por Leonardo Del Grosso
Leo una interesante nota (Palos y coimas) de Luis Bruchstein en Página/12 donde reflexiona sobre cómo el macrismo utiliza y alimenta los prejuicios sociales para ejecutar su perversa manipulación de masas y donde el “esquema de propaganda de clase social poderosa”, al decir de Bruchstein, no es el planteo político sino que “el único lenguaje que se usó fue el de la denuncia”. Si bien la opinión de Bruchstein es su opinión personal, y no la del diario, trato de compaginar lo que Bruchstein eslarece en sus perspicaces reflexiones con la postura política de Página/12 en relación a las elecciones estadounidenses, postura predominantemente hostil a Donald Trump y totalmente favorable a Hillary Clinton, y no encuentro la manera de que el esquema de Bruchstein no se aplique, exactamente, a lo que hace “la otra mirada”, tal el slogan de Página/12, cuando se trata de este tema central de la política internacional, que impacta sobre el destino del mundo.
De La Nación y Clarín en esta ocasión directamente no vale la pena hablar, ya que todo, absolutamente todo lo que allí se escribe es veneno puro, mentira total, “periodismo de guerra”, y de manera permanente, no de manera circunstancial, como pretende Julio Blanck, uno de los más conspicuos periodistas de Clarín, en el reportaje donde se jacta de eso. En cambio, Página/12 se caracteriza por ser un medio de denuncia contra abusos y atropellos. Sin embargo, en la política internacional, por el contrario, muy frecuentemente ha sido, y es, una herramienta de manipulación al mejor estilo Macri y al servicio de las líneas fundamentales del “esquema de propaganda de clase social poderosa” del imperio anglosionista.
Ya en su momento Santiago O’Donell, el periodista argentino del diario Página/12 al que Julián Assange entregó en exclusividad miles de cables de información confidencial del Estado de los Estados Unidos, fue censurado por su diario porque esos cables dejaban en evidencia que el fenecido fiscal Nisman obedecía las órdenes de la embajada de los Estados Unidos, que monitoreaba y dirigía todos los pasos que Nisman daba en su “investigación” de la masacre de la AMIA. Es decir, Página/12 había protegido a Nisman de que los argentinos supiéramos que él, un fiscal de la Nación Argentina, seguía las instrucciones de una Nación extranjera. Santiago O’Donell denuncia claramente el pacto de silencio que durante bastante tiempo tuvieron Clarín, La Nación y Página/12, y todos los demás medios del “mainstream”, respecto del atentado a la AMIA, como lo hace, de manera mucho más consecuente, Juan José Salinas.
Aún hoy, después de que tanta agua corrió bajo el puente, después de que Nisman fuera inducido al suicidio por sus mismos mandantes para usar su muerte contra Cristina Fernández de Kirchner, después que la reacción actuara de la manera más hostil con permanentes operaciones contra un gobierno que se animó a enfrentar a lo peor del sionismo y a patear el nido de víboras de los cipayos, después de que Macri se hiciera con la presidencia del país expresando a todo lo más siniestro y oscuro del poder imperialista, Raúl Kollman sigue afirmando, sin ningún sustento, el invento de que hubo una camioneta Trafic y que los principales sospechosos de los atentados de la AMIA y de la Embajada de Israel serían Irán, Hezbolá y Siria, constituyendo así la línea predominante en Página/12 en un asunto tan delicado, donde hay tantas vidas masacradas de por medio. Evidentemente, en este caso, el pacto de silencio sigue, y Kollman es uno de sus protagonistas.
Entonces, con esos antecedentes y otros tantos (como afirmar la mentira de que en Siria hay una “guerra civil”, cosa que también hace frecuentemente, por C5N, Pedro Brieger), quizá no resulte tan sorprendente que Página/12 haya apoyado a Hillary Clinton y forme parte de la campaña de desprestigio que encabeza la CIA y todo el Estado profundo norteamericano contra Trump. En esto Pagina/12 no tuvo ninguna diferencia con Macri.
Cuando veo a tantos progresistas dejándose impresionar por la propaganda del Neocon contra Trump me pregunto si este progresismo tiene el espíritu crítico, la inteligencia política y el honestidad intelectual que ellos mismos, estoy seguro, creen poseer.
