Consejo de Seguridad de la ONU – Nueva York, 16 de julio de 2024.
Me gustaría saludar cordialmente a los respetados Altos Representantes presentes en la sala de reuniones del Consejo de Seguridad. Su participación en la reunión de hoy confirma la importancia del tema que se está abordando. Acorde con la norma 37 de los procedimientos legales temporales les invito a participar en la reunión a los representantes de Australia, Bangladés, Bielorrusia, Estado Plurinacional de Bolivia, Brasil, Hungría, República Bolivariana de Venezuela, Vietnam, Ghana, Guatemala, República Dominicana, Egipto, India, Indonesia, Irak, República Islámica de Irán, Kazajistán, Camboya, Cuba, Kuwait, las islas Malvinas, Marruecos, Nepal, Nicaragua, Emiratos Árabes Unidos, Pakistán, Arabia Saudí, Serbia, República Árabe Siria, Tailandia, Timor Leste, Türkiye, Uganda, Filipinas, Chile, Etiopía y Sudáfrica.
Acorde con la norma 39 de los procedimientos legales temporales del Consejo de Seguridad, le invito a participar en esta reunión al Jefe de la delegación del Consejo Europeo ante la ONU, su Excelencia señor Stavros Lambrinidis.
El Consejo de Seguridad de la ONU procede a abordar el punto 2 de la agenda. Me gustaría llamar la atención de los miembros del Consejo al documento S/2024/537. Es la carta del Enviado Permanente de la Federación de Rusia ante la ONU a nombre del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, del 9 de julio de 2023. Sirve de introducción a la pertinente nota dedicada al tema en cuestión.
Estimadas damas y caballeros,
Excelencia,
Hoy están siendo sometidos a prueba los propios pilares del orden mundial, la estabilidad estratégica y el sistema de la política mundial orientado a la ONU. Es imposible arreglar los conflictos que se van multiplicando, si no son aclarados sus orígenes. Tampoco será posible reconstruir la confianza en nuestra capacidad de mancomunar los esfuerzos por el bien común y por la justicia de la que gocen todos.
Seamos sinceros: no todos los Estados representados en esta sala reconocen el principio clave de la ONU, la igualdad soberana de todos los Estados. EEUU desde hace tiempo, por la boca de sus Presidentes, anunció su propia exclusividad. Tiene que ver con la actitud de Washington hacia sus aliados, a los que se les exige una obediencia incondicional, incluso, si va en detrimento de sus intereses nacionales.
¡Qué gobierne EEUU! Esta es la esencia del famoso “orden mundial basado en las normas”, una amenaza directa al multilateralismo y a la paz internacional.
Los componentes más importantes del Derecho Internacional que son la Carta de la ONU y las decisiones de nuestro Consejo son interpretados por el llamado Occidente colectivo de una manera perversa y selectiva, dependiendo de las indicaciones que se reciban desde la Casa Blanca. Y muchas Resoluciones del Consejo de Seguridad son pasadas por alto, sin más. Se encuentra entre ellas la Resolución 2202 que aprueba los Acuerdos de Minsk sobre Ucrania, la Resolución 1031 que aprobó los Acuerdos de Dayton sobre la paz en Bosnia y Herzegovina, en base al principio de la igualdad de las tres etnias que forman el Estado y de las dos entidades. Sobre el sabotaje de las Resoluciones sobre Oriente Medio se puede hablar infinitamente. Llama la atención la declaración de Antony Blinken hecha en una entrevista a la CNN en febrero de 2021: se le hizo pregunta de qué opina sobre la decisión de la anterior Administración estadounidense de reconocer como territorio israelí los Altos del Golán sirios. Si alguien no se acuerda del caso, me gustaría refrescarle la memoria. A dicha pregunta el Secretario de Estado dijo: “Si dejamos aparte el aspecto de la legalidad, desde el punto de vista práctico los Altos del Golán son muy importantes, para garantizar la seguridad de Israel”. Y eso, que la Resolución 497 del Consejo de Seguridad de la ONU de 1981 que, como bien sabemos todos, sigue perfectamente en vigor califica como ilegal la anexión por Israel de los Altos del Golán. Sin embargo, de acuerdo con las mencionadas normas, procedo a citar al señor Blinken, hace falta “dejar aparte el aspecto de la legalidad”. Por supuesto, todos recuerdan perfectamente la declaración del Enviado Permanente de EEUU. Indicó que la Resolución 2728 aprobada el pasado 25 de marzo y contenía la exigencia de cesar inmediatamente las hostilidades en la Franja de Gaza “no tenía carácter jurídicamente vinculante”. Es decir, las “normas” estadounidenses son más importantes que el Art.25 de la Carta de la ONU.
