Diplomacia mundial de payasos

por Dmitry Orlov. En Club Orlov. Publicado originalmente el 5 de marzo de 2025. Traducción de Comunidad Saker Latinoamérica

A veces la risa es la única respuesta sensata a lo que leemos en las noticias. Si sabes algo sobre el mundo (como espero que sepas), entonces nuestros pensamientos se ven inevitablemente obligados a seguir dos caminos. Camino número uno: los políticos y los medios de comunicación nos mienten para ocultarnos lo que realmente está pasando. Camino número dos: los políticos y los medios de comunicación son un grupo de payasos que realizan abiertamente la representación de su porquería y la razón por la que nada de eso tiene sentido es porque no hay nada que tenga sentido verdadero, solo payasadas tontas.

Creo que esto resume bastante bien lo que está sucediendo en Occidente en su conjunto, pero en otra liga están Rusia y China. Estos dos de ninguna manera hacen payasadas; más bien, dicen lo que van a hacer y luego lo hacen. No son divertidos ni entretenidos ni fáciles de entender. En particular, no se molestan en hacerse entender fácilmente en inglés. No piensan en inglés y no les importa mucho cómo suenan en la traducción, que a menudo es una traducción automática y con errores. Los chinos hablan en un código que es imposible de descifrar sin un conocimiento profundo de la lengua, la historia y la cultura chinas. Por lo tanto, en todos los asuntos relacionados con los asuntos chinos me remito a los expertos en China (los rusos). Los rusos son mucho más directos (para mi modo de ver, porque soy uno de ellos), pero parece imposible explicarlos a los occidentales debido a las significativas diferencias de mentalidad.

A continuación, se ofrece un ejemplo concreto. Espero no aburrirlos enseguida, pero los rusos no tienen como objetivo entretener a la gente de Occidente y a la mayoría de ellos no les importa si se entretienen o se aburren o incluso si están vivos. Los gobiernos occidentales primero provocaron el conflicto en Ucrania, luego armaron y financiaron a los enemigos de Rusia, y el precio de estos pecados aún no se ha pagado. Si esto les suena extraño, esa es la diferencia de mentalidad que mencioné. Intento mantener la exposición liviana y animada, pero el tema espantoso impone sus propios límites.

La inmutable postura rusa es que las regiones de Crimea, Donetsk, Lugansk, Zaporoyie y Jersón, que antes eran ucranianas, forman ahora parte de la Federación Rusa, de acuerdo con la Constitución rusa. Esta nueva configuración del mapa político se basó en referendos públicos celebrados en esas regiones, cuyos resultados fueron abrumadoramente favorables a su incorporación a la Federación Rusa. Mientras tanto, en las atribuladas tierras situadas al oeste de las sagradas fronteras de Rusia, se está debatiendo si Ucrania debería aceptar que Rusia conserve algunas de esas tierras que antes eran ucranianas. El hecho de que los referendos no hayan sido reconocidos internacionalmente se considera significativo (para Rusia no tiene importancia).

La opinión rusa es que son las tropas ucranianas las que actualmente ocupan territorio ruso. Lugansk está libre de Ucrania, pero todavía quedan porciones considerables de Donetsk, Zaporoyie y Jersón por ser “liberadas” de la “ocupación” ucraniana (éstas son las palabras exactas que utilizan los rusos). A esto hay que añadir un pequeño trozo de la región de Kursk, que nunca fue ucraniana y que las tropas ucranianas invadieron el pasado agosto y que han estado tratando de mantener desde entonces. Este esfuerzo inútil les ha costado la vida a unos 60.000 soldados ucranianos, cuyos cadáveres putrefactos están ahora esparcidos por los bosques de la zona, imágenes pixeladas, pero así y todo espantosas, que se muestran regularmente en los informativos nocturnos rusos.