¿O no es Hillary Clinton la expresión de la continuidad de la política belicista del aparato militar/de seguridad que lleva a cabo las guerras en todo el mundo, al punto de que Obama es el único presidente de la historia de EEUU en cuyos dos mandatos su Nación estuvo permanentemente en guerra, y al punto de que el mismísimo Obama en 2012 tuvo que pergeñar toda una maniobra para destituirla al frente del Departamento de Estado justamente por ser una supremacista mesiánica y fanática que pretendía ir a la guerra frontal contra Rusia?
¿O no fue Hillary Clinton quien encabezó, como secretaria de Estado, la invasión de Libia, pistoletazo de largada de toda una serie de operaciones militares contra varios países y, en última instancia, contra Rusia y China? ¿O no fue Hillary Clinton la que se burló sin el más mínimo pudor del dirigente nacionalista árabe-islámico Muammar Gaddafi -por otra parte uno de los líderes mundiales que tuvo de las actitudes más solidarias con Argentina en la Guerra de Malvinas-, después de que éste fuera asesinado al estilo “civilizado” con que la OTAN ejecuta a sus enemigos? ¿O no fue Hillary Clinton la que dijo, riéndose con su estúpida soberbia, “vine, vi, y murió”, refiriéndose a este digno líder africano? Después la política clintoniana, bushiana, obámica, o como querramos llamar al supremacismo neocon, evolucionó en la guerra contra Siria, en la aparición y desarrollo del Estado Islámico en Irak y Siria, en el golpe neonazi en Ucrania, en los atentados “yihadistas” en Europa, Asia y África, en la aparición y desarrollo de Boko Haram en Nigeria, en la guerra contra Yemen, etc., etc.
¿No resulta irritante tener que recordar a personas presuntamente bien informadas que quien tuvo que ver con todas estas operaciones de falsa bandera y estas monumentales masacres imperialistas no es Trump, sino Hillary Clinton? ¿No estoy discutiendo así “planteo político”, no estoy saliendo así del “lenguaje de la denuncia”, ese mismo lenguaje que hoy usan Clarín, La Nación, Perfil, para operativizar, junto con los “jueces”, la “operación Nisman recargada”, o sea, la continuidad de lo que empezaron en enero de 2015 contra el gobierno de CFK y hoy contra CFK en persona y contra el kirchnerismo en tanto movimiento nacional?
En la balanza, comparando la cantidad de información y opinión a favor y en contra de Hillary Clinton o Donald Trump, indudablemente que Página/12 prefiere, por lejos, a Hillary Clinton. De manera sutil o de manera más abierta y clara, su política editorial es claramente a favor de Hillary Clinton y en contra de Donald Trump. La balanza de columnistas como Gustavo Veiga, Ricardo Forster, Nicolás Lantos, Martín Granovsky, Mario Wainfeld, siempre ha pesado más del lado de “Killary” Clinton. Y las coberturas informativas también.
¿Apareció alguna denuncia en Página/12 sobre los crímenes de guerra de la “ONG humanitaria” Cascos Blancos en Siria, donde contaminaron las aguas del río Barada, en Damasco, y dinamitaron los canales de suministro, privando de agua potable a entre 5 y 7 millones de personas? ¿Por qué una noticia de semejante magnitud no aparece en un diario de investigación y denuncia como Página/12? Porque ese crimen de guerra es responsabilidad del imperio anglosionista, y Página/12, desgraciadamente, está dentro de su esfera de poder.
Está claro que Trump proviene del 1 por ciento y representa por lo menos a una parte de la plutocracia que gobierna a los EEUU. Está claro que Trump también es un emergente de la élite imperialista y, por lo tanto, seguramente, como ser humano, debe tener mucho en común con la hipócrita asesina masacradora Killary Clinton. Pero vayamos a lo que pide, con sensatez, Luis Bruchstein: “planteo político”. Y hagámoslo al estilo “multiple choice”, bien básico, bien para progresistas obcecados (marque lo que corresponda).
¿Quién plantea la posibilidad de un diálogo con Rusia, Clinton o Trump?
¿Quién denuncia la verdad incontrastable de que bajo el gobierno de Obama Estados Unidos creó al Estado Islámico, Clinton o Trump?
¿Quién habla de terminar con los tratados de libre comercio, los tratados que Página/12 tantas veces denunció como absolutamente nocivos para los pueblos, Clinton o Trump?