El siglo pasado, George Orwell, en su novela “Rebelión en la granja” ya preveía la esencia de este “orden basado en las normas”. “Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”. Si uno cumple la voluntad de quien ostenta la hegemonía, todo le está permitido. Y, si se atreve a defender sus intereses nacionales, es declarado país marginado y sometido a sanciones.
La política de Washington basada en la hegemonía llevar décadas sin cambiar. Todos los esquemas de la seguridad euroatlántica, sin excepción alguna, estaban orientados a garantizar del dominio de EEUU, incluido el sometimiento de Europa y la “contención” de Rusia. El papel prioritario le era asignado a la OTAN que finalmente acabó “subyugando” a la Unión Europea creada supuestamente para los europeos. Fueron sometidos a control de Washington de manera descarada las estructuras de la OSCE, lo que representa una burda violación del Acta Final de Helsinki.
La insensata ampliación de la OTAN, en contra de los avisos por parte de Moscú que se hicieron durante largos años, provocó también la crisis ucraniana, empezando por el golpe de Estado provocado en febrero de 2014 por Washington, lo que le permitió tomar bajo su control a Ucrania, para preparar una ofensiva contra Rusia con la ayuda del régimen neonazi llevado al poder en Kiev. Cuando Piotr Poroshenko y después Vladímir Zelenski libraron una guerra contra sus propios compatriotas en Donbás, destruyeron de manera legislativa la educación impartida en ruso, así como la cultura, los medios rusoparlantes y en general la lengua rusa, cuando prohibieron la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, nadie en Occidente se dio por enterado, no exigió a sus protegidos de Kiev “que se comportaran”, que no violaran los Convenios internacionales sobre los derechos de las minorías nacionales ni tampoco la propia Constitución de Ucrania que exige respeto de los mencionados derechos. Precisamente para erradicar las amenazas a la seguridad de Rusia y defender a la gente que se siente parte de la cultura rusa y que vive en el territorio que durante siglos fue habitada por sus antepasados, para salvarla de exterminio legislativo y también físico fue iniciada la operación militar especial.
Llama la atención que ahora, cuando son formuladas numerosas iniciativas relacionadas con el arreglo en Ucrania, pocos se acuerden de que Kiev está pisoteando los derechos del hombre y de las minorías nacionales. Tan solo recientemente en los documentos de la UE sobre el inicio de las negociaciones sobre la integración de Ucrania en dicho organismo fue formulado el pertinente requisito, principalmente, gracias a una postura implacable e insistente de Hungría. Sin embargo, las posibilidades reales y el deseo real de Bruselas de ejercer influencia en el régimen kievita suscitan dudas.
Llamamos a todos los países que muestran sincero interés en que sea superada la crisis en Ucrania a tener en cuenta en sus propuestas el problema clave, los derechos de todas las minorías nacionales, sin excepción alguna. Si es callado dicho aspecto, las iniciativas de paz pierden su valor, mientras que la política racista de Vladímir Zelenski de hecho recibe la aprobación. Merece la pena señalar que hace 10 años, en 2014, Vladímir Zelenski decía: “Si en el este de Ucrania y en Crimea la gente desea hablar en ruso, qué se les deje tranquilos, qué se les deje en paz, qué de manera legislativa se les permita hablar en ruso. La lengua nunca dividirá nuestro país”. Desde entonces, Washington lo reeducó con éxito y ya en 2021, Zelenski exigía en una de las entrevistas que aquella gente que se identificaba con la cultura rusa se largara con destino a Rusia, por el futuro de sus hijos y nietos.
