fuerzas beligerantes, lo que dio fin a lo que se conoce como “la guerra de Corea“. Con motivo de esta fecha, la Agencia Central de Noticias de Corea, en un artículo fechado en el día de hoy, realiza el análisis de uno de los significados más importantes de la victoria del pueblo coreano contra el imperialismo norteamericano y los traidores surcoreanos a su servicio.
La victoria lograda por el ejército y pueblo de Corea en la pasada guerra coreana (25 de junio de 1950 – 27 de julio de 1953) bajo la dirección del Presidente Kim Il Sung tiene mucha importancia porque defendió la libertad y la independencia de la patria y también la paz mundial.
Muchos analistas del mundo comentaron que EE.UU. provocó la guerra coreana con vistas a la nuclear destinada a conquistar a Corea y dominar el mundo con armas nucleares.
Lo comprueba el hecho de que al desatar la guerra coreana, el presidente estadounidense Truman publicó una declaración referente al uso de bombas atómicas y declaró el “estado de emergencia estatal” para preparar la Tercera Guerra Mundial.
Cuando la “ofensiva general de Navidad” se convirtió en la retirada general, Truman pronunció en una rueda de prensa un discurso violento amenazando con utilizar todos los medios necesarios, inclusive bombas atómicas, para enfrentarse a la nueva situación en Corea.
Las fuentes extranjeras transmitieron que el mandatario norteamericano había planeado exterminar 700 millones de personas asestando desde la guerra coreana el ataque nuclear a Corea, China y la ex Unión Soviética.
Los documentos publicados por los órganos confidenciales militares de EE.UU. señalan que Eisenhower, sucesor de aquél, insistió 5 veces en el uso inmediato de las bombas atómicas en la guerra coreana.
Pero, la intención de guerra nuclear de EE.UU. resultó frustrada ante la victoria de la República Popular Democrática de Corea.
Cada vez que sufría un golpe duro, EE.UU. hizo esfuerzos desesperados para resarcir la derrota presentando el ultimátum de “uso inmediato de bomba atómica”, pero no pudo asustar ni rendir al pueblo coreano.
Si el poderío ideo-espiritual y el estratégico-táctico de la RPDC no hubieran frustrado la amenaza de guerra nuclear de EE.UU., habría llegado el horrible “invierno nuclear” que habría dado marcha atrás a la civilización de la humanidad a la edad paleolítica.
Desde tal punto de vista, tiene gran significado el día de la victoria (27 de julio) de la RPDC que previno la guerra nuclear en escala internacional y defendió la paz mundial.
EE.UU. deberá escuchar seriamente el consejo justo de la opinión pública mundial de que si provoca nueva guerra en la Península Coreana, sufrirá la derrota final, incomparable con la experimentada en la guerra de la década de 1950, ante el fuerte golpe de la RPDC que se puso en la primera fila de las potencias nucleares.
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