por Khalil Nasralá. En The Cradle. Traducción de Comunidad Saker Latinoamérica.
El audaz ataque preventivo de Yemen contra las fuerzas navales estadounidenses utilizando sofisticados métodos de inteligencia demuestra su nueva centralidad en el Eje de la Resistencia, con la capacidad única de proporcionar un paraguas de disuasión para toda su alianza.
El ejército yemení, alineado con Ansarulá y un pilar clave del Eje de la Resistencia, continúa fortaleciendo su posición en la guerra en curso en Asia Occidental, avanzando hacia nuevos niveles en la demostración de su poder y consolidando su papel como una fuerza formidable.
Saná, que en el pasado era considerada un cómodo saco de boxeo para los saudíes, tiene hoy una influencia y unas capacidades operativas cada vez mayores que están transformando la dinámica de la región y creando nuevos desafíos para los actores regionales e internacionales.
Los yemeníes han demostrado su capacidad para lanzar –y salir airosos de– operaciones militares ininterrumpidas en el mar contra buques vinculados a Israel, Estados Unidos y el Reino Unido, operaciones con misiles y drones dirigidos contra las profundidades israelíes e incluso contra portaaviones y destructores estadounidenses estacionados en el mar Rojo, el mar Arábigo y el norte del océano Índico.
Estas fuerzas navales estadounidenses llevan a cabo operaciones aéreas regulares contra el Estado del Golfo desgarrado por la guerra, intentando interceptar los esfuerzos de Ansarulá e influir en su decisión estratégica de apoyar a Palestina y el Líbano. La audacia de estas operaciones demuestra el compromiso inquebrantable de Yemen de apoyar al Eje de la Resistencia y convertirse en el primer miembro del Eje en enfrentarse directamente a las potencias mundiales.
Cómo frustrar los ataques estadounidenses sobre Yemen
En cada etapa, Saná ha logrado sorprender a aliados y adversarios por igual. El último ejemplo es la revelación de los planes de Washington de lanzar un importante ataque aéreo contra objetivos yemeníes, que se esforzó por frustrar. Así lo anunció explícitamente el líder de Ansarulá, Abdul-Malik al-Houthi, el 14 de noviembre, al describir el ataque al USS Abraham Lincoln en el mar Arábigo y a dos destructores estadounidenses en el mar Rojo.
“Las fuerzas armadas yemeníes defendieron con éxito su posición defensiva, impidiendo que el enemigo estadounidense lanzara una agresión a gran escala contra el país”, declaró. Esta operación no fue solo una demostración de poderío militar, sino también un mensaje de disuasión, dejando claro que cualquier agresión contra Yemen no quedaría sin respuesta.
“Las fuerzas armadas yemeníes defendieron con éxito su posición defensiva, impidiendo que el enemigo estadounidense lanzara una agresión a gran escala contra el país”
Yahya Saree
Según la declaración del portavoz militar yemení, el general de brigada Yahya Saree, del 12 de noviembre, las fuerzas armadas yemeníes llevaron a cabo ataques con cohetes durante un período de ocho horas, utilizando misiles balísticos y alados junto con varios drones:
“Hemos atacado con varios misiles de crucero y drones al portaaviones estadounidense Lincoln, que se encontraba en el mar Arábigo, cuando se preparaba para lanzar una operación contra nuestro país. La operación logró con éxito sus objetivos”
Yahya Saree
Los ataques fueron preventivos y frustraron el avance de una operación aérea estadounidense a gran escala que se estaba preparando y que habría tenido como blanco zonas vitales dentro de Yemen. Saree no ocultó esta intención durante el discurso del jueves, al que siguieron manifestaciones públicas masivas al día siguiente.
Capacidades estratégicas de las fuerzas yemeníes
La complejidad y coordinación de estos ataques con misiles y aviones no tripulados son un reflejo de la capacidad de planificación estratégica de las fuerzas yemeníes. Llevar a cabo una operación de ocho horas contra objetivos tan formidables requirió de una amplia inteligencia, una coordinación meticulosa y tecnología avanzada, lo que demuestra la creciente capacidad de las fuerzas yemeníes tanto en la guerra convencional como en la asimétrica.