Me gustaría dirigirme a los patronos del régimen kievita: oblíguenle a respetar el Art.1.3 de la Carta de las Naciones Unidas que garantiza los derechos y las libertades fundamentales de todos los hombres, “sin distinción alguna de raza, sexo, idioma, religión”.
Estimados colegas,
A la Alianza del Tratado del Atlántico del Norte ya le parece poca la guerra que desató contra Rusia con las manos del ilegal régimen en Kiev. Le parece poco todo el espacio de la OSCE. Tras haber destruido casi por completo los acuerdos fundamentales en la esfera del control de armamentos, EEUU continúa avivando la confrontación. Hace poco, durante la Cumbre celebrada en Washington los líderes de los países miembros de la OTAN confirmaron sus pretensiones al dominio no solo en la región euroatlántica, sino también en Asia-Pacífico. Se declara que la OTAN se sigue guiando por la defensa de los países miembros, pero supuestamente para ello hace falta extender el dominio de la Alianza a todo el continente euroasiático y al espacio acuático adyacente. La infraestructura militar de la OTAN está adentrándose en el Pacífico con el evidente objetivo de minar la estructura orientada a la ASEAN que durante muchas décadas se fue vertebrando sobre los principios de la paridad, el respeto de todos los intereses y el consenso. Los mecanismos inclusivos que son fruto de la ASEAN son reemplazados por EEUU y sus aliados por bloques de confrontación de acceso restringido del tipo AUKUS y demás “tríos” y “cuartetos”. Hace algunos días la Subsecretaria de Defensa, Kathleen Hicks, manifestó que EEUU y sus aliados “deben prepararse para guerras de larga duración y no solo en Europa”.
Para contener a Rusia, China y otros países, la política independiente de los cuales se percibe como un desafío a la hegemonía, Occidente rompe con sus acciones agresivas el sistema de globalización que había sido originalmente construido según sus patrones. Washington hizo todo lo posible para estallar (incluso en sentido literal, organizando ataques terroristas en los gasoductos Nord Stream) los cimientos de la cooperación mutuamente beneficiosa en el sector energético entre Rusia y Alemania, y Europa en general. En aquel entonces, Berlín no dijo nada. Hoy vemos otra humillación que sufre Alemania, el Gobierno de la que obedeció incondicionalmente la decisión de EEUU de desplegar misiles terrestres estadunidenses de alcance intermedio en el territorio alemán. El Canciller alemán, Olaf Scholz, lo comentó ingenuamente: “EEUU decidió desplegar medios ofensivos de alta precisión en Alemania, y es una decisión buena”. Fue la decisión de EEUU.
Y con todo esto, el coordinador para asuntos del espacio mediático de Washington, John Kirby, declara en nombre del Presidente estadounidense lo siguiente: “No buscamos la III Guerra Mundial. Esto tendría unas drásticas consecuencias para el continente europeo”. Como se dice, es un lapsus freudiano. Washington está convencido de que no será EEUU el que será dañado por la nueva guerra global, sino sus aliados europeos. Si la estrategia de la Administración de Biden se basa en tal análisis, entonces, es una ilusión sumamente peligrosa. Y los europeos, por supuesto, deberían asumir a nivel de conciencia qué misión suicida les espera.
Al llamar a filas a todo el Occidente colectivo, los estadounidenses amplían la guerra económico-comercial con los indeseados, desatando la campaña sin precedentes de medidas coercitivas unilaterales que golpean como un bumerán principalmente a Europa y provocan que siga fragmentándose la economía mundial. Las prácticas neocoloniales de los países occidentales causan sufrimientos a los países del Sur global en Asia, África y América Latina. Las sanciones ilegítimas, las numerosas medidas proteccionistas y las limitaciones al acceso a las tecnologías contradicen enfáticamente la verdadera multipolaridad y crean unos serios obstáculos para lograr los objetivos previstos por la agenda del desarrollo de la ONU.
