por Iván Kesic. En PressTV. Traducción de Comunidad Saker Latinoamérica
El domingo, coincidiendo con Arba’een, el movimiento de resistencia libanés Hezbolá llevó a cabo una operación militar de represalia a gran escala contra el régimen israelí en lo profundo de los territorios ocupados.
La operación, conocida como la primera fase de represalia por el asesinato del comandante de alto rango de Hezbolá, Fuad Shukr, implicó múltiples ataques estratégicos.
Según una declaración emitida por Hezbolá, la fase inicial de la operación estratégica considerada un éxito total, tuvo como objetivo cuarteles y sitios militares israelíes clave, para facilitar el despliegue de drones de ataque en las profundidades de los territorios ocupados.
Los objetivos incluían seis bases militares israelíes, tres cuarteles y dos posiciones de artillería, todos alcanzados por más de 320 cohetes Katyusha, según el movimiento.
El primer objetivo fue la Base Meron, situada en el Monte Meron (Jabal al-Jarmaq), el pico más alto de los territorios palestinos ocupados.
Esta base, de importancia estratégica, alberga instalaciones de control de tráfico aéreo, radar, vigilancia, comunicaciones e interferencias, y sirve como principal centro de mando militar para la guerra aérea y la inteligencia para el ejército israelí en el frente norte.
La Base Meron tiene 1 km de largo y 200 m de ancho, a una altitud de 1200 m. Actualmente está en proceso de ampliación en su parte occidental y es reconocible por tres grandes radomos (cúpulas de radar), que albergan potentes antenas de radar.
Estas antenas, junto con cámaras avanzadas, dispositivos de vigilancia y sistemas de posicionamiento topográfico, brindan excelentes capacidades de interceptación de señales y espionaje en grandes áreas del Líbano y Siria.
La base también se utiliza para la guerra electrónica, como quedó demostrado durante la primera semana después de la Operación Tormenta de Al-Aqsa, cuando los sistemas de localización por satélite quedaron totalmente interrumpidos en el sur del Líbano y el norte de la Palestina ocupada.
Después de un monitoreo preciso de las señales de interferencia que obstaculizaban la capacidad de los receptores para detectar ondas satelitales, se identificó la Base Meron como la fuente de esta interferencia, probablemente destinada a evitar que la resistencia en el Líbano utilizara artefactos de ataque de precisión.
La Base Meron ha sido un objetivo frecuente de los ataques de represalia de Hezbolá debido a su papel en la coordinación de las operaciones aéreas israelíes y los bombardeos en el Líbano y Siria.
En mayo de 2006, tras el asesinato del comandante de la Jihad Islámica Palestina Mahmoud al-Majzoub en Sidón, Hezbolá lanzó una andanada precisa de cohetes contra la base. Meses más tarde fue atacada nuevamente, causando daños sustanciales.
Desde el inicio de la guerra genocida en Gaza en octubre del año pasado, la base fue atacada por primera vez a principios de enero con 62 misiles, tras el asesinato del miembro del buró político de Hamás, Saleh al-Arouri.
Fue atacada nuevamente a finales de abril, mediados de mayo y principios de julio con salvas de cohetes igualmente letales y, más recientemente, dos días antes del último ataque masivo, con un número no revelado de misiles.
Según informes de los medios israelíes, los daños fueron reparados después del primer ataque y se instaló nuevo equipo, que posteriormente fue nuevamente atacado, lo que provocó más daños aumentados.
Esta vez, los cohetes Katyusha se utilizaron principalmente para abrumar el sistema de defensa aérea israelí, mientras que las antenas del radomo fueron alcanzadas por misiles ATGM (Anti-Tank Guided Missile) guiados con precisión, con imágenes del impacto publicadas por los medios militares de Hezbolá.
Además de la base Meron, otros objetivos incluían posiciones de artillería en Neve Ziv y Zaoura, así como los cuarteles de Kaila, Yoav y Ramot Naftali, y las bases de Jaatoun, Sahel, Nafah, Yardena y Ein Zeitim.
En su discurso posterior a la operación, el Secretario General de Hezbolá, Seyyed Hassan Nasralá, explicó que estas posiciones tenían como objetivo agotar los misiles interceptores Cúpula de Hierro, allanando el camino para un ataque exitoso con drones en lo profundo de los territorios ocupados.
Señaló que si bien el plan inicial era lanzar 300 cohetes Katyusha, el conteo final llegó a 340, y enfatizó que en esta fase no se utilizaron misiles balísticos avanzados.
Tras la finalización de la primera fase, la segunda fase implicó un enjambre de ataques con drones contra la base de inteligencia de Glilot entre Tel Aviv y Herzliya, y la base aérea de Ein Shemer entre Hadera y Harish.
Estos objetivos, situados a 110 y 75 kilómetros respectivamente de la frontera libanesa, fueron alcanzados por drones que sobrevolaron sin ser detectados el valle de Beqaa.
La Base Glilot sirve como cuartel general operativo de la unidad de inteligencia militar 8200, donde la información recopilada se procesa y envía a estrategas militares y otras agencias de inteligencia israelíes, incluido el Mossad.
Como el sitio más crítico de la inteligencia militar israelí (Aman), la Base Glilot fue identificada previamente en un análisis del sitio web de Press TV como un objetivo probable de un ataque de represalia.
La base aérea de Ein Shemer, otro objetivo, es un sitio crucial de defensa aérea que alberga sistemas de misiles antibalísticos Arrow 2 y radares Great Pine con un alcance de 1.000 km.
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