Fuente: www.informationclearinghouse.info
Por Mikhail Khazin
La entrevista que dio Putin al periódico Bild la semana pasada puede gustarle o disgustarle a algunos, pero algo dejó claro: en esta, Putin se estaba dirigiendo a ciertas personas en Occidente con propuestas concretas. Estas propuestas podrían ser adecuadas y apropiadas o podrían no serlo, pero es obvio que Putin no está lanzándolas al vacío. Él entiende que hay gente allá afuera que puede oírlo…
Parecería que el mundo occidental está consolidado y ha demostrado muy claramente (por ejemplo, a través de las declaraciones de Obama) a Putin (y Rusia) su lugar. El término “La Haya” (Nota, Donde se encuentran la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas y la Corte Penal Internacional) aún no ha sido utilizado en relación con el presidente ruso, pero se ha aplicado en relación con algunos otros.
Es cierto que Putin ocasionalmente logra forzar a algunos políticos occidentales a cooperar con él, pero está quedando muy claro que estas son ocasiones únicas que no tendrán ninguna influencia sobre la situación como un todo. ¿Entonces por qué?
He aquí el por qué: Vivimos en un sistema financiero cuyas bases fueron sentadas en la Conferencia de Bretton Woods en 1944. Su esencia fue crear instituciones que aseguraran la estabilidad y la expansión de la zona de circulación del dolar estadounidense, el cual se suponía que iba a convertirse en la principal moneda de la economía Occidental.
Esas instituciones económicas fueron el Banco Mundial (una agencia para el desarrollo), el Fondo Monetario Internacional (en su esencia un banco para garantizar préstamos a países) y el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, GATT por sus siglas en inglés, actualmente conocida como la OMC (que tiene por objeto combatir a los partidarios del separatismo económico). Al mismo tiempo, el control sobre la circulación e impresión de dólares en todo el mundo fue confiada al Sistema de la Reserva Federal.
En teoría, esos acuerdos creaban el terreno para algunos problemas – ¿se suponía que los intereses del sistema financiero mundial comenzarían a ir en contra de los intereses de la economía y el sistema financiero estadounidense? Sin embargo, para el momento esos problemas parecían más bien hipotéticos.
Desde entonces las cosas han cambiado. Como resultado, comenzó una crisis y el problema cuyas bases se sentaron en 1944 comenzó a manifestarse completamente.
El crecimiento económico se ha detenido (la situación se ha estabilizado, aunque está experimentando una disminución insignificante) y ya está claro que mantener las cosas como están para todos no es posible. Ya que esto atañe específicamente al sistema financiero, significa que es necesario decidir si salvar la economía estadounidense a costa de los recursos del sistema financiero mundial o salvar el sistema financiero mundial a expensas de los Estados Unidos (EU).
El problema comenzó a mostrarse por primera vez hace una decada, pero entró en una fase aguda en 2011. Entonces la élite financiera global decidió completar las reformas al sistema de Bretton Woods y quitarle la jurisdicción a EU del centro de emisión global de moneda (para ser creado sobre la base de los “derechos especiales de giro” del FMI).
Los estadounidenses respondieron con el caso Strauss-Kahn, poniendo fin a una idea que representaba un peligro para ellos. Sin embargo, la cuestión de a quién salvar y a expensas de quién se volvió asunto dominante en la política mundial.
La élite global, que hasta entonces estaba unida, se vio dividida sobre cual de los dos escenarios apoyar. El primer campo, el cual podría ser naturalmente descrito como el de la élite financiera global, insiste en preservar la infraestructura financiera global (y está por lo tanto intentando retomar el control sobre la emisión de dólares), mientras que el otro, por el contrario, cree que la infraestructura financiera puede ser sacrificada en función de salvar el sistema económico estadounidense.
El problema es que esta crisis es tan fuerte que una victoria por alguno de estos campos destruirá inevitablemente las bases del otro, así como al campo como una fuerza real en sí. Así que aquí no puede haber una tregua.
Por lo tanto, desde 2011 la una vez unida élite mundial, ha sido dividida, y este proceso es cada vez más y más fuerte. Se manifiesta en el conflicto entre Hillary Clinton y John Kerry sobre la política exterior de Estados Unidos, en el conflicto entre Clinton y Trump en la carrera por las elecciones presidenciales, en el conflicto entre Arabia Saudita e Irán, y en muchas otras áreas.
Rusia, habiendo decidido en 1991 integrarse en el sistema financiero global, ha estado siguiendo esta tarea consistentemente (algunas veces, demasiado consistentemente) y de forma confiada. Sin embargo a mediados de la década de los 2000, antes de la división de la élite global, Putin desarrolló fuertes discrepancias con esto.
En tal sentido, todas las acciones de Putin se vuelven claras. Él ve que en Occidente hay unas élites emergentes (y personas específicas) que están saliiéndose del control de los círculos financieros globales y es a ellos a quien está dirigiendo sus propuestas
Al mismo tiempo, no siempre podría quedar claro para un miembro ordinario del público lo que Putin está diciendo, ya que estas declaraciones claramente van más allá de los límites del “lenguaje” que nos hemos formado en el ultimo cuarto de siglo bajo el control de la élite financiera. Pero hay personas en Occidente quienes claramente oyen estos mensajes y su numero está creciendo.
El problema es que ellos están oyendo, pero no están escuchando … Es cierto, Xi Jinping, Donald Trump, Marine Le Pen, todos dicen que uno debería trabajar con Putin, pero no hay un efecto real. ¿Por qué?
El asunto es que la economía rusa esta gobernada efectivamente por unos subalternos de la élite financiera global. Más allá, esos subordinados no ven perspectivas de que Rusia se convierta en una entidad independiente.
Como resultado, aquellos a quien Putin se está dirigiendo lo consideran un hipócrita. Él se está dirigiendo a personas que han entrado en un combate a muerte con la élite financiera global, pero al mismo tiempo todos los niveles que gobiernan realmente el sistema financiero y la economía del país sigue en manos de gente colocada allí por esa misma élite financiera global. Este es el por qué de que Rusia, con su actual élite política esté condenada al aislamiento. Esta no será invitada a resolver los asuntos claves que enfrenta el mundo porque la élite financiera global no puede apoyar a Putin, mientras que su alternativa, los “nuevos aislacionistas”, no confían en el circulo cercano de Putin, quienes tienen por seguro, trabajan para los financieros. Por lo tanto ellos no pueden confiar completamente en el líder ruso, con quien en otras circunstancias estarían gustosos de trabajar en conjunto, como ellos mismos lo admiten abiertamente.
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