El Gran Líder Kim Il Sung, siempre entre nosotros

por Jorge Luis Ubertalli Ombrelli. En Embajadas TV

Este artículo fue escrito para el Seminario “El socialismo avanza con las ideas de los grandes hombres 2019”, bajo el coauspicio del Comité Latinoamericano y del Caribe por la Reunificación de Corea y el Comité Mexicano por la Reunificación Pacífica de Corea, con motivo del Día de Sol (15 de abril), día de natalicio del gran Presidente Kim Il Sung.

Genial ideólogo y teórico pero fundamentalmente un revolucionario, Kim Il Sung (1912-1994), es el eterno Presidente de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), que pervive en los pueblos del mundo como el revolucionario integral y constructor del socialismo jucheano. En la primera mitad del siglo XX, a la edad de poco más de 10 años, emprendió la lucha por liberar el país de la ocupación militar (1905-1945) de Japón y al comienzo de sus actividades revolucionarias, con base en el análisis científico de la nueva era en gestación, concibió una nueva idea, la Juche, la cual sostiene que el dueño de la revolución y su construcción son las masas populares.

El inmiwichón -considerar al pueblo como el cielo- es el principio que guió al Gran Líder de la Revolución Coreana a combatir hasta su partida de este mundo a todos los que intentaron torcer el rumbo de la revolución, ya sea desde afuera- el imperialismo norteamericano, sus lacayos y aquellos que pretendían una Corea Socialista dependiente de sus políticas hegemónicas- o desde adentro, a los sectarios, oportunistas, burócratas y conciliadores con los antivalores del capitalismo injertados en los estamentos de la revolución y su guía, el Partido del Trabajo de Corea (PTC).

Kim Il Sung concibió la Idea Juche en cuanto a realizar la organización de la revolución en todos sus aspectos contando con las propias fuerzas y aplicando su propia doctrina, concebida para oponerse al dominio y la esclavitud de toda clase en Corea y el mundo todo. La independencia de los pueblos, la dignidad de clase y nación, el internacionalismo revolucionario y proletario, la soberanía y la liberación fueron los ejes que concibió el Gran Líder Kim Il Sung para su pueblo y la humanidad toda.

Su visión internacionalista se unió a su patriotismo socialista, y supo conjugar estas dos virtudes fundamentales de un revolucionario en todas sus acciones, a lo largo de su vida. Virtudes que orientaron a sus continuadores a seguir sus pasos en al camino del Socialismo y la Independencia. A partir de la idea Juche y en el marco de las agresiones imperiales orientó al Partido y al Pueblo a prepararse para enfrentar a sus enemigos enunciando la política Songun, que concede suma importancia a los asuntos militares a fin de preparar, hacer y continuar la Revolución.

La consigna “el arma es la mejor amiga del revolucionario” fue impulsada desde el inicio de la lucha antijaponesa y hasta la liberación de Corea, y posteriormente desde la creación de la RPDC. Esta consigna y la política Songún ha sido continuada por sus sucesores en el quehacer revolucionario y antiimperialista –Kim Jong Il y Kim Jong Un– y fue llevada a cabo a través de la Guerrilla Popular Antijaponesa (GPA), creada en 1932; el Ejército Revolucionario Popular de Corea (ERPC), fundado en 1935, ya organizado como Ejército Revolucionario, y el Ejército Popular de Corea (EPC), creado en 1948 y hasta hoy baluarte de la independencia y soberanía de la nación socialista, constructor de grandes obras de infraestructura y producción material y poderoso disuasivo ideológico y material contra cualquier agresión imperial capitalista.

En virtud de la idea Juche y la Songun, la revolución coreana, pese a la dificultad y complejidad sin precedentes con las que tropezó, pudo avanzar victoriosamente. No sólo el pueblo coreano sino los demás progresistas del mundo entero llegaron a contar con una poderosa herramienta ideo-teórica para luchar por la liberación nacional antiimperialista y la lucha social.

