por Dmitry Orlov. En Club Orlov. Publicado originalmente el 26 de marzo de 2025. Traducción de Comunidad Saker Latinoamérica
En una reciente cumbre de la Unión Europea, la ginecóloga en jefe, Frau Leyen, exigió 800.000 millones de euros para un plan cuatrienal de rearme de la Unión Europea. Tan solo 150.000 millones de euros de esta suma provendrían de eurobonos recién emitidos; los 650.000 millones restantes los reunirían los Estados miembros de la UE incrementando su ya elevadísima deuda soberana. Para facilitar el proceso de mendicación de fondos, se suspendería la regla del límite de déficit presupuestario del 3 %. Todos estos fondos se destinarían al rearme, y a un ritmo vertiginoso.
El plan de rearme viene con letra chica: los fabricantes de armas solo podrían participar tras firmar un pacto de seguridad especial con la Comisión Europea. Esta pequeña píldora venenosa fue introducida por el engreído gallo galo Emmanuel Macron con la esperanza de que esto dirigiera parte de los fondos a la industria armamentística de Francia. Si algún fabricante de armas aceptara este pacto de seguridad, bastante descabellado, existen otras estipulaciones: no recibirían más de un tercio del total, ya que el 65 % debe destinarse al complejo militar-industrial europeo, que debe surgir espontáneamente y empezar a producir sistemas de armas modernos en masa según un modelo de fabricación de ciclo cerrado y altamente localizado. Se hizo especial mención a Noruega (como arsenal de Europa) y, entre todos los lugares, a Ucrania (como… ¿el lavado de dinero de Europa?).
Retrocedamos un poco y digamos lo obvio: el plan de guerra de la ginecóloga es descabellado. Se pueden tener bebés en nueve meses; los sistemas de armas de alta tecnología, con la capacidad industrial subyacente, tardan décadas en desarrollarse. Nada de eso está en marcha; ni lo estará en cuatro años. Pero hay más: según la política del gobierno estadounidense, ningún fabricante de armas europeo puede fabricar prácticamente nada sin piezas de origen estadounidense. Esto es intencional: al concluir la Segunda Guerra Mundial, quienes impulsaron el Plan Marshall pensaron que lo mejor era mantener a raya a los fabricantes de armas europeos. Las famosas “normas de la OTAN”, a las que deben adherirse todos los ejércitos europeos, exigen que dos tercios de todas las compras de armas provengan de contratistas de defensa estadounidenses, mientras que el tercio restante debe estar generosamente provisto de piezas fabricadas en Estados Unidos.
Está claro, pues, que en los próximos cuatro años no aparecerán armas de fabricación europea por valor de 800.000 millones de euros. Y esto, al parecer, está bien, porque ni Frau Leyen ni nadie en la UE sabe para qué se utilizarían estas armas. No se menciona en absoluto qué ejércitos estarían equipados con ellas. En primer lugar, ¿serían ejércitos nacionales o formaciones a nivel de la UE? Se puede pensar en ejércitos nacionales en el caso de algunas de las naciones más grandes (Alemania, Francia e Italia, esencialmente), pero cuando se trata de varias Letonia y Eslovenia, no hay suficientes soldados para que el ejercicio valga la pena.
Si se trata de un esfuerzo a nivel de toda la UE, en paralelo o como sustituto de la OTAN, probablemente sería buena idea al menos duplicar el presupuesto de 800.000 millones de euros para incluir todo el respaldo, la logística, el reconocimiento, la inteligencia, el mando y el control, etc., que una organización tan grande, extensa y amorfa conllevaría. La OTAN puede funcionar porque, en esencia, se compone de fuerzas estadounidenses como plato principal, además de bruschetta, tapas y canapés europeos. El tipo de comida que se podría preparar con Estados Unidos fuera sería más bien un refrigerio ligero. Hay que tener en cuenta que han pasado ochenta años desde la última vez que Europa libró una guerra (que perdió) y, desde entonces, el carro militar europeo ha estado enganchado al caballo de batalla estadounidense. A su vez, durante este periodo de entreguerras de 80 años, ese caballo de batalla, a pesar de recibir abundante forraje, ha perdido todas las guerras, con la excepción de su invasión de la diminuta isla de Granada durante el reinado de Reagan.
No importa para qué ejércitos se usen estas armas; la estructura de las fuerzas armadas es, después de todo, una consecuencia de la doctrina militar. Uno no decide a la ligera que tendremos una especie de buffet de defensa con uno o dos ejércitos continentales, una fuerza expedicionaria, un equipo de fuerzas especiales y diversas defensas aéreas como aderezo. ¿Para qué está pagando la Unión Europea en términos de estrategia militar? ¿Para atacar a Rusia? Entonces su problema no es militar, sino psicológico. Rusia es perfectamente capaz no solo de derrotar, sino de destruir por completo cualquier parte de Europa que decida amenazar seriamente su seguridad. A diferencia de Europa, Rusia sí tiene una doctrina militar y la sigue al pie de la letra.