La constitución rusa indica un mínimo incuestionable de territorio que las fuerzas rusas deben liberar porque, desde el punto de vista del honor militar ruso, hacerlo es un deber sagrado mientras que no hacerlo sería una traición: el resto de Donetsk, Zaporoyie, Jersón y, por supuesto, un pequeño trozo de Kursk. Pero no hay un límite estricto al número de otras regiones que los rusos podrían liberar. Las tropas rusas ya controlan partes de las regiones de Járkov y Sumy y están a unos pocos kilómetros de la región de Dnipropetrovsk. En estas regiones también viven rusos: rusohablantes, culturalmente rusos y ortodoxos en su religión. También se les debería dar la oportunidad de votar en un referéndum sobre su incorporación a la Federación Rusa, donde estarían a salvo de la persecución gubernamental por su lengua, cultura y fe.

Pero éstas no son las únicas regiones de la (¿antigua?) Ucrania en las que se habla ruso, se practica la cultura rusa y se practica la religión ortodoxa rusa. Como mínimo, se incluyen las regiones de Nikolaev, Odessa, Sumy y Kiev. Uno de los tres objetivos declarados de la Operación Militar Especial (OME) de Rusia en Ucrania es proteger las vidas de los rusos. ¿Por qué se les debe negar a los residentes de Odessa sus derechos de autodeterminación mientras que a los de Donetsk se les han concedido los suyos? Semejante arbitrariedad sería imposible de justificar, y por eso la OME tendrá que seguir adelante hasta que todos los rusos hayan obtenido sus derechos y se sientan seguros, dondequiera que estén.

Los otros dos objetivos declarados de la OME son la desnazificación y la desmilitarización. Ucrania, independientemente de que siga o no en el mapa político de Europa, no debe tener ningún nazi en puestos de autoridad (como los hay ahora) y todos los nazis que tengan causas penales pendientes en Rusia (de las que hay decenas de miles) deben ser arrestados, juzgados, condenados y encarcelados. Y la desmilitarización significa que cualquier parte de Ucrania que quede al final de la OME debe estar libre de armas, grupos armados o tropas extranjeras que puedan suponer cualquier tipo de amenaza a la seguridad de Rusia. Estos dos objetivos son, asimismo, innegociables.

Probablemente los he aburrido hasta la muerte, así que les dejo un viejo chiste que compara a una dama con un diplomático. Si una dama dice “no”, eso significa “tal vez”. Si una dama dice “tal vez”, eso es un “sí”. Y si una dama dice “sí”, eso no es una dama. Si un diplomático dice “sí”, eso es un “tal vez”. Si un diplomático dice “tal vez”, eso es un “no”. Y si un diplomático dice “no”, eso no es un diplomático. Y sin embargo, hace poco Sergei Lavrov, Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia y un consumado diplomático, cuando se le preguntó si los nuevos territorios de Rusia podrían ser objeto de negociación, dijo “no”. Lavrov es diplomático y, sin embargo, dijo “no”. ¿Qué significa eso? Significa que la cuestión de las nuevas regiones de Rusia no es un tema de discusión diplomática.

¿Para qué es entonces un tema? Aquí va una pista: dos sílabas, seis letras, la primera letra es “G”. ¿Está usted dispuesto a morir por una oportunidad de disputar la propiedad de lugares lejanos de los que no ha oído hablar hasta hace muy poco y que le resultaría difícil encontrar en el mapa? ¡No lo creo! Y, sin embargo, he oído informes de numerosas discusiones entre políticos occidentales sobre si el régimen de Kiev estaría o no dispuesto a desprenderse de estas nuevas regiones rusas, si se podría negociar algo por ellas y quién las reconocería o no como territorio ruso. Dado que tales discusiones no pueden considerarse diplomacia, ¿qué son? ¿Idiotas, infantiles palabras?

