por Peter Koenig para The Saker Blog
¿Por qué nadie se atreve a utilizarar el término “genocidio” en relación con las atrocidades cometidas por Washington en todo el mundo? – Si hay una nación que es culpable de asesinato en masa, son los Estados Unidos de América y sus manipuladores sionistas. Pero nadie parece prestar atención. O, mejor dicho, nadie se atreve a decirlo. Se ha convertido en la nueva normalidad. Engañar el cerebro de las personas. La nación excepcional puede hacer lo que quiera, cuando quiera y donde quiera, sembrando guerras y conflictos, matando a millones y millones de personas, culpando a Rusia y China, y por supuesto, a Irán, Venezuela, Siria, Cuba, Corea del Norte y el resto del mundo, y la lista continúa.
Cuando el Sr. Tillerson llama abiertamente a un golpe militar en Venezuela, está incitando al genocidio en este pacífico vecino del sur. Esto significa, para aquellos que están escuchando, como Capriles and Co., que pueden contar con el apoyo de los EE. UU., lo que por supuesto ya sabían desde el principio. Pero ahora es oficial, cuando el Secretario de Estado de los EE. UU. llama abiertamente a una intervención militar, pide sangre, está provocando un baño de sangre. Eso es genocidio. Por definición, él es un asesino. Sin embargo, él anda libre.
Imaginemos que cualquier persona que haga esto en algún lugar del mundo, cualquier otro político del ranking de Tillerson, que no se doblegue a los deseos de Washington, estaría en la lista negra de Washington, y podría convertirse en víctima de un dron mortal o una poción venenosa, o cualquier otra cosa. La CIA hace su mejor trabajo para ‘neutralizar’ a personas inconvenientes. Sin embargo, nadie se atrevería a pensar siquiera en llevar a Tillerson ante un tribunal internacional, y mucho menos en neutralizarlo.
En las bases estadounidenses totalmente ilegales en el triángulo nororiental de Siria, en la frontera con Irak y Turquía, cerca de Raqqa, en Tabqa, donde las fuerzas estadounidenses tomaron una base aérea siria y en al-Tanf, Rex Tillerson pide aumentar el contingente actual de aproximadamente 2,000 soldados hasta 30,000 – reclutados principalmente entre los kurdos. Esto parece y probablemente sea una expansión del ejército rebelde kurdo YPG, o más bien del ejército terrorista patrocinado por los EE. UU., totalmente financiado, armado y formado por los EE. UU. De hecho, apoyan al también formado hace no mucho tiempo ISIS, con el objetivo de, eventualmente, lograr un “Cambio de régimen”, derrocando al presidente legítimo y democráticamente elegido Bashar al-Assad.
También uno se podría preguntar, ¿cómo es que el presidente Assad tolera estas bases ilegales en su país? Podría llamar al consejo de seguridad de la ONU para que los expulse. Por supuesto, eso no sucedería, dado que EE. UU. tiene derecho de veto, pero haría mucha publicidad y le haría saber al mundo que Estados Unidos está ocupando cualquier país que le antoje, ilegalmente, por supuesto.
“Cambio de régimen” a toda costa: este es el nombre del juego, ese es el objetivo final de los Maestros del Genocidio, antes de que un país caiga en el caos, la guerra eterna, la ocupación eterna para la usurpación eterna. – ¿Por qué los occidentales amantes de la paz no ven esto? ¿Por qué no elevan la voz contra tales crímenes? ¿Porque sus medios les dicen lo contrario? – Quizás. Pero es humanamente imposible que hayan seres humanos con cerebros tan débiles que les impidan distinguir lo que es moral, éticamente correcto, y lo que es pura falsedad.
Es la “zona de confort” occidental, ¡que estúpidez! – Cómodamente sentados en nuestros mullidos sillones, ver los deportes y las estúpidas y degradantes series de comedia y las comedias hechas en Hollywood, mientras tomamos cerveza, es más fácil que cuestionarnos a nosotros mismos: ¿qué es lo que estamos permitiendo que les suceda a personas totalmente inocentes? – ¿Acaso se le ocurre a alguien que quienes no se ponen de pie y protestan contra estos asesinatos masivos, incluida esta última amenaza de Tillerson de “Cambio de régimen” en Venezuela con un golpe militar inducido en el extranjero, son cómplices por asociación, al no hacer nada, por dejar que ocurra este genocidio impuesto por Estados Unidos? ¿Cuánto haría falta para salir de la zona de confort? – Tal vez, cuando se nos golpee a nosotros, en Europa, en los EEUU, en el mundo occidental, consumidores de noticias del MSM en el sillón-, ¿nos vamos a despertar entonces? Para entonces pudiera ser muy tarde.
Es nuestra obligación hacia la humanidad detener esta embestida de genocidios en todo el mundo, siempre por el mismo perpetrador y sus títeres y mercenarios: Estados Unidos, su vasallo, Europa, y la OTAN.
Debemos estar seguros de una cosa, los Estados Unidos nunca desistirán. Tienen un objetivo y lo perseguirán hasta el final, y el final solo puede ser el Dominio de Espectro Total o, si no, el fin del imperio. Las oscuras fuerzas que comandan desde la sombra a los EEUU y los militares aliados no tienen ningún escrúpulo en cometer un genocidio gigantesco para alcanzar su objetivo. Lo han demostrado durante los últimos 20 años con la interminable “guerra contra el terror”, devastando Medio Oriente, Irak, Afganistán, Siria, y muchos más, millones de personas han sido asesinadas o mutiladas, o han sido refugiadas, sin hogar, sin nombre, enfermas y muriendo de enfermedad y hambre – sin techo por años – siendo expulsado de los mismos países que destruyeron sus hogares y sus medios de vida… ¿y el mundo es demasiado tímido para llamar a esto genocidio de proporciones bíblicas?