¿Quién habla de desjerarquizar a la OTAN, Clinton o Trump?
¿Quién está de campaña demonizando a Rusia para preparar a la opinión pública para una guerra contra ese país, Clinton o Trump?
¿Una guerra con Rusia, puede escalar hacia una guerra termonuclear (si, no)?
Disculpen los periodistas ilustres y cultos si me obligan a tratarlos como analfabetos políticos, como groseros ignorantes, pero no es una actitud respetable el hacerse el tonto, y acá veo muchos eruditos haciéndose soberanamente los opas. Eso es mala fe, indignidad.
Es la misma actitud que tuvieron muchos en el ballotage entre Scioli y Macri. Se hicieron los tontos. Y así estamos ahora. Dijeron “es lo mismo”, y no es así. Sólo los dogmáticos y los fanáticos intelectuales (porque diferente es ser fanático de una causa) no saben ver las diferencias, las proporciones, los matices. Personalmente siempre supe que Scioli no es un patriota revolucionario, pero indudablemente es diferente de Macri. Estoy seguro que el gobierno de Scioli muy probablemente habría significado una posición mucho menos intransigente con los poderes extranjeros que la que tuvo Cristina Kirchner, pero aún así no habría hecho lo mismo que está haciendo hoy Macri. Por esa razón participé de la campaña para su elección. De la misma forma, las diferencias que hay entre Hillary y Donald Trump son la diferencia que existe entre llegar a tener una oportunidad y no tener ninguna.
En qué plano de la “posverdad” se encuentran los que hicieron campaña por Hillary y hoy, en perfecta sintonía con la CIA y el Estado profundo neocon, participan de la campaña antirusa y antiTrump. ¿No es eso militar la guerra mundial contra Rusia?
¿No es deshonesto ocultar los crímenes de guerra de los “Cascos Blancos” contra millones de personas y, al mismo tiempo, gritar histéricamente por los derechos de “las minorías”? ¿No es deshonesto militar la guerra contra Rusia al mismo tiempo que se declama la defensa de los derechos humanos?
Está claro que es difícil que Trump, con su característica imprevisibilidad, termine colmando las mejores expectativas que se pudieran esperar de él. Está claro que el imperio anglosionista, aunque debilitado, en muchos planos seguirá imponiendo su continuidad diabólica. Está claro que, con Trump o sin Trump, EEUU sigue siendo un imperio. Pero, aquí y ahora ¿Cuál es la alternativa?
¿Me contestarán “todo es lo mismo”? O peor ¿”Killary” es mejor?
El lema de los que siguen a Hillary Clinton es “más vale el demonio conocido que el malo o bueno por conocer”. Y mientras tanto encubrimos a “Killary”, mintiendo que le preocupan los derechos humanos de las mujeres, los afros y los inmigrantes (Obama deportó y encarceló más inmigrantes que nadie antes). Me parece que Hollywood está creyéndose sus propias fantasías y se están ahogando en su propia ensoñación narcisista. A Meryl Streep nunca la escuché denunciar a la OTAN, la internacional del mal que oprime al mundo, pero hoy utiliza sus dotes histriónicas y la tribuna de la entrega de un premio para denunciar a Trump. ¿Quién se cree que es? Es sólo una buena actriz. A un caído en la guerra de Malvinas o a un campañero revolucionario de los ‘70 no le llega ni a los talones. Contra esa estupidez de los que “se la creyeron” es que los pueblos están votando cuando gana el Brexit en Gran Bretaña, o Trump en EEUU, y pierden estrepitosamente todos los idiotas otánicos, como Hollande.
Lo paradójico es que aquí, en Argentina, Página/12 está dando una batalla importante contra la operación “Nisman reloaded”, pero en política internacional muy frecuentemente está alineada con “el esquema de propaganda de clase social poderosa” que el decadente imperio anglosionista despliega contra sus enemigos.
Quienes nos reivindicamos como patriotas revolucionarios debemos dejar en evidencia estas deshonestas y repudiables maniobras que, en última instancia, integran la estrategia de quienes pretenden el dominio unipolar, globalista, del capital financiero anglosionista, ese que encarna la actual genealogía de las estirpes colonialistas que han cometido los peores crímenes de la Historia. Y que pretenden seguir cometiéndolos.
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