Otro tema que se ha debatido extensamente en la prensa occidental y por parte de políticos occidentales es el tema de un alto el fuego. Se han propuesto diversas condiciones para un alto el fuego, pasando por alto por completo el hecho de que un alto el fuego requiere que las dos partes que participan en hostilidades activas lo acepten. ¿Han expresado los rusos alguna disposición a considerar un alto el fuego? No, la posición rusa, perfectamente sencilla e inmutable, es que las hostilidades cesarán una vez que se aborden son sistematicidad las causas de las hostilidades y se hayan alcanzado los objetivos de la OME. En cuanto a cuáles son esos objetivos, véase más arriba: garantizar los derechos de los rusos, incluida la autodeterminación, y la desnazificación y desmilitarización de la (antigua) Ucrania. Estas condiciones se habían negociado, se habían escrito en el borrador del Protocolo de Estambul del 15 de abril de 2022 y la parte ucraniana había dado su aprobación preliminar, pero luego sus “socios” occidentales intervinieron y les ordenaron que “lucharan hasta el último ucraniano”.

Siendo que no existen las condiciones previas para un alto el fuego, ¿por qué se está discutiendo siquiera sobre el alto el fuego? Sería una buena pregunta para que los políticos occidentales la respondieran primero, pero en lugar de eso han optado por pasarla por alto y lanzarse a una acalorada discusión sobre quién introduciría tropas de mantenimiento de la paz en Ucrania una vez que se haya logrado el alto el fuego. En ruso, a esa discusión a veces se la llama “luchar por la piel de un oso que aún no ha sido cazado”. No importa lo que decidas, el oso te arrancará la cabeza si te acercas lo suficiente.

El destino de Ucrania quedó sellado en el verano (septentrional. nota del traductor) de 2023, cuando la ofensiva ucraniana no logró penetrar ni siquiera la primera de las tres líneas defensivas rusas. Desde entonces, todo lo que ha sucedido es una matanza sin sentido en el lado de Ucrania y un entusiasta, ansioso intento de experimentar nuevas armas por el lado de Rusia. El régimen de Kiev se ha estado preparando para empezar a reclutar a jóvenes de 18 años, pero preventivamente muchos de ellos han abandonado el país. El número de nuevos voluntarios dispuestos a unirse al ejército ucraniano es casi exactamente cero. Los reclutas no reciben prácticamente ningún entrenamiento y son enviados a morir a punta de pistola. En este momento hay una suspensión temporal de los envíos de armas estadounidenses al régimen de Kiev que puede que en un mes o dos ponga en pausa la matanza. En algún momento, la gente decente de Kiev podría encontrar en sí misma la fuerza para iniciar una guerra civil y derrocar al régimen, pero eso es más una ilusión que una predicción, porque el régimen de Kiev es un estado totalitario despiadado que ejerce un control estricto, incluido control mental, sobre sus víctimas.

El circo político-mediático occidental mostró recientemente un espectáculo secundario llamado “tierras crudas” (en inglés “raw earths”), que así es como Donald Trump ha llamado a las “tierras raras” (en inglés “rare earths”) que, por cierto, son bastante escasas en el territorio de la ex Ucrania y no vale la pena molestarse en buscarlas. Trump se dedica estrictamente al mundo del espectáculo y a los bienes raíces y “no sabe” mucho de física o química. Anteriormente utilizó el término “cohetes hidrosónicos” (en lugar de “hipersónicos”) y afirmó que “Estados Unidos tiene las mejores armas hidrosónicas del mundo”.

Todas estas payasadas insípidas tienen un solo objetivo: los payasos quieren conservar sus puestos de trabajo un poco más, con la esperanza de que algo cambie mientras tanto. Harán lo que sea necesario, sin importar cuán humillante e idiota sea, para mantener el foco de atención sobre ellos, y sus periodistas de la corte y la multitud de blogueros seguirán parloteando sobre sus payasadas para vender publicidad y aumentar su audiencia.

Disfrute del espectáculo de payasos, si así lo desea, pero recuerde: este espectáculo no trata de diplomacia. Se trata de una palabra de seis letras que empieza con “G”. Y si sus líderes políticos-payasos se equivocan lo suficiente, también hay una palabra de seis letras que empieza con “M”.

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