“¿Para qué está pagando la Unión Europea en términos de estrategia militar? ¿Para atacar a Rusia? Entonces su problema no es militar, sino psicológico. Rusia es perfectamente capaz no solo de derrotar, sino de destruir por completo cualquier parte de Europa que decida amenazar seriamente su seguridad. A diferencia de Europa, Rusia sí tiene una doctrina militar y la sigue al pie de la letra”
Dmitry Orlov
¿La intención de Europa es defenderse de un ataque ruso? Entonces, ¿por qué el plan es rearmarse en cuatro años en lugar de cuatrocientos o cuatro mil? ¿Rusia necesita a Europa? No, Rusia ya ha obtenido todo lo que necesita de Europa. En los últimos tres años, los rusos han aprendido a elaborar excelentes embutidos y quesos, y las bodegas rusas prosperan, mientras que los productos manufacturados que antes suministraba Europa ahora provienen de China o de otras partes del sudeste asiático. Rusia está feliz de dejar que Europa se cocine en su propio jugo y no volver a molestarla nunca más, siempre y cuando siga siendo en su mayor parte inofensiva, como lo es ahora.
La razón del plazo de cuatro años no tiene nada que ver con ninguna amenaza militar real y es bastante simple: es el tiempo que queda antes del fin designado del mandato de Trump, tras el cual, como deben estar pensando Frau Leyen y compañía, será posible reintroducir en la Casa Blanca a algún nuevo cadáver con lapicera automática, o a la amazona con retraso mental o a algún otro imbécil, y el saqueo globalista podría reanudarse. Claro que, para entonces, los pagos de intereses de la deuda nacional estadounidense podrían acabar con el resto del presupuesto nacional, lo que significa que no quedará nada que saquear, pero no deberíamos esperar que una ginecóloga jubilada entienda estas cosas.
Pero supongamos, por el momento, que atacar a Rusia es el plan real, a pesar de lo que esto implica en términos de psiquiatría clínica. ¿Sería Europa capaz de repetir el plan de rearme de cuatro años del mariscal Hermann Göring? Durante ese tiempo, Göring logró rearmar la Wehrmacht, la Lüftwaffe y la Kriegsmarine hasta aproximadamente el 50%. Luego, la Alemania nazi se quedó sin oro y tuvo que precipitarse a la guerra, que perdió. Para lograr incluso esto, los nazis tuvieron que reorganizar Europa como un campo de trabajo, imponer numerosas restricciones a la empresa privada, ilegalizar los sindicatos, congelar el servicio de la deuda y el pago de dividendos, y, en general, actuar como un grupo de nazis enloquecidos. ¿Es Alemania capaz de volver a ser completamente nazi? Esto parece bastante dudoso, aunque Bundeskanzler Scholz más Bundeskanzler Merz suman “Schmerz”, que significa “dolor”, y en el caso de ambos personajes es evidente que la sangre de sus abuelos nazis les ha hervido el cerebro. Aun así, los alemanes de Scholz y Merz no son los alemanes de Hitler, ni de Káiser Guillermo, ni de Bismarck, sino que están hechos de una pasta mucho más blanda y suave.
“Bundeskanzler Scholz más Bundeskanzler Merz suman “Schmerz”, que significa “dolor”, y en el caso de ambos personajes es evidente que la sangre de sus abuelos nazis les ha hervido el cerebro. Aun así, los alemanes de Scholz y Merz no son los alemanes de Hitler, ni de Káiser Guillermo, ni de Bismarck, sino que están hechos de una pasta mucho más blanda y suave”
Dmitry Orlov
Lo que parece aún más dudoso es la voluntad o la capacidad de los estados europeos para desembolsar los 800.000 millones de euros que exigía Frau Leyen. La tendencia es la contraria. De los 40.000 millones de euros de ayuda anunciados para Kiev este año, para compensar la reticencia estadounidense a seguir financiando el fiasco ucraniano, solo quedaron 5.000 millones tras las protestas de Francia, España, Italia, Portugal y Hungría. ¿Cómo, en tales circunstancias, se les puede convencer de que proporcionen 200 veces esa cantidad para las fantasías militaristas de Frau Leyen? Y si eso ocurriera por arte de magia, ¿no frunciría el ceño Donald Trump con enfado y cancelaría todo el proceso amenazando con cerrar y desmantelar la OTAN?
Por suerte, nada de esto es realmente relevante. Hay algo sórdido y tediosamente repetitivo oculto tras la cortina del falso militarismo europeo: la estafa. La élite europea se ha vuelto adicta al dinero estadounidense lavado gratuitamente a través de Ucrania. El plan funcionó a la perfección: varios dignatarios europeos tomaban el lento tren nocturno a Kiev y regresaban con millones de dólares en efectivo en su equipaje diplomático. Pero la era del presidente zombi Biden y sus ladrones secuaces ha terminado, y Trump no pagará más por esta corrupción; por lo tanto, los europeos tienen que encontrar la manera de mantener la fiesta sin la ayuda de Estados Unidos: pidiendo prestado el dinero para dárselo al régimen de Kiev.