La postura de Saná respecto de la militarización de las vías navegables pone de relieve su influencia estratégica en el control de algunas de las rutas marítimas más importantes y transitadas del mundo. Al posicionarse como protector de esas rutas contra la agresión externa, Yemen está dando vuelta la situación a sus adversarios, cuestionando su presencia y cuestionando su derecho a operar libremente en esas aguas.
Unas horas después de que las fuerzas armadas yemeníes anunciaran la operación y sus detalles, el Pentágono reconoció parcialmente el ataque, y el portavoz Pat Ryder dijo :
“El 11 de noviembre, las fuerzas del Comando Central de los Estados Unidos repelieron con éxito múltiples ataques de los hutíes respaldados por Irán durante un tránsito por el estrecho de Bab al-Mandab. Durante el tránsito, el destructor de misiles guiados de la clase Arleigh Burke, el USS Stockdale y el USS Spruance fueron atacados por al menos ocho sistemas aéreos no tripulados de ataque unidireccional, cinco misiles balísticos antibuque y tres misiles de crucero antibuque que fueron combatidos y derrotados con éxito”.
Ryder, sin embargo, agregó la salvedad: “Hasta donde yo sé, no tengo conocimiento de ningún ataque contra el [USS] Abraham Lincoln”.
En respuesta, las fuerzas armadas yemeníes afirmaron que el portaaviones se había alejado cientos de millas después del ataque, detallando sus rutas anteriores para contrarrestar la narrativa del Pentágono y demostrar la estrecha vigilancia de Ansarulá de los buques de guerra estadounidenses.
Las fuerzas armadas yemeníes han dirigido anteriormente ataques contra destructores estadounidenses, así como contra el portaaviones estadounidense Eisenhower, que fue atacado dos veces en la región norte del Mar Rojo.
Esta discrepancia en los informes indica que los dos adversarios están librando una guerra de información, en la que cada uno intenta controlar la narrativa y mantener la moral. La confianza de Saná en desafiar abiertamente la versión estadounidense de los hechos pone de relieve su nuevo impacto en la comunicación regional y su intención de moldear la percepción internacional del conflicto.
Mensajes detrás del ataque preventivo
El carácter preventivo de esta operación transmite mensajes importantes. En primer lugar, demuestra la capacidad de los servicios de inteligencia yemeníes para detectar planes militares hostiles de Estados Unidos y el Reino Unido. Este nivel de recopilación de información sugiere que Saná se ha infiltrado en fuentes de información que proporcionan actualizaciones en tiempo real sobre los movimientos e intenciones del enemigo.
En segundo lugar, llevar a cabo un ataque preventivo significa que Yemen puede anticipar estrategias militares, maniobrar y repeler ataques antes de que se materialicen. Esta capacidad coloca a Saná en una posición proactiva en lugar de reactiva, lo que le otorga una ventaja estratégica.
En tercer lugar, las fuerzas yemeníes están mejorando constantemente sus capacidades militares y de inteligencia, desafiando el dominio estadounidense en la región. Esta constante mejora de la tecnología de misiles balísticos, las capacidades de los drones y la vigilancia en tiempo real es lo que sigue reconfigurando el equilibrio militar en la región.
En cuarto lugar, la operación sirve de advertencia a cualquiera que tenga intenciones agresivas en la región, especialmente ahora que la guerra en Yemen, liderada por Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos y apoyada por Estados Unidos, sigue sin resolverse. El ataque preventivo demuestra que Saná no dudará en utilizar la fuerza para proteger su soberanía y sus intereses estratégicos.
La estrategia de Saná de escalada gradual
En una entrevista con The Cradle, el general de brigada Mujib Shamsan, experto militar yemení, destaca que el inesperado ataque envió múltiples mensajes a Washington. Uno de ellos es que la era de los intentos estadounidenses de ejercer influencia sin enfrentar repercusiones ha terminado: “Las capacidades de Saná ya no son sólo defensivas, sino que se extienden a la posibilidad de llevar la lucha al enemigo, especialmente en el mar”.
