por Peter Koenig. Traducción de Leonardo Del Grosso
¡Che! – Tú eres uno de los más grandes revolucionarios del siglo XX. Tú inspiraste a decenas de millones de personas en todo el mundo a luchar por la justicia, por su libertad y sus derechos civiles. Tú has dejado una visión de esperanza, de nunca rendirte, ¡un legado de solidaridad y de Venceremos! – Nosotros debemos vencer. Has sido asesinado por la organización más criminal del imperio más malvado, la CIA de los Estados Unidos de América, pero tu espíritu vive en América Latina, África, Asia e incluso en la vasalla Europa, inspirando generación tras generación para la lucha de clases, que hay una justicia universal por la que se debe luchar y vencer. Che – tú eres un verdadero Héroe – ¡un icono para los pobres y sin poder!
Ernesto “Che” Guevara nació en Rosario, Argentina, el 14 de junio de 1928, y fue asesinado en La Higuera, Bolivia, por las fuerzas bolivianas lideradas por la CIA el 9 de octubre de 1967. Fue una ejecución sumaria -sin juicio ni proceso- hace 50 años. ¿Qué ha cambiado en 5 décadas? – En la superficie, uno podría decir – no mucho. El mundo sigue dividido entre el capitalista, neocolonialista Occidente, y el mucho más visionario y pacífico Oriente.
Sin embargo, la conciencia moral está creciendo en todas partes. Hay una progresión lenta; el barco se está desviando lentamente hacia un mundo multipolar más pacífico. No sólo el ascenso de Rusia y China está trayendo un nuevo viento de conciencia a millones de personas, sino que la sensación de cambio se nota en todas partes, de sur a norte y de este a oeste. Todavía es frágil y débil, pero está creciendo y ganando fuerza. Y el Che, su incuestionable determinación de luchar por un mundo mejor, fue fundamental en este despertar.
El Che salió de Argentina a comienzos de la década de 1950 como estudiante de medicina, acompañado por su amigo, Alberto Granado, un joven médico, en un una moto Norton de 1939 de un solo cilindro chisporroteante – ellos la llamaron “La Poderosa” (“The Mighty”), explorando el subcontinente latinoamericano que solo conocían de los libros. Granado fue probablemente el primero en darle a Ernesto el famoso apodo de “Che”, un equivalente argentino de “compañero” o “amigo”. Viajaron por Sudamérica y descubrieron la miseria, la pobreza y las enfermedades. Combinando “los diarios de motocicleta” de Che y “con el Che a través de América Latina” de Granado, en 2004 Robert Redford convirtió los diarios en una película épica que desde entonces se ha convertido en símbolo de la rebelión revolucionaria joven como hizo la famosa fotografía del Che de Alberto Korda.
La película retrata a los dos amigos expuestos a la mayor miseria en Sudamérica, convirtiendo gradualmente al Che en revolucionario, que eventualmente fue decisivo para liberar a Cuba, junto a Fidel y Raúl Castro, de la mortal opresión del dictador Fulgencio Batista apoyado por Estados Unidos.
Durante su viaje, los dos amigos sirvieron como médicos en San Pablo, una aislada colonia de lepra cerca de Iquitos, en la región amazónica de Perú. Al final de su viaje, en 1953, en Venezuela tomaron caminos diferentes. Granado se quedó en Venezuela, donde él encontró “la razón de su vida” en ser médico, trabajando como especialista en lepra en un hospital venezolano. Le tomó 8 años volver a encontrarse con el Che, en La Habana, cuando el Che, que entonces era el segundo de Fidel al mando, invitó a Alberto Granado a Cuba, donde éste enseñó biología en la Universidad de La Habana y donde, en 1962, creó la Facultad de Medicina en La Universidad de Santiago en Cuba.
Como médico, el Che veía con frecuencia la desesperanza y la miseria. Cuando trató una vez a una mujer que murió por tuberculosis, le horrorizó el sistema de salud pública: “¿Cuánto tiempo durará este actual orden, basado en la idea absurda de la casta? No está dentro de mis medios dar la respuesta, pero es hora de que aquellos que gobiernan gasten menos tiempo publicitando sus propias virtudes y más dinero, mucho más dinero, financiando obras socialmente útiles”.
