¿Por qué una comunidad Saker en español?

No se puede construir un mundo nuevo con el mismo lenguaje con el que fue destruido
El Cayapo

Unidad en lo esencial, libertad en lo debatible, amor en todo
San Agustín

En la hora actual del tiempo humano nos jugamos el alma. Nos urge traducir de esta hora excepcional lo que cada vez nos implica (y nos une, querrámoslo o no) en este acelerado proceso de ilusoria opulencia comunicacional en el orden global y en donde, en esta guerra concreta y del espíritu, tenemos que decir lo que nos defiende y defendemos, contra quién luchamos y por qué, cuáles son los rostros y los nombres que congregan a las resistencias y cuáles nos agreden. Porque estamos en tiempo de guerra. El tiempo histórico en el que nos encontramos, el de una referencia civilizatoria que inaugura su crisis terminal y marcha indetenible hacia un prolongado y agónico final. Ignoramos cuánto durará y qué quedará de nosotros. Occidente, el capitalismo neoliberal globalizado, prolongaciones de una y la misma cosa, acelera en su descomposición; el imperio anglosionista sabe que puede tener fecha de expiración, como bien lo señalan las actuales crisis (y nombrándolas con trazo grueso) por este camino solo queda el suicidio: de recursos (la guerra contra la naturaleza, contra la tierra), la estabilidad inviable de su modelo energético y de consumo, en la posibilidad de permanencia inalterable y duradera como centro de identidad y el paradigma que pretende hacer de eso el diseño de convivencia moral.

Por esa vía, dicen que hay menos para todos, que los más, según nos dicen los hechos, deben morir porque lo que queda, lo que nos faltará, está (pre)destinado únicamente para los menos, para la minoría hipócrita y demente que ya se arroga ostentar la mitad de las riquezas del mundo: el 1%, la demente minoría global. El mundo según Dick Cheney, según el Premio Nobel a Obama, nos dice que no hay otra referencia que el espejismo del way of life y todas las implicaciones que promueve la maquinaria simbólica del mainstream mediático y de la “promoción de valores” de su aparato cultural industrial. Dicen, y pretenden insistir en que es por la vía de la “nación indispensable”, de su freedom, de su carácter “excepcional” que salió triunfante (fuck yea) de la contienda que signó los últimos 50 años del siglo 20 y que se le han complicado las formas de perpetuarse con suavidad y fluidez en el XXI.

Según esa consigna, su “victoria” y su falsa promesa de extender su prosperidad a los vencidos fue el espejismo de corta duración que a su vez aceleró su propia crisis interna y comenzó a forzar a la postergada mayoría (sea aquí en Nuestra América, en Rusia, Irán, o la Palestina histórica) a retomar el camino de las resistencias quienes lo habían perdido, a consolidar o repensar los que ya la ejercían. A abrir y a ampliar los frentes que hoy luchan por preservar los otros caminos, que se saben interdependientes, que los congrega lo igual por ser especie humana y lo diferente por provenir de distintas historias, distintas formas de traducir al mundo (visible e invisible), que le apuestan a sus signos propios para resistir (que es pervivir) y que hoy, en sus avanzadas dentro de los polos de poder, comienzan a proponer una alternativa de sistema-mundo incipiente, constatan la necesidad de un equilibrio común, y que el respeto y la dignidad, la justicia y el equilibrio son los punto que nos reúnen, a todos: porque detrás de todo liderazgo profundo existe un pueblo, una mayoría que los hizo nacer y decidió que estuvieran al frente en este tiempo histórico, en su propio metabolismo y en sus propios desniveles contradictorios. Pero como alternativa cierta hacia ese equilibrio común.

Pero una cosa es lo que de agencia tienen esos líderes, esas instancias por arriba y otra la que nos toca a nosotros ejercer aquí abajo. Lo que nosotros tenemos y debemos hacer.

En la actual crisis civilizatoria, global, no sólo se han trastornado los valores e ideas de la dominación: el cambio de época ha hecho lo mismo con las formas de pensar la resistencia, en las formas de pensar y resistir, de existir. Este también es el tiempo de las grandes complejidades, y lo que en el pasado eran las formas habituales, las tradiciones discursivas, las que los hechos no reinventaron, sencillamente perecieron como discurso que aluda a lo concreto. La imaginación política se ha puesto en duda, y por ejemplo una gran franja de lo que convencionalmente se definía como izquierda no ha tenido ningún problema en apoyar a la Otan en Ucrania, a la intervención imperial en Siria, en celebrar con una brutal simplificación el derrocamiento de Kadafi y hacer silencio sobre las consecuencias que esto trajo al mundo, sobre el modelo que hoy por hoy encarna Libia: el modelo civilizatorio del exterminio, del Imperio del Caos, de la OTAN y el turbocapitalismo. El mismo discurso que descarta al pueblo que representa Putin por “imperialista ruso”, al chavismo venezolano por “populismo militarista”, a Bolivia por indígena y plebeya, que mienten concibiendo a África como un continente “abandonado” y pobre cuando es el símbolo más claro y definitivo de la codicia del exterminio blanco precisamente por sus riquezas. De lugares poco acostumbrados y relativamente inesperados (si se piensa de acuerdo a las convenciones) es que se fragua la nueva resistencia. Y esa resistencia múltiple es también un hecho comunicacional.