A través del Juche se operó un cambio en el campo ideo-espiritual de los revolucionarios y la humanidad toda, y se abrió la nueva perspectiva histórica de la independencia, en la que las masas populares forjan de manera independiente y creadora su destino, sin sujetarse a hegemonía alguna de los poderosos. Siempre apoyándose en las masas populares, fundamentalmente obreros y campesinos, el Gran Líder Kim Il Sung hizo avanzar la revolución coreana en todos los órdenes, y su ejemplo de conductor y organizador fue imitado y elogiado en todos los espacios revolucionarios del mundo y, sobre todo, del denominado Tercer Mundo.

Luego de la guerra de Liberación llevada a cabo contra el imperialismo norteamericano y sus secuaces que, con la “bandera” de la ONU agredieron bárbaramente a la Corea Socialista desde 1950 hasta 1953, siendo derrotados; y siempre llevando a cabo la política de “considerar al pueblo como el cielo” y confiar en su fuerza para desarrollar los distintos quehaceres revolucionarios, el Presidente Kim Il Sung, y el Partido del Trabajo de Corea (PTC), fundado por el Gran Líder en 1946 y cumpliendo la función de ser el “Partido Madre” del Pueblo, llevaron a cabo la industrialización del país.

En el marco de concretar las “Tres Revoluciones“, la ideológica, la técnica y la cultural, el Gran Líder orientó a la concreción y desarrollo del Movimiento Chenlima, que con la fuerza del pueblo organizado e ideológicamente unificado en torno a su figura y dirección, supo capear todos los temporales adversos de la revolución coreana y organizar la industria pesada, la industria liviana y la agricultura, en el marco del socialismo jucheano.

“Algunos periodistas extranjeros me preguntan cómo, estando continuamente en las fábricas y el campo, puedo ocuparme de los asuntos estatales, y les contesto que dirigir aquellos es precisamente hacer esto”- sostuvo el Gran Líder en una oportunidad. Y es que siempre estando entre las masas y apoyándose en ellas, compartiendo junto con ellas las penas y la alegrías, terminó en menos de 3 años la rehabilitación y construcción de postguerra, cuando los agresores estadounidenses habían dicho que ni en 100 años se reconstruiría el país devastado. En sólo 14 años, siempre bajo la guía del líder y la dirección del PTC, se llevó a buen término la industrialización en el país.

Corea se transformó en un poderoso Estado industrial socialista

Kim Il Sung también hizo una inmensa contribución a la realización de la causa por la independencia de la humanidad. Sostenía que en el mundo había países grandes y pequeños, desarrollados y atrasados, pero que ninguno era superior o inferior a otro, y por lo tanto ninguno debía ser dominado por otro.

Su lema “¡Unámonos los que reclamamamos la independencia!”, impulsó en muchos países el empeño por la independencia nacional y el desarrollo independiente; el Gran Líder desarrolló entusiastas actividades para el fortalecimiento del movimiento comunista y revolucionario, el de los Países No Alineados y otras organizaciones que luchan por el antiimperialismo y la independencia. En 1966, en la Cuba socialista y revolucionaria se fundó la OSPAAAL (Organización de Solidaridad con los Países de Africa, Asia y América Latina). La Corea revolucionaria y socialista, liderada por Kim Il Sung, fue una de las fundadoras de esta organización.

Y el Presidente y Gran Líder Kim Il Sung inauguró su órgano de difusión, la revista Tricontinental, en la que escribió el inolvidable artículo “Reforcemos la lucha antiimperialista y antiyanqui”, el 12 de agosto de 1967. Adelantándose a los tiempos y tácticas, el Gran Líder sostuvo allí: “Los pueblos oprimidos sólo podrán liberarse a través de la lucha. Es necesario por lo tanto desenmascarar la propaganda demagógica de los imperialistas y deshacer por completo la ilusión de que estos cederán voluntariamente las posiciones que tienen en sus colonias y en los países dependientes. Es una ley que donde hay opresión hay también resistencia”.

El Comandante Fidel Castro Ruz y el Guerrillero Heroico, Ernesto Che Guevara, asesinado en las selvas bolivianas por el imperialismo y sus secuaces el 8 de octubre de 1967, tuvieron grandes elogios y cultivaron una amistad revolucionaria con el Comandante Kim Il Sung, a quien admiraron. En un viaje a los países de Asia realizado en 1960, y luego de su regreso, el Comandante Che Guevara informaba: “De los países socialistas que visitamos personalmente, Corea es uno de los más extraordinarios. Quizás es el que nos impresionara más de todos ellos”.