Y continuó: “En ocasiones así, cuando un médico es consciente de su total impotencia, anhela un cambio: un cambio para evitar la injusticia de un sistema en el que hace solo un mes esta pobre mujer todavía se ganaba la vida como camarera, resollando y jadeando, pero enfrentando la vida con dignidad. En circunstancias como esta, las personas de familias pobres que no pueden pagar su camino se rodean de una atmósfera de acritud apenas disfrazada, dejan de ser padre, madre, hermana o hermano para convertirse en un factor puramente negativo en la lucha por la vida y, en consecuencia, una fuente de amargura para los miembros sanos de la comunidad que se resienten de su enfermedad como si fuera un insulto personal para aquellos que tienen que apoyarlos”.
Ernesto Che Guevara se fue de Venezuela en un barco mercante a Miami y de allí a Centroamérica, hacia México. Estuvo viviendo 9 meses en Guatemala, donde justo por ese tiempo un golpe de Estado, liderado por la CIA en 1954 en nombre de la United Fruit, derrocó a Jacobo Arbenz, que quería nacionalizar esa corporación yanki. El Che se convirtió cada vez más en un revolucionario, cuyo objetivo era luchar por la justicia y la igualdad, por un mundo mejor, y liberar a las personas oprimidas de todo el mundo del nefasto capitalismo, empezando por América Latina.
En 1956, en México, el Che se encontró con Fidel y Raúl Castro, que estaban exiliados allí, preparando el retorno a Cuba para continuar la gesta de liberación que había sufrido un fuerte revés con el asalto, fallido, en 1953, del Cuartel Moncada, lo que entonces llevó a la cárcel a Fidel y los compañeros sobrevivientes de la masacre que Batista cometió como represalia al asalto. Luego de liberados por una amnistía, fueron a México a preparar el regreso. Junto con una pequeña armada revolucionaria, volvieron a Cuba en el ahora ya famoso yate Granma, iniciando así el camino ininterrumpido hacia la toma del poder poco más de dos años más tarde, un 1º de enero de 1959.
Lucharon duro contra las tropas de Batista y perdieron a 70 de los 82 hombres que navegaron a bordo del Granma. Pero ellos no se dieron por vencidos. Se reagruparon en las montañas de la Sierra Maestra, donde atrajeron a cientos de jóvenes voluntarios cubanos. Ganaron muchas batallas contra el ejército de Batista. Estas batallas se convirtieron en la Revolución Cubana y finalmente terminaron en la víspera de Año Nuevo de 1959, cuando marcharon victoriosos a La Habana. En enero de 1959, Batista huyó a la República Dominicana.
Luego de la triunfante Revolución Cubana, el Che Guevara ganó relevancia y pronto fue promovido el “segundo a cargo” después de Fidel. Ocupó varios puestos clave en el nuevo gobierno, tales como la instauración de la reforma agraria, la conducción de una exitosa campaña de alfabetización en todo el país; ser Ministro de Industria, Director del Banco Central de Cuba, instructor de las fuerzas armadas de Cuba. Como tal, también entrenó a las fuerzas de la milicia que repelieron la invasión de la Bahía de Cochinos y colaboró en la maniobra de llevar los misiles nucleares soviéticos a Cuba, lo que llevó luego a la crisis de los misiles en Cuba de 1962 (en Cuba denominada “crisis de Octubre“. Nota del Traductor). El Che también recorrió el mundo como el principal diplomático de Cuba, representando el socialismo cubano en las Naciones Unidas en Nueva York y Ginebra, así como en todos los lugares donde viajó.
En 1965, el Che decidió dejar el territorio de Cuba. Su mayor contribución a la Revolución Cubana, aunque continúa hasta nuestros días, ya se hizo. Fue fuertemente influenciado por el marxismo-leninismo y vio el llamado subdesarrollo del Tercer Mundo – pobreza, miseria, enfermedad – como una dependencia de la explotación abusiva por parte de Occidente – lo que, a su vez, es el resultado inherente del imperialismo y el capitalismo monopolista. El único remedio para combatirlo fue el internacionalismo socialista, una revolución mundial.
