por Paul Craig Roberts, en Instituto de Economía Política. Traducción de Leonardo Del Grosso para Comunidad Saker Latinoamérica
El corrupto gobierno brasileño instalado por Washington ha decidido destruir la selva tropical del Amazonas. Esto afectará negativamente el clima de la Tierra al eliminar un sumidero masivo de carbono.
Los beneficiarios de la destrucción de la selva tropical son los traficantes madereros que son amigos del presidente brasileño Jair Bolsonaro, el ministro de medio ambiente Ricardo Salles y la lobbista de agricultura Tereza Cristina Dias.
Uno podría haber pensado que la acumulación de CO2 y el impacto de las emisiones de carbono en el aumento de la temperatura de la Tierra daría lugar a políticas más cuidadosas y responsables que una que destruya un hábitat ecológico único que estabilice el clima de la Tierra. Por ninguna otra razón que no sea maximizar las ganancias para los traficantes madereros, la selva amazónica será destruida. Este es en los hechos el capitalismo internacional mafioso no regulado. Destruye el planeta para todos los demás para que un puñado de gángsters puedan adquirir fortunas.
No podemos esperar ninguna inteligencia en un gobierno donde Dias descarta el calentamiento global como “un complot marxista internacional”. Dias suena como una cotorra para los think tanks anti-calentamiento global patrocinados por el lobby de la energía del carbono. Cualquier cosa que pueda restrinjir las ganancias a corto plazo, independientemente de sus costos a largo plazo, se descarta como un engaño o un complot comunista.
El presidente Lula de Silva y su sucesora, Dilma Rousseff, intentaron dirigir a Brasil en interés de un segmento más amplio de la población que los barones-bandidos capitalistas. En su forma desenfrenada, el capitalismo es un mecanismo de explotación que permite a algunas personas obtener grandes ganancias a corto plazo a través de la imposición de costos externos masivos sobre la sociedad en general y el medio ambiente. Las políticas más responsables de Lula y Rousseff enfurecieron a los barones-ladrones brasileños y sus patrocinadores en Washington. Usando la prensa capitalista controlada, los gángsteres capitalistas brasileños demonizaron a Lula y Rousseff. Lula y Rousseff fueron acusados de lavado de dinero y “corrupción pasiva”. Los elementos más corruptos en la escena política los enmarcaron con acusaciones falsas. Lula fue encarcelado y Rousseff fue acusada y destituida de su cargo, devolviendo así el país a Washington y a los corruptos capitalistas brasileños. La población brasileña idiota aceptó esto. Los tontos creyeron a sus enemigos.
Actualmente, la selva tropical está siendo destruida a razón de 3 campos de fútbol por minuto. La selva tropical ya ha perdido el 17 por ciento de su cubierta arbórea. Los científicos informan que cuando la deforestación alcanza del 20 al 25 por ciento, la selva tropical se convierte en sabana y pierde su capacidad de absorber carbono. Pero las preocupaciones expresadas en el Instituto Nacional de Investigación Amazónica de Brasil no son tan importantes para Bolsonaro y sus compinches como los beneficios obtenidos temporalmente mediante la destrucción de la selva tropical junto con las muchas especies que dependen del hábitat de la selva tropical.
Las políticas de las que son responsables un pequeño puñado de gángsteres capitalistas brasileños, respaldados por Washington, tendrán efectos masivos e impondrán costos masivos al resto de la humanidad. Más derretimiento del hielo y liberación de metano, aumento de los océanos y su acidificación, sequía, estrés hídrico, tormentas más intensas, todo lo cual afecta la producción de alimentos. Las tasas de extinción de especies aumentan. Los costos externos son muchos y masivos. Los beneficios de los capitalistas al saquear la selva amazónica serán superados mil millones de veces por los costos externos impuestos al resto del mundo por un puñado de gángsteres políticos brasileños.
Lo que está sucediendo en este momento en Brasil es un crimen masivo contra la humanidad. Es un crimen tan masivo que los países de la Tierra deberían unirse y darle un ultimátum al gángster corrupto gobierno brasileño: detenga la deforestación de la selva amazónica o será invadido y juzgado por crímenes contra la humanidad. No hay mayor crimen que hacer que la Tierra sea inhabitable. No hay mejor caso para la guerra que proteger el clima global y la vida en la tierra.
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