Una de las lecciones que esto entraña radica en que no se puede obedecer a la falacia de que las claves de la resistencia se encuentran en el futuro, más adelante en el tiempo histórico, en “lo nuevo”, cuando en realidad radican en nuestro pasado y en lo que pensamos hacia adentro de lo que todavía sobrevive de nuestros propios hechos culturales, morales, espirituales. Y en lo que nos dibuja la causa común: contra las oligarquías, contra el imperialismo, contra el fascismo. Contra la mentira, venga como verdad distorsionada, venga promovida como el lado correcto de la historia sin que esta noción sea puesta al análisis y lo resista. Todo debe pensarse, procesarse y se le debe extraer sus significados. Estamos obligados a pensar de otra forma, más amplia y más abierta. Los principios inamovibles ahí están. Capacidad de recepción para que nada medie entre nosotros y el transcurrir el mundo, capacidad de resistencia para procesarlo e identificar la voz que se asume enemiga.

La Comunidad Saker Latinoamérica es la extensión lógica y necesaria en la ampliación de las coordenadas del proyecto originario que comenzó siendo el blog de un ex analista militar ruso que vive en Estados Unidos, que escribe en inglés, que es cristiano ortodoxo y que firma sus trabajos homenajeando a un halcón protector de viñedos, el halcón sacre. Un blog que en los últimos tiempos se ha venido convirtiendo en una experiencia de participación comunicacional de carácter global que a partir de las premisas fundamentales mencionadas (contra el imperio, contra el fascismo, contra toda oligarquía y por una verdad que es y que existe), que en su amplitud y en su base de respeto intelectual ha venido permitiendo el esclarecimiento de este tiempo de guerra desde la confluencia, se ha planteado como una alternativa que congregue, que busque la unidad diversa. Y desde la propia auto-organización de personas que se reconocen en esas causas y sus posibilidades comunes.

Un proyecto que además de la producción de contenidos se asume sobre todas las cosas como portales-puentes por donde se traducen y deben circular las noticias de las otras resistencias que habitan otros idiomas.

Se define como una comunidad desde Latinoamérica, pero la razón central es porque el despertar latinoamericano de los últimos tres lustros es uno de los principales focos de resistencia global, que contiene en su acerbo cultural suficientes elementos propios, una historia de la memoria perseguida plena de acontecimientos, situaciones y personas universalmente extraordinarias. La tierra de Bolívar. Pero esta comunidad está dedicada a toda comunidad que habite el español como lengua principal, no está concebida sólo para pensar y privilegiar a los países del cambio de época (Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina, Brasil o Uruguay), sino a todos los territorios donde el 1% conserva territorios y acelera el proceso de desmantelamiento social y la conversión de biomasa a todo lo que no se deba esa cifra mínima. A las comunidades migrantes dentro del Imperio que hablan español, a la España que hoy resiste al austericidio, a quienes han hecho del español su casa.

Este proyecto, siguiendo al modelo originario, y reproduciendo las experiencias en otros idiomas y territorios (en ruso, en francés, en alemán, en italiano, en serbio y por Oceanía ) está compuesto por voluntarios de todo el continente (y de otras partes del globo), y en cuanto voluntario está continuamente en necesidad de personas que colaboren con él, es independiente en su línea interna pero obedece a la experiencia originaria y permanecerá, siempre, en sintonía con el resto de agrupaciones. Suministrará información sobre la cuestión rusa que por otras vías sencillamente no llegará, traducirá, escribirá, se valdrá de múltiples voces que también narren la resistencia y las particularidades del contexto latinoamericano actual. Es un proyecto de todos nosotros para todos nosotros. Para leernos, escucharnos (otra forma de ver), de entendernos y de pelear por lo que es justo y verdadero. Se llama comunidad Saker (seiquer) porque obedece a un nombre propio por más que designe a un ave que en nuestra lengua tiene otro nombre que establece comunidad con el resto, por lingua franca.

Babel se derrumbó porque no quisimos escucharnos. Ya no tenemos tiempo para eso.

4 Comments

  1. pcanon said:

    Very happy to see Latin America has been added to the Saker community!

    13 December, 2014
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  2. David Chu said:

    Congradulations! A lot of hard work already done. The launch is always the hardest and heaviest stage. Look forward to post on Latin America.

    13 December, 2014
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  3. Ricardo said:

    Lindo ensayo, mucho ánimo para todos que se vienen tiempos movidos, pero más entretenidos si se le quiere buscar un mejor lado…

    13 December, 2014
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  4. Angeles Negre Cuevas said:

    Considero un deber moral, humano, polìtico en estos momentos cruciales apoyar a los movimientos de oposiciòn y Resistencia al modelo imperante globalista, ese apoyo no debe ser pasivo, hay que mojarse, colaborar, trabajar porque otro mundo es posible…

    13 December, 2014
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