¿Dónde están todos los atributos del mercado libre a los que EEUU y sus aliados acostumbraron a todos durante muchos años? La economía de mercado, la competencia justa, la inviolabilidad de los bienes, la presunción de inocencia, la libertad de circulación de personas, bienes, capitales y servicios, todo ello ha sido desechado. La geopolítica enterró las leyes del mercado antaño sagradas para Occidente. Acabamos de oír que los oficiales de EEUU y la Unión Europea exigieron públicamente a la RPC que redujera la “producción excesiva” en los sectores de alta tecnología, porque Occidente empezó a perder las ventajas que había tenido en dichos ámbitos durante años. Ahora, los principios del mercado están sustituidos por las “reglas”.
Estimados colegas,
Las acciones de EEUU y sus aliados estorban la cooperación internacional y la construcción de un mundo más justo, ellos toman de rehenes a países y regiones enteros, impiden que los pueblos pongan en práctica los derechos soberanos estipulados por la Carta de la ONU, distraen del trabajo conjunto tan necesario para arreglar los conflictos en Oriente Próximo, África y otras regiones, disminuir la desigualdad global y liquidar las amenazas del terrorismo y el narcotráfico, la hambruna y enfermedades.
Estoy convencido de que se puede remediar esta situación. Obviamente, si hay buena voluntad. Para detener el desarrollo de acontecimientos de manera negativa, quisiéramos proponer que discutamos los pasos dirigidos a restablecer la confianza y estabilizar el entorno internacional.
1. Es indispensable eliminar de una vez para siempre las causas subyacentes de la crisis producida en Europa. El Presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, expuso las condiciones para establecer la paz duradera en Ucrania, no me gustaría repetirlas.
El arreglo político-diplomático debería ser acompañado por pasos concretos encauzados a erradicar las amenazas a Rusia que provienen del Oeste y la zona euroatlántica. En armonizar las garantías recíprocas y los acuerdos, habrá que tener en cuenta las nuevas realidades geoestratégicas en el continente euroasiático, donde está formándose una estructura común de una seguridad verdaderamente igual e indivisible. Europa corre el riesgo de quedarse atrás de este objetivo proceso histórico. Estamos dispuestos a buscar el equilibrio de intereses.
2. El restablecimiento del equilibrio de fuerzas regional y global debería efectuarse a la par con los enérgicos esfuerzos por liquidar las injusticias en la economía mundial. Por definición, en el mundo multipolar no pueden existir monopolistas en la gestión monetaria y financiera, el comercio ni las tecnologías. La mayoría aplastante de los miembros de la comunidad mundial comparten este planteamiento. Es de una importancia particular que sean reformadas cuanto antes las instituciones de Bretton Woods y la OMC, las actividades de las que deberían reflejar el significado real de los centros de crecimiento y desarrollo no occidentales.
3. Han de operarse unos cambios serios y cualitativos en otras instituciones de gobernanza global también, si queremos que beneficien a todos. Ante todo, esto se refiere a nuestra Organización que, a pesar de todo, sigue encarnando el multilateralismo, cuenta con la legitimidad única y universal, y las amplias competencias comúnmente reconocidas.
Un paso serio para recuperar la eficacia de la ONU podría ser la confirmación por todos los miembros de su compromiso con los principios de la Carta de la ONU, y que lo hagan no selectivamente, sino en su totalidad e interconexión. Podríamos premeditar juntos la forma en que las partes reafirmen su compromiso.
El Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de la ONU fundado por iniciativa de Venezuela desarrolla un importante trabajo. Invitamos a sumarse a su oficio a todos los países que continúan creyendo en el imperio del Derecho Internacional.
