Que tal si no hay ninguna guerra, o el segundo referéndum en Donetsk

Fuente: http://cont.ws/post/115414

Autor Rostislav Ishchenko (Ростислав Ищенко)

Traducido del Ruso al Inglés por Seva

Un político sensato siempre respeta a su oponente y supone que si a él (al político sensato) algo le parece obvio, su oponente toma en cuenta esta posibilidad y, si esa opción no es deseable para él (su rival), está buscando (o, posiblemente, ya ha encontrado) una solución alternativa no evidente. Los estadounidenses han perdido varias rondas geopolíticas con Rusia por la sencilla razón de que creían haber considerado todas las opciones posibles y que estaban obligando a Moscú a elegir entre algo malo y muy malo, mientras que Putin logró encontrar un tercer movimiento no previsto por Washington.

El liderazgo ruso, percatándose que el destino del país está en juego, tiende a tomar en cuenta todos los desarrollos posibles y actúa con prudencia, habiendo preparado un contra-movimiento para cada movimiento de sus oponentes. Por otra parte, Moscú planea el juego muy por delante, y es por eso que Washington a menudo se mete en problemas y se ve obligado a improvisar ciegamente para responder a una estrategia bien preparada de sus oponentes.

Los alarmistas nacionales, en su ambición e incapacidad, a menudo explican sus quejas ante las autoridades de manera muy sencilla -No entiendo lo que están haciendo, lo que significa que están equivocados. Sin embargo, incluso los derrotistas a veces hacen preguntas sensatas. Aquí está una: “Supongamos que Moscú y Donetsk creen haber atrapado a Kiev con los acuerdos de Minsk, y están esperando los ataques de la junta, desacreditándose con ellos a los ojos de Europa y socavando la capacidad de los EU para movilizar a la UE para que apoye su política hacia Ucrania. Sin embargo, Kiev y Washington deben haber previsto este escenario. ¿Qué sucede si no atacan, sino que permanecen en sus posiciones y mantienen los bombardeos a las ciudades del Donbás, como lo han estado haciendo durante casi un año? ”

Los alarmistas consideran poco convincente el argumento de que ni Kiev ni Washington tienen el tiempo y los recursos (sobre todo con la llegada de una nueva ola de crisis sistémica global, que puede eliminar tanto el viejo orden mundial, como a la debilitada potencia hegemónica) de prolongar indefinidamente la situación que no ha dado un resultado positivo. El punto de vista de los alarmistas tiene sentido: empíricamente este modelo puede ser probado sólo a medida que se desarrolle la situación, mientras que no existen limitaciones para los modelos teóricos que se pueden construir. Por no hablar de que la historia demuestra a menudo que es usual la desviación de un año en el tiempo (algunos eventos, como el golpe de Estado en Ucrania, se suponía que pasarían tiempo después del momento en que ocurrieron, mientras que otros eventos que se suponía sucederían pronto, aún no han ocurrido).

Por lo tanto, si Washington decide posponer las cosas un poco más y revoca sus órdenes a Kiev de marchar, es necesario contar con un plan alternativo que permita a Rusia ganar el juego político en la guerra posicional.

Creo que podemos conjeturar los elementos claves de este plan. Por lo menos, la secuencia de acontecimientos en los últimos 6 meses sugiere que no es una serie de respuestas, sino una estrategia planificada. O, incluso si las primeras respuestas fueron forzadas por la situación, a finales del verano de 2014 surgió un cierto sistema. De un modo u otro, hoy observamos no sólo las reacciones de las autoridades rusas a los acontecimientos, sino más bien una creación de mecanismos para dirigir esos eventos.

¿Qué quiero decir con esto?

En primer lugar, como resultado del bloqueo ucraniano del Donbás, los lazos económicos de la RPL/RPD (República Popular de Lugansk / República Popular de Donetsk) se reorientaron hacia Rusia (aunque técnicamente a través de Osetia del Sur).

En segundo lugar, debido al bloqueo financiero ucraniano las Repúblicas introdujeron un sistema de monedas múltiples (hryvna/rublo/dólar), lo que convirtió a los territorios no controlados por Kiev en la zona del rublo ruso, el cual representa más del 80% de las transacciones en efectivo.

En tercer lugar, debido al bloqueo administrativo por parte de Ucrania las Repúblicas trataron de introducir sus propios documentos de identificación. Sin embargo, como las RPL/RPD no están reconocidas internacionalmente, estas identificaciones no tienen asidero legal, incluso en Rusia. Después de esto surgió el plan de dar a la gente del Donbás pasaportes rusos.

En cuarto lugar, en los últimos días de agosto los medios de comunicación rusos comenzaron a discutir la posibilidad de un referéndum en el Donbass, en este otoño, respecto a su unificación con Rusia.