Shamsan no limita los resultados de la operación y su impacto sólo a EEUU, sino que considera que “algunas de sus repercusiones afectan a las herramientas de Washington en la región, especialmente a aquellas que las movían para alcanzar sus objetivos, ya sea a nivel de agresión contra Yemen o con otros objetivos, como resultado de la desestabilización del estado de confianza”.
“Quien sea capaz de llevar a cabo una operación marítima de ocho horas tiene la capacidad de ejecutar ofensivas más amplias”, advierte Shamsan, que advierte contra cualquier nueva “aventura” estadounidense contra las fuerzas armadas yemeníes. Señala que Saná no está utilizando todos sus recursos a la vez, sino que está intensificando gradualmente sus tácticas, lo que sugiere que en futuras operaciones podrían desplegarse misiles hipersónicos para causar graves daños –tal como se hizo contra Tel Aviv– en lugar de limitarse a emitir advertencias.
“Quien sea capaz de llevar a cabo una operación marítima de ocho horas tiene la capacidad de ejecutar ofensivas más amplias”
Mujib Shamsan
Esta escalada gradual es una señal de una estrategia meticulosamente pensada que mantiene al enemigo adivinando y manteniendo un elemento de imprevisibilidad:
“Saná no lanza sus cartas de golpe, sino que las lanza gradualmente, y lo que han alcanzado los drones y los misiles alados, lo pueden alcanzar los misiles hipersónicos con un efecto diferente que va más allá de advertir y abortar las operaciones enemigas, para dirigir y causar graves daños al portaaviones. Estados Unidos entendió bien ese mensaje y, en consecuencia, trabajó para retirar su portaaviones a kilómetros de distancia”.
“Estados Unidos entendió bien ese mensaje y, en consecuencia, trabajó para retirar su portaaviones a kilómetros de distancia”
Mujib Shamsan
La inteligencia es clave
Shamsan afirma que la capacidad de inteligencia y vigilancia de Ansarulá es la piedra angular de su éxito militar. “La información es la base de la batalla, y Saná ha alcanzado un nivel avanzado de recopilación de información, lo que ha desconcertado a los estadounidenses, que han luchado por ocultar la ubicación del portaaviones”, añade.
“Saná ha alcanzado un nivel avanzado de recopilación de información, lo que ha desconcertado a los estadounidenses, que han luchado por ocultar la ubicación del portaaviones”
Mujib Shamsan
Estos éxitos no se limitan al seguimiento de los movimientos del enemigo, sino que también se extienden al desciframiento de sus estrategias, lo que permite adoptar medidas preventivas para anular las amenazas antes de que se materialicen plenamente.
Desde la Operación Inundación de Al-Aqsa del año pasado, Asia Occidental ha estado experimentando un cambio, ya que las acciones de Yemen se están volviendo cada vez más centrales para la resistencia de la región. Desde los ataques iniciales con misiles de Saná el 18 de octubre de 2023 hasta la reciente operación del 11 de noviembre de 2024, el papel militar activo de Yemen ha sido un punto de inflexión.
La seguridad en la región está hoy estrechamente vinculada a la seguridad de Yemen, lo que desafía a Washington y a sus aliados a reevaluar sus estrategias. Para Saná, la idea de marginar a Yemen quedó sepultada con la Revolución del 21 de septiembre de 2014, que cortó la influencia extranjera –en particular la de Arabia Saudita– en la toma de decisiones en Yemen.
El papel de Yemen en apoyo a las causas palestina y libanesa también significa que Israel y sus aliados no pueden hacer a un lado los devastadores escombros de esas guerras mediante “ceses del fuego”, porque eso no resolverá su “problema yemení”. A pesar de lo que ocurra en el Levante, el Yemen, un líder estratégico y ahora poderoso del Eje, tendrá las llaves de muchas decisiones regionales y de resistencia.
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