El Che salió de Cuba hacia Congo-Kinshasa, hoy Zaire, donde no tuvo éxito en fomentar una revolución contra Joseph Mobutu, uno de los dictadores más corruptos y asesinos que África ha conocido hasta el día de hoy. Che Guevara estuvo especialmente inspirado de ayudar al pueblo del entonces Congo (una antigua colonia belga, hoy neocolonia), porque su camarada Patrice Lumumba, el primer presidente democráticamente elegido del Congo en 1960, fue derrocado por un golpe de Estado del coronel Mobutu , ayudado por fuerzas belgas. Mobutu ordenó el asesinato de Lumumba por un pelotón de fusilamiento en enero de 1961.
Después de un segundo golpe, el brutal autoritario Mobutu asumió el poder en 1965. Con le respaldo de los neocoloniales EE. UU. y el Reino Unido, permaneció en el poder más de tres décadas, hasta 1997, poniendo la extraordinaria riqueza de minerales y petróleo básicamente a disposición de Occidente (contra una tarifa considerable, por supuesto, para sus propias cuentas bancarias [suizas], no para su país), en detrimento del pueblo congoleño. Che no pudo hacer pie en el Congo y no continuó, personalmente, la propagación de la revolución allí.
Después de su desafortunada experiencia en la revolución en África, regresó a sus raíces: América Latina, una cultura con la que estaba familiarizado y donde creía que era posible una revolución verdadera y duradera, para devolver la dignidad y la soberanía a los pueblos que, por décadas, eran miserablemente oprimidos por los regímenes militares respaldados por Washington. El 4 de noviembre de 1966, el Che cruzó la frontera hacia Bolivia con identidad falsa. Pensó que Bolivia, el centro de Sudamérica, era ideal para comenzar y extender una revolución en toda América Latina.
El Che formó un pequeño ejército de 47 combatientes de Bolivia, Cuba, Perú y Argentina, el “Ejército de Liberación Nacional de Bolivia” – ELN (Ejército Nacional de Liberación de Bolivia). El Che y su gente combatieron en varias ocasiones contra el ejército del cruel dictador militar, René Barrientos (1964-1969), que llegó al poder en 1964 con un golpe de Estado ayudado -¿por quién otro?- por Washington. El Che y sus tropas también tenían una red de no combatientes que los mantenía informados y les proporcionaba comida y agua debido a que sus dificultades y su inaccesibilidad a la información los hacía vulnerables en la jungla de Bolivia.
Dos miembros del equipo de apoyo del Che, Regis Debray (francés) y Ciro Bustos (argentino), fueron capturados y torturados. Se dice, pero a menudo ha sido impugnado, que revelaron el paradero del Che, lo que permitió al ejército de Barrientos intensificar su batalla y, eventualmente, para fines de septiembre de 1967, tienen una clara ventaja sobre el ejército guerrillero del Che. El Che y sus hombres pelearon en su última batalla el 8 de octubre en el desfiladero de Churro, cuando fueron capturados y llevados a un área llamada La Higuera, en el departamento de Santa Cruz, en Bolivia. Che fue ejecutado el 9 de octubre y su cuerpo fue ocultado por los militares, aunque su diario llegó a manos de Fidel. Fidel finalmente lo publicó.
En 1995, Fidel Castro inició con el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, también llamado Goni el “Gringo”, una búsqueda de los restos del Che. Fueron encontrados en Vallegrande, cerca de La Higuera, y enviados a Cuba, donde fueron enterrados en Santa Clara, en un mausoleo especialmente construido para el Che.
El 17 de octubre de 1997, CNN informa que “Cuba rindió homenaje al héroe revolucionario Ernesto ‘Che’ Guevara … con un entierro estatal lleno de pompa y un tributo de Fidel Castro, el hombre que ayudó a impulsar al poder hace casi cuatro décadas”. Él dijo: “Su marca inerte está ahora en la historia, y su mirada luminosa de profeta se ha convertido en un símbolo para todos los pobres de este mundo”.
Las palabras de Fidel todavía siguen sonando a través del éter del universo. Sin dudas, el Che, Fidel y Hugo Chávez estuvieron entre los revolucionarios más influyentes del Hemisferio Occidental en el siglo XX. Su legado sigue emitiendo señales de paz y justicia en todo el mundo.
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