Ahora, Tillerson, el multimillonario arrogante, ex jefe de Exxon, convertido en diplomático de El Donald, o en el largo brazo del Estado Oscuro Anglosionista, está pidiendo nada menos que genocidio en Venezuela. Hace apenas unos días, este monstruo inhumano ha expresado placer y satisfacción por los norcoreanos que sufren y mueren de hambre, porque las “sanciones” están funcionando. ¿Se puede imaginar, hasta qué nivel se ha hundido la humanidad? – Nadie siquiera pestañea ante las atrocidades que pronuncia el testaferro de los preversos emperadores, mucho menos nadie va a ir a las barricadas. La matanza y el placer de matar y de sufrir, y no olvidar, el beneficio empresarial maximizado de todo ello se ha convertido en la nueva normalidad. Su genocidio incorporado – y la mayoría en occidente vive bastante cómodamente con él.
¡Despierta mundo! – ¡Es mediodía! – Incluso si Tillerson no aprieta el gatillo él mismo, es un asesino en masa por asociación, ordenando a otros que lo hagan. Gente como Tillerson y todos sus predecesores, jefes del Pentágono y de la CIA y, por supuesto, los principales verdugos, el propio Trump y sus predecesores, deben comparecer ante un Tribunal del tipo de Nüremberg, donde se imparte el mismo tipo de justicia que en el caso las fuerzas aliadas que dirigieron los juicios nazis después de la Segunda Guerra Mundial.
De hecho, muchos de los crímenes nazis palidecen cuando se los compara con los que las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN, más sus vasallos europeos, han cometido -y lo hicieron durante todo el siglo pasado- en todo el mundo, en África, Asia y América del Sur: genocidio en sobremarcha. Trump sacude los sables con “fuego y furia”, Tillerson incita al golpe militar en Venezuela, y a derrocar al gobierno sirio legítimo y democráticamente elegido, y por supuesto, Irán siempre está en la mira, sin importar que un acuerdo nuclear fuera firmado y sellado por el grupo de los 5 + 1, el 14 de julio de 2015 en Viena. Ningún acuerdo, ningún contrato ni promesa es honrado jamás por Washington. ¿Quién será el siguiente? ¿Quizás Bolivia, y por supuesto, Cuba, donde las recién establecidas relaciones diplomáticas con la renovada embajada de los EE. UU. en La Habana no son más que un caballo de Troya apenas velado?
Teniendo en cuenta los interminables insultos y provocaciones de Washington a Rusia, con las fuerzas estadounidenses y de la OTAN a lo largo de las fronteras del Báltico, Europa del Este y el Mar Negro con Rusia. Si no fuera por el presidente Putin y su ministro de Relaciones Exteriores, igualmente sabio e inteligente, Sergei Lavrov, podría haber ocurrido ya un enfrentamiento caliente y sangriento entre Rusia y Estados Unidos.
Cuando Nikki Haley llamó abiertamente a derrocar al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, un alto funcionario palestino en las Naciones Unidas la llamó a “callarse”. Bien dicho. Es hora de que el mundo haga acopio de sus fuerzas y diga a los criminales de guerra como Tillerson que se callen, cuando piden golpes militares en los países que quieren subyugar, como Venezuela y Cuba, las únicas democracias verdaderas del hemisferio occidental. Las únicas democracias verdaderas, estas no son mis palabras, aunque me suscribo totalmente a ellas, estas son palabras de una eminencia intelectual, nadie menos que el profesor Noam Chomsky.
Si a alguien le importara entender lo que implica el sofisticado proceso de representación de la democracia popular en Venezuela, seguramente les sorprendería que nuestra democracia de estilo occidental, una persona y un voto, que es totalmente manipulable y está siendo manipulada categóricamente, es tan anticuado como los cuentos de hadas. Procesos similares articulados y limpios rigen las elecciones cubanas.
La CIA en conjunto con el Mossad y otras fuerzas secretas, además de la OTAN, reclutan, entrenan, financian y arman mercenarios terroristas para hacer el trabajo sucio de Washington. El Pentágono, la CIA, el Departamento de Estado y la OTAN no se detendrán antes hasta lograr un “cambio de régimen” en Siria, y hasta que Venezuela sucumba a las constantes calumnias, chantajes, manipulaciones monetarias y otras muchas presiones externas; y hasta que Rusia y China sean sometidas, a menos que este imperio en constante debilitamiento se detenga en seco. Y eventualmente lo hará. Pero, ¿cuántas personas más tendrán que morir antes de que el monstruo muerda el polvo y permita que la vida y la naturaleza evolucionen y se desarrollen para traer igualdad y paz al globo terrestre?
Digámoslo de nuevo: el único país del mundo que comete genocidios constantes y se sale con la suya, es la nación excepcionalmente autodenominada, los Estados Unidos de América. Nosotros, la Gente, debemos y aún podemos detener esto.
Peter Koenig es economista y analista geopolítico. También fue un antiguo miembro del personal del Banco Mundial y trabajó extensamente en todo el mundo en los ámbitos del medioambiente y los recursos hídricos. Da conferencias en universidades de los Estados Unidos, Europa y América del Sur. Escribe regularmente para Global Research, ICH, RT, Sputnik, PressTV, The 21st Century (China), TeleSUR, The Vineyard of The Saker Blog y otros sitios de Internet. Es autor de Implosion – Un thriller económico sobre guerra, destrucción ambiental y avaricia corporativa – ficción basada en hechos y en 30 años de experiencia del Banco Mundial en todo el mundo. ¡También es coautor de The World Order and Revolution! – Ensayos de la Resistencia.
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