por Paul Craig Roberts, en Instituto para la Economía Política. Traducción de Leonardo Del Grosso
Hace muchos años, Juan Jesús Angleton me dejó con la impresión de que cuando una agencia de inteligencia, como la CIA, comete un asesinato, un bombardeo o cualquier otro evento con el que la agencia no quiera ser asociada, la agencia usa los medios de comunicación para controlar la explicación rápidamente poniendo en su lugar una historia de tapa que, junto con varias otras, se ha preparado de antemano. Sugerí que la nueva historia de “los saudíes hicieron el 11 de septiembre” fue puesta en juego para tomar el lugar de la gastada y maltratada principal historia de portada (http://www.paulcraigroberts.org/2016/07/20/is-the-saudi-911-story-part-of-the-deception-paul-craig-roberts/).
Cuando para el asesinato de JFK la historia de tapa de Oswald fue objeto de fuertes sospechas (http://www.paulcraigroberts.org/2017/05/24/jfk-100-paul-craig-roberts/), otras historias de tapa aparecieron en los medios de comunicación. Una era que la mafia mató a JFK, porque estaba teniendo enredos con sus prostitutas.
El hecho de que no tuviera sentido no impidió que muchos lo creyeran. No se le ocurrió a la gente más crédula que reflexiva que un gángster simplemente conseguiría otra mujer y no asumiría el riesgo de asesinar al presidente estadounidense por una mujer. Lo último que la mafia querría sería que el Fiscal General, Robert Kennedy, llevara la ley hacia la mafia como una tonelada de ladrillos.
Otra historia de portada fue que Castro lo hizo. Esto tenía aún menos sentido. JFK había denegado el plan del Estado Mayor Conjunto/CIA para invadir Cuba, y él había rechazado la cobertura aérea para la invasión de la Bahía de Cochinos de la CIA. JFK ciertamente no estaría en la lista de Castro.
Otra historia de portada fue que Lyndon B. Johnson estaba detrás del asesinato de Kennedy. Como he escrito, no hay duda de que LBJ encubrió el complot del Estado Mayor Conjunto/CIA/Servicio Secreto contra JFK, como lo hubiera hecho cualquier presidente, porque la alternativa era destruir la confianza del pueblo estadounidense en los organismos militares y de seguridad de Estados Unidos. El Presidente de la Corte Suprema también encubrió el complot, al igual que la Comisión Warren, los medios de comunicación, y el Congreso.
La historia “Johnson lo hizo” es la más absurda de todas. El Estado Mayor Conjunto, CIA, Servicio Secreto, Jefe de Justicia, Congreso y Medios de Comunicación no van a participar en el asesinato de un presidente y su encubrimiento sólo en beneficio de la ambición personal del vicepresidente. La idea de que tantas grandes instituciones permitirían a un vicepresidente asesinar a un presidente sin otra razón que la ambición personal del vicepresidente está más allá del absurdo.
Hablando de historias de portada, me pregunto si eso es lo que estamos presenciando en la información filtrada al New York Times sobre el atentado con bombas de Manchester. El único objetivo de la filtración es ubicar la historia en su lugar. Las quejas británicas sobre la información filtrada sirven para disimular el propósito de la fuga.
Establecer una historia en el lugar inmediatamente desplaza a otras explicaciones. Recuerde, el gobierno afirma que no tuvo ninguna advertencia del 9/11, pero al instante sabía quién lo hizo y estableció la historia en el sitio. Lo mismo para los eventos de París, el evento de Niza, el atentado con bomba del Maratón de Boston, y creo que todos los demás.
Las autoridades rápidamente presentan una historia y los nombres de los responsables. Los presuntos perpetradores o pagotes, elija lo que prefiera, siempre están muertos y, por lo tanto, no pueden negar que lo hicieron o decir quién los puso allí. La única excepción que me viene a la mente es el hermano menor del que se ha asociado con el atentado del Maratón de Boston. A pesar de dos intentos policiales de matarlo a tiros, incovenientemente él sobrevivió, pero nunca ha sido visto u oído. En su juicio orquestado, el abogado designado por la Corte Suprema para representarlo confesó en representación de su “defendido” y el jurado se basó en esa confesión para declararlo culpable.
Recuerde, Oswald fue asesinado a tiros por Jack Ruby antes de que Oswald fuera interrogado por la policía. No hay ninguna explicación para que un común ciudadano armado esté dentro de la cárcel con Oswald y esté en posición de dispararle a corta distancia. Claramente, a Oswald no se le podía permitir que contara su historia. Y eliminando al pagote, tienen al pagote.
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