Editorial de revista Insurrección, órgano de prensa del Ejército de Liberación Nacional. En ELN-Voces
(Nota del Editor) El último ciclo de conversaciones de paz en Colombia, entre el ELN y el gobierno de Juan Manuel Santos, se produjo en medio de las violaciones constantes, por parte de las fuerzas del Estado colombiano, del cese del fuego bilateral, cese del fuego pactado entre las dos partes como mínimo acuerdo para dar marco de buena fe a estos diálogos hacia la paz. Al vencimiento del cese del fuego bilateral, el pasado 9 de enero, el ELN reanudó su actividad militar, actividad que el gobierno nunca había cesado. El gobierno de Santos permanentemente aprovechó el mismísimo cese del fuego para obtener ventajas militares. De manera alevosa, hipócrita y artera, el gobierno cipayo de Santos acusó al ELN de promover la violencia y violar acuerdos, cuando eso nunca ocurrió, y usó esa falsa acusación como pretexto para levantarse de la mesa. Como lo demuestra este editorial, el ELN sigue sosteniendo su voluntad de diálogo, al mismo tiempo que exige al gobierno que cumpla sus pactos y que actúe con decoro.
Hoy se impone abrir las sesiones de la Mesa de conversaciones, para trabajar allí un nuevo cese al fuego que supere los vacíos y las dificultades del que terminó el 9 de enero. Este no era prorrogable a causa de los incumplimientos que se estaban dando por parte del gobierno.
Mientras las dos partes no logremos acordar el nuevo cese, seguirán ocurriendo acciones militares de lado y lado, tal como está aconteciendo actualmente. Por ello insistimos desde diciembre del año pasado, de superar las dificultades que se venían presentando. Pero a esta insistencia nuestra el gobierno no le colocó atención. Entre más demora se de para reanudar las sesiones de la Mesa, que es el escenario propio y acordado para las conversaciones, más se alargaran el trabajo y los tiempos para acordar otro nuevo cese.
El Ministro de la defensa sigue ordenando el recrudecimiento de las acciones. La última vez fue en Chaparral, Tolima, este viernes 26 de enero, cuando anunció que en este mes de enero “19 del ELN han muerto en desarrollo de operaciones militares”, y que mientras no haya cese “continúa la ofensiva y sufrirán todo el poder de nuestra Fuerza Armada”.
Desde antes de terminar el Cese, el Ejército ha estado ampliando el pie de fuerza y tomando ventajas militares en varias de las regiones de mayor presencia del ELN. Actualmente ha incrementado la persecución y ataques contra nuestras unidades en todas las ciudades y regiones. Hay un sinnúmero de detenciones, en su gran mayoría de personas que nada tienen que ver con nosotros, por lo que están creciendo el número de estas operaciones conocidas, como Falsos Positivos.
En días recientes las operaciones militares ofensivas del régimen han generado muertos, heridos y capturas en nuestras filas. De los casos más resaltantes, está el del compañero Arturo, uno de los mandos en el Frente de Guerra Oriental, quien junto con el compañero Maicol, murieron el 20 de enero, en un ataque en Pisba, departamento de Boyacá. El 25 de enero en Chitagá, Norte de Santander, murieron 4 compañeros y fue detenida una compañera.
Pero, igualmente están siendo afectados civiles ajenos a la confrontación, pero que son presentados como integrantes del ELN. En Arauca, el 19 de enero, en horas de la noche, en el municipio de Tame, fueron asesinados por el Ejército estatal, los indígenas Luis y Miller Díaz de la etnia Sikuane. En Puerto Valdivia, Antioquia, el 24 de enero, los militares del Batallón Rifles, reportaron que habían dado de baja a 6 guerrilleros del ELN y que otros 4 habían sido capturados, después se supo que los supuestos guerrilleros eran campesinos, mototaxistas y pobladores de la región. Es decir, todos estos son Falsos Positivos.
Estamos por rebajar la intensidad del conflicto, pero para que ello ocurra, se requiere que las dos partes nos coloquemos en ese propósito y, en el de avanzar en el proceso de solución política. Esto implica darle continuidad a la Mesa, iniciar el Quinto ciclo de conversaciones, desarrollar la Agenda pactada, avanzar en la participación de la sociedad y buscar un nuevo cese al fuego. Esperamos que este Quinto ciclo, sea exitoso y que como Mesa pronto le entreguemos a Colombia un mensaje positivo, de avance y de esperanzas de cambio.
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