El cambio de la composición del Consejo de Seguridad debería ser elemento clave reforma de la ONU, aunque, por sí solo, el CS no es capaz de desarrollar un trabajo productivo, a menos que haya un consenso básico entre los miembros permanentes sobre los métodos de las actividades. No obstante, dicha idea no excluye que es imperativo eliminar las asimetrías geográficas y geopolíticas en el Consejo, en que hoy están obviamente representados en exceso los países del Occidente colectivo. La medida que se ha gestado desde hace mucho es alcanzar un acuerdo máximamente amplio sobre ciertos parámetros de la reforma que busca consolidar la representación de Asia, África y América Latina.
Además, es necesario transformar la política de personal de la Secretaría para eliminar el predominio de los ciudadanos y súbditos de los Estados occidentales en las estructuras administrativas de la Organización. El Secretario de Estado y sus empleados están obligados a cumplir rigurosamente, sin excepciones algunas, con los principios de imparcialidad y neutralidad, como prescribe el Artículo 100 de la Carta de la ONU, lo que no dejamos de subrayar.
4. Aparte de la ONU, están diseñadas para consolidar los fundamentos multipolares de la vida internacional otras uniones multilaterales. Entre ellas está el Grupo de los Veinte, en la que participan tanto los Estados de la mayoría mundial como los de Occidente. El mandato del G20 está estrictamente limitado a las cuestiones de la economía y el desarrollo, por lo tanto, se requiere que el diálogo sustancial en la plataforma sea liberado de tentativas coyunturales de infiltrar temas geopolíticos. En caso contrario, echaremos a perder esta plataforma útil.
El BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghai desempeñan un papel cada vez mayor en la vertebración de un orden mundial multipolar justo basado en los principios de la Carta de la ONU. Dichos organismos unen a los Estados que representan diversas regiones y civilizaciones y cooperan basándose en la igualdad, el respeto mutuo, el consenso y las avenencias recíprocamente aceptables, lo que constituye el patrón oro de la interacción multilateral con las grandes potencias.
Tienen una importancia práctica para establecer la multipolaridad las uniones regionales como la CEI, la OTSC, la UEEA, la ASEAN, el CCEAG, la Liga Árabe, la Unión Africana, la CELAC. Desde nuestra óptica, un objetivo crucial es entablar las relaciones multidimensionales entre dichas organizaciones e incluso aprovechar las capacidades de la ONU. Bajo la presidencia rusa, el Consejo dedicará una de las próximas sesiones a la interacción entre la ONU y las organizaciones regionales euroasiáticas.
Estimados colegas,
Al pronunciar su discurso en el foro parlamentario del BRICS el pasado 9 de julio en San Petersburgo, el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, dijo: “El vertebrar un orden mundial que refleje el verdadero equilibrio de fuerzas es un proceso complicado y, en gran medida, incluso doloroso”. Pensamos que las discusiones relativas a este tema deberían celebrarse sin caer en una polémica estéril y basarse en un análisis sensato de todos los hechos. Antes que nada, ha de restablecer la diplomacia profesional, la cultura del diálogo, la habilidad de escuchar y oír, preservar los canales de la comunicación de emergencia. Las vidas de millones de personas dependen de si los políticos y diplomáticos son capaces de formular un tipo de visión común del futuro. Solo depende de los países miembros si nuestro mundo es diverso y justo. Me gustaría recalcar otra vez que el punto de apoyo sí que existe, es la Carta de nuestra Organización. Si todas las partes sin excepción siguen su espíritu y su letra, las Naciones Unidas podrá superar las discrepancias corrientes y llegar a un denominador común en la mayoría de las cuestiones. La historia no llegó a su fin. Vamos a trabajar juntos para que empiece la historia del verdadero multilateralismo que manifieste toda la rica diversidad de culturas y civilizaciones de los pueblos que habitan el mundo
Fonte: https://mid.ru/en/foreign_policy/news/1962040/?lang=es
Um discurso claro e bem estruturado quanto à premência de acção e nos objectivos a atingir, da necessidade de um ambiente de paz e de tratamento igualitário entre nações e povos, do primado do diálogo e diplomacia em oposição ao confronto de opositores pelas armas e que aponta as bases existentes e um trabalho já iniciado para uma nova era.