Esto no solo es necesario para mantener el flujo de sobornos y dinero secreto, sino que también es esencial para evitar que Zelenski y compañía chantajeen a todos los líderes europeos. Debe haber una pequeña libreta negra en un cajón del escritorio de Zelenski, que contiene los nombres de los funcionarios europeos con las cantidades blanqueadas escritas al lado. ¿Acaso Donald Trump y Elon Musk no querrían saber qué hay dentro? Entonces podrían iniciar procedimientos penales, congelar cuentas bancarias y recuperar parte del dinero que Zelenski ha blanqueado. A Trump le encantaría lanzar su clásico “¡Están despedidos!” a casi todos los líderes de la UE (excepto Orbán, Fico y quizás Meloni), pero no puede hacerlo directamente. Pero si queda claro que todos ellos son corruptores desvergonzados que se fugaron con fondos de los contribuyentes estadounidenses, entonces deshacerse de ellos sería más o menos automático.
“Debe haber una pequeña libreta negra en un cajón del escritorio de Zelenski, que contiene los nombres de los funcionarios europeos con las cantidades blanqueadas escritas al lado. ¿Acaso Donald Trump y Elon Musk no querrían saber qué hay dentro?”
Dmitry Orlov
Si esto ocurriera, Europa se vería envuelta en una reorganización masiva. La Unión Europea y la OTAN desaparecerían; Alemania podría dividirse en Länder (estado federado) pro-AfD (Alternative für Deutschland: Alternativa para Alemania) y anti-AfD, con una línea divisoria que discurre convenientemente a lo largo de la frontera entre la BRD (Bundesrepublik Deutschland: República Federal de Alemania) y la DDR (Deutsche Demokratische Republik: República Democrática Alemana) durante la Guerra Fría; y un buen número de nuevos líderes europeos irían directo a Moscú para ver qué acuerdos podrían cerrar para impulsar sus economías con energía, fertilizantes y mucho más a precios razonables.
Pero también habría un problema bastante serio: Europa tendría que prepararse para la guerra con… Ucrania. Verán, Zelenski, el chico malo que es, es solo una parte del problema. El resto del problema consiste en los batallones nazis, alimentados y mimados por los estadounidenses (como hicieron con Al Qaeda/ISIS). Estos malhechores han sido condicionados para una guerra interminable y solo piensan en dos categorías: “peremoha” (victoria) y “zrada” (traición). Dado que los rusos les negaron la victoria, naturalmente buscaron a quienes los traicionaron y al instante descubrieron que fueron los estadounidenses (Trump ya está siendo vilipendiado en los canales de propaganda ucranianos) y, por extensión, los europeos. Es difícil encontrar a los estadounidenses, escondidos tras un inmenso océano, pero los europeos están ahí mismo: a un corto trayecto en coche, blandos y frágiles, aún bastante ricos y, lo que es más importante, ya inundados de ucranianos fugitivos.
“Es difícil encontrar a los estadounidenses, escondidos tras un inmenso océano, pero los europeos están ahí mismo: a un corto trayecto en coche, blandos y frágiles, aún bastante ricos y, lo que es más importante, ya inundados de ucranianos fugitivos”
Dmitry Orlov
Una vez que se haga evidente que Ucrania ha perdido sus territorios rusos (Nuevarrusia y Malorrusia), así como el apoyo estadounidense, la autoridad central se derrumbará. El territorio restante de la antigua Ucrania se verá sumido en la anarquía, con elementos de guerra civil. Existen precedentes históricos de esto: durante largos períodos, partes de lo que ahora es territorio ucraniano se denominaron “La Ruina” o “El Campo Salvaje”. Finalmente, el proceso de autodestrucción sigue su curso y Rusia restaura gradualmente el orden en estos territorios. Pero este proceso podría fácilmente llevar varias décadas.
Mientras tanto, ¿qué mejor manera de financiar una guerra civil en Ucrania que robando a los pequeños e indefensos países europeos? El patrón ya está establecido y los europeos están haciendo fila para ser desplumados. Recordemos que estas brigadas nazis, aunque considerablemente debilitadas por los rusos, siguen organizadas, muy bien armadas y con la disciplina suficiente para causar estragos. Los supervivientes de estas brigadas son asesinos en masa experimentados, con el cerebro lavado y una fe ciega en Ucrania por encima de todo. Son, en su actual reencarnación, una creación de Estados Unidos, pero serán la pesadilla de Europa.
“¿Qué mejor manera de financiar una guerra civil en Ucrania que robando a los pequeños e indefensos países europeos? El patrón ya está establecido y los europeos están haciendo fila para ser desplumados”
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