Y luego de enumerar las barbaridades que los yanquis habían cometido contra la RPDC en su guerra de agresión iniciada en 1950, y de destacar las proezas del gobierno y pueblo coreano en cuanto a la reconstrucción del país y la construcción del socialismo, el Che culminaba: “Es, realmente, el ejemplo de un país que gracias a un sistema y a dirigentes extraordinarios, como es el mariscal Kim Il Sung, ha podido salir de las desgracias más grandes para ser hoy un país industrializado”.

A un año de la caída en combate del Che en Bolivia, el Gran Líder Kim Il Sung escribió en “Tricontinental” Nº 8, del 8 de octubre de 1968, el artículo 2La Gran causa revolucionaria antiimperialista de los pueblos de Asia, Africa y América Latina es invencible”. En él sostenía: “Se cumple pronto un año de la caída gloriosa en un campo de batalla en Bolivia del camarada Ernesto Che Guevara, indoblegable luchador revolucionario y auténtico combatiente internacionalista surgido del seno de los pueblos latinoamericanos. El pueblo coreano, junto a los pueblos revolucionarios de todo el mundo, conmemora con un odio mordaz hacia el enemigo, un sentimiento de profundo pesar, el primer aniversario de la muerte del camarada Che Guevara”.

Desde la liberación del país hasta el último momento de su vida el Presidente Kim Il Sung se entrevistó con más de 70.000 personas de 136 países, entre ellos el Comandante Fidel Castro, el Comandante Che Guevara y el Comandante sandinista nicaragüense Daniel Ortega Saavedra.

Kim Il Sung, llamado por su pueblo “líder paternal” y, una vez partido, “Eterno Presidente”, personificó, como revolucionario, una de sus más nobles virtudes: el amor a su pueblo. Magnánimo y antisectario en toda su existencia, supo dirigir al Estado, al Partido y a los combatientes coreanos con paciencia, comprensión y verdadera bondad revolucionaria.

Sincero y leal en su quehacer, todos los que lo conocieron destacaron su nobleza, afabilidad y virtudes. Primeros mandatarios de la URSS, de China, de Vietnam y de otros países socialistas y revolucionarios lo destacaron como hermano mayor. Líderes sociales, religiosos, culturales y otros de diferente signo político tuvieron en cuenta sus rasgos de gran hombre, dirigente y padre del pueblo. Entre ellos, James Carter, investigador-jefe de la Fundación Internacional de Paz de EEUU, quien se entrevistó con él en 1994, año del fallecimiento del Gran Líder.

“Me impresioné mucho con el Presidente Kim Il Sung”, dijo. La entrevista no prosperó luego por la doble moral con que EEUU pretende realizar “acuerdos” con países y gobiernos que no le son afines. Carter llevó a Corea socialista un mensaje del presidente Bill Clinton, quien se comprometió a construir dos reactores de agua liviana para la RPDC si se desmantelaba el reactor nuclear de agua pesada de Yongbyon.

La RPDC cumplió el Acuerdo, que se concretó luego de la partida de Kim Il Sung, con el Gran Dirigente Kim Jong Il. No así EEUU, quien no solo congeló el Acuerdo sino que comenzó a bloquear y agredir una vez más a la RPDC en la era Bush (h) y subsiguientes. Por su parte Kanemaru Shin, ex vicepremier japónes, expresó en una oportunidad: “El Presidente Kim Il Sung es, de veras, gran estadista y gran hombre, nunca conocido en la historia mundial ni del oriente y el occidente ni de la antigüedad y el presente”.

El Gran Líder, Comandante y Presidente Kim Il Sung, falleció el 8 de julio de 1994. Los que lo conocimos a través de sus acciones y sus obras, lo lloramos como a un hermano mayor o un padre, junto a todo el pueblo de Corea y los pueblos combatientes y progresistas del mundo. El Gran Líder Kim Il Sung vive. Su ejemplo, hoy como ayer y como siempre, nos guía en el camino de la independencia, la dignidad de clase y nación, el internacionalismo revolucionario, la soberanía y el socialismo.

 

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