Aunque los dos primeros puntos podrían haber sido una reacción forzada a la situación, el ofrecer pasaportes rusos es una decisión política. Al reconocer a los residentes de las RPL/RPD como ciudadanos rusos, las autoridades asumen una gran responsabilidad. Rusia tiene la obligación de proteger a sus ciudadanos, independientemente del lugar de su residencia, sin importar cómo y cuando se convirtieron en ciudadanos, si por nacimiento hace 20 años, o habiéndola obtenido ayer renunciando a su ciudadanía ucraniana. Está claro que millones de residentes del Donbás no se irán a Rusia. La mitad ya ha salido, y este es probablemente el límite. Además, muchos planean regresar, y algunos ya están regresando. Por lo tanto, Rusia tendrá que proteger a sus ciudadanos donde vivan, las RPL/RPD.

Ya que el pasaporte ruso para la mayoría servirá como el único documento que les permita moverse más allá de los pequeños territorios controlados por la milicia de Donbás, es fácil predecir que la mayoría de los residentes de Donbás obtendrá pasaportes rusos. Es más, según el Servicio de Inmigración de Rusia, más de un millón de personas ya han emigrado de Ucrania (en su mayoría del Donbás) a Rusia. Muchos de ellos también usarán la oportunidad de obtener la ciudadanía rusa en Donbás. Dentro de un corto período de tiempo, Donbás podría tener más ciudadanos rusos que Abjasia, Osetia del Sur, o Transnistria. En este punto surgirá un nuevo problema. Cuando el régimen de Kiev asesina a sus propios ciudadanos, no puede ser bueno, pero sigue siendo un asunto interno (por lo menos, los EU considera que es así, en contraste con lo que creían en Libia), pero cuando comiencen a asesinar a ciudadanos rusos, la Constitución exige que las autoridades rusas los protejan. La diferencia entre la buena voluntad y la ley es enorme.

Por último, el aspecto más importante. Incluso antes de que se concedan pasaportes rusos en masa, las RPL/RPD filtran la información (de lo contrario, ¿de dónde podrían los medios de comunicación haber conseguido esta historia?) de que justo después de las elecciones de octubre (es decir, en noviembre-diciembre de este año) planean un referéndum respecto a la unificación de las RPL/RPD con Rusia.

¿Qué es tan importante sobre esto? La información sobre los planes apareció y se esparció antes de la implementación de dichos planes. Por lo tanto, el Kremlin quería que “nuestros amigos y socios” lo supieran y lo tomarán en cuenta en sus planes. De hecho, les está diciendo: “si no atacan a finales de septiembre, vamos a dar a la gente pasaportes rusos, después, llevaremos a cabo un referéndum, donde los ciudadanos rusos votarán para unirse a Rusia. Entonces hablaremos con ustedes en una situación política muy diferente “.

Es importante destacar que tanto Kiev como Washington saben que se darán pasaportes y que se llevará a cabo el referéndum. Entonces, como en Abjasia y Crimea, Rusia citará el precedente de Kosovo y la voluntad popular. Y nadie estará en condiciones de disparar, porque tendrían que disparar en el territorio proclamado como suyo por una potencia nuclear. Y dispararle a sus ciudadanos. Y eso tendrá consecuencias nefastas. Algunos podrían decir que EU y Ucrania están dispuestas a ceder el Donbás y estaría sencillamente felices de hacerlo. De hecho, este no es el caso. Los EU necesitan la guerra, no la paz, pero sólo una guerra en la que Rusia sea el agresor. Por lo tanto, los EU no dejarían a Kiev ceder el Donbás mediante negociaciones pacíficas, sino que trataría de hacer que Kiev provoque a Rusia. Sin embargo, vamos a suponer que aquellos que creen en la posibilidad de que Ucrania ceda el Donbás tienen razón.

Bueno – no será capaz de ceder.

En primer lugar, el referéndum no será vinculante para Rusia. Moscú puede “considerarlo” por el tiempo que quiera, usando el referéndum para fortalecer su posición negociadora, repitiendo el mantra oficial acerca de la integridad territorial de Ucrania, pero dando a entender que desde marzo de 2014, la situación ha cambiado considerablemente en perjuicio de Kiev, por lo que las demandas a Kiev crecieron aún más (de hecho, Kiev no podía cumplir con sus obligaciones, incluso antes de eso).

En segundo lugar, las autoridades de las RPL/RPD no definieron los límites territoriales de su gobierno. En algunos casos se habló de todo las regiones de Donetsk/Lugansk. Al mismo tiempo, todavía existe en el Donbás el “parlamento de Novorrusia”, y los líderes de las RPL/RPD a veces hablan de la liberación de toda Novorrusia como su objetivo. ¿Qué es Novorossia? La mayoría incluye en ella ocho regiones del sur y el este de Ucrania (Odessa, Nikolaev, Jerson, Zaporozhya, Dniepropetrovsk, Kharkov, Donetsk y Lugansk). Algunos agregan la región de Kirovograd. Algunos llaman a Kharkov y Sumy regiones Slobozhanschina, considerando el Donbás como una región aparte. El fondo de esto es que los límites de Novorrusia son inciertos y pueden ampliarse o reducirse a voluntad.

En tercer lugar, Zaharchenko prometió varias veces que los combatientes por la libertad llegarían a Kiev y Lvov. Por cierto, es una promesa razonable, ya que la guerra no se puede detener hasta que los fascistas sean derrotados en su patria.

Por lo tanto, la cuestión de los poderes de los gobiernos de las RPL/RPD y “el parlamento de Novorrusia” no están definidos y puede cubrir “ciertas partes de las regiones de Lugansk y Donetsk”, como afirma Kiev, así como toda Ucrania. En términos generales, los poderes de los participantes en la guerra civil son definidos por las capacidades de sus ejércitos.

De ello se desprende que Kiev podría ser incapaz de declarar el frente actual como frontera. El reconocimiento de la independencia de Donbás por Kiev abre la perspectiva al Donbás de unirse a Rusia. Por lo tanto, la lucha que lleva ya un año y medio se vuelve significativa. Como resultado, la resistencia a la junta podría aumentar en Kharkov, Odessa, y otras ciudades de Novorrusia. Kiev no será capaz de reunir un nuevo ejército y movilizarlo en contra de estas regiones. Las potenciales tropas recordarían que lucharon por un año y medio contra las RPL/RPD, y luego Kiev firmó la paz en peores condiciones de las que le fueron ofrecidas en marzo del 2014 cuando el Donbás solo quería la federalización de Ucrania.

Por lo tanto, Kiev no puede ceder voluntariamente el Donbás sin poner en peligro su propia supervivencia.

En esencia, Moscú le demuestra a Washington que está listo para la nueva escalada en el Donbás y que tiene la intención de hacerle algo terrible a Kiev (las amenazas fueron tan claras, que Merkel y Hollande se alarmaron y llamaron a Poroshenko a Berlín para convencerlo de no tomar ese riesgo). Rusia también demuestra que incluso en el situación de “sin guerra, ni paz” está listo para obligar a Kiev a elegir la paz con concesiones, cuyo escenario a gran escala es incierto.

Ahora Washington tiene que elegir entre dos males. Puede correr el riesgo y, a pesar del refunfuño de sus aliados europeos, que se pueden salir de control, iniciar la agresión de Kiev en el Donbás enterrando los acuerdos de Minsk y privando a la UE de argumentos en su diálogo con Moscú. También puede sentarse y esperar mientras Moscú, usando como cobertura los acuerdos de Minsk, sin prisas, con visible placer y con el tiempo que estime conveniente, digiere Ucrania (comenzando con el Donbás, pero sin terminar allí). Durante este tiempo, Washington tendría que pagar por el régimen totalmente inútil en Kiev hasta que Moscú esté dispuesto a poner fin a esto.

En cualquier caso, aunque la información sobre el deseo de las RPL/RPD de llevar a cabo el referéndum para unirse a Rusia amplía el margen de maniobra político y diplomático ruso. Si se realizaran los referendos, las posiciones rusas en la crisis de Ucrania se volverían inexpugnable. En conjunto, las medidas actualmente adoptadas y previstas en el Donbás sugieren que algo tarde y con mayores pérdidas el Donbás seguirá a Crimea, mientras se crean las condiciones para que otras regiones temporalmente ucranianas sigan su ejemplo. Aún así, ya que este escenario sería demasiado bueno para Rusia permitiéndole dividir y dar forma a Ucrania de la forma que desee, creo que los EU apostarán por la guerra. Entre otras cosas, esto le permitiría a EU tomar una posición activa y tratar de arrebatarle la iniciativa a Rusia. Todavía no está claro si los EU empezará una guerra específicamente en el Donbás. Washington puede elegir una tercera opción e iniciar una guerra total en el territorio controlado por el régimen de Kiev.

Por supuesto, esta opción daría lugar a la desaparición de la Junta, la fragmentación de Ucrania, y el acercamiento entre Rusia y la UE para resolver el problema común de pacificar a los nazis ucranianos. Esto permitiría a Washington, sin embargo, liberar recursos atados en Ucrania y usarlos en otros lugares, así como confiar en que los recursos de Moscú y, parcialmente, de Bruselas estarán atados para pagar la reconstrucción de la economía de Ucrania, el control de los territorios, y los intentos de lograr algún tipo de consenso UE-Rusia sobre el destino de los restos de Ucrania.

Rostislav Ischenko, analista político de la agencia de información “Russia Today”.