Traducido por Mateo
Por Pepe Escobar
Esto es todo. De hecho, es histórico. Y eventualmente la diplomacia gana. En términos del Nuevo Gran Juego en Eurasia, y los continuos desplazamientos tectónicos que están reorganizando a Eurasia, esto es inmenso: Irán –con el apoyo de Rusia y China– finalmente y exitosamente ha derribado la mentira que los atlantistas han venido promulgando sobre sus “armas nucleares” durante un largo y sinuoso trayecto de 12 años.
Y esto ocurrió solamente porque la administración Obama necesitaba 1) algún éxito en su política exterior, y 2) como un intento de influir, al menos lateralmente, en el inicio del nuevo orden geopolítico centrado en Eurasia.
Entonces he aquí – el Plan de Acción Comprensivo Conjunto (JCPOA por sus siglas en inglés) de 159 páginas, tan detallado como posible; el real acuerdo nuclear P5+1/Irán. Como lo han destacado los diplomáticos iraníes, el JCPOA será presentado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), el cual adoptará una resolución dentro de 7 a 10 días que lo designará como documento oficial internacional. El Ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Javad Zarif, ha descrito el acuerdo –de manera significativa– como una solución al estilo chino de “ganar ganar”. Pero no perfecta. “Creo que este es un momento histórico. Estamos alcanzando un acuerdo que no es perfecto para nadie pero es lo que pudimos alcanzar. Hoy podría haber sido el final de la esperanza, pero ahora estamos iniciando un nuevo capítulo de esperanza”.
Zarif también tuvo que destacar -correctamente– que esta fue una solución largamente buscada a una “crisis innecesaria”, la politización –esencialmente por parte de EU- de un dossier científico y técnico.
El Ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, por su parte, estaba eufórico: “¡Un día histórico! Dejamos atrás 35 años de mutismo y más de 12 años de un peligroso conflicto”.
Mirando hacia adelante, el presidente iraní Hassan Rouhani tuiteó que ahora puede haber “un enfoque en los retos compartidos” – refiriéndose a la verdadera lucha que la OTAN, e Irán, deberían perseguir en conjunto en contra del falso Califato de ISIS/ISIL/Daesh, cuya matriz es el intolerante wahabismo y cuyos ataques se dirigen tanto en contra de los chiitas como los occidentales.
Y justo en el momento preciso, el presidente ruso Vladimir Putin destacó que el acuerdo contribuirá a la lucha contra el terrorismo en el Medio Oriente, sin mencionar “la asistencia en fortalecer la seguridad global y regional, el régimen de no proliferación nuclear global” y -¿quizás haciéndose ilusiones?– “la creación en el Medio Oriente de una zona libre de armas de destrucción masiva”.
El ministro de asuntos exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, destacó que el acuerdo “corresponde completamente” con los puntos de negociación de Rusia. La realidad es que no habría sido posible ningún acuerdo sin la amplia participación de Rusia –y la administración Obama lo sabe (pero no puede admitirlo en público. El verdadero problema surgió cuando Lavrov agregó que Moscú espera la cancelación de los planes de defensa contra misiles de Washington, después de que el acuerdo con Irán compruebe que Teheran no es, ni será, una “amenaza” nuclear.
He ahí la trampa. El Pentágono simplemente no cancelará una parte esencial de su doctrina militar de Dominación de Espectro Completo simplemente a causa de la mera “diplomacia”. Cada analista de seguridad que no esté cegado por la ideología sabe que lo de la defensa contra misiles jamás se trató de Irán sino de Rusia. El nuevo análisis militar del Pentágono aún declara –no por accidente– a los mayores jugadores euroasiáticos Irán, China y Rusia como “amenazas” a la seguridad nacional de EEUU.
Ahora desde el lado más positivo con respecto a las relaciones entre Irán y Rusia. El comercio está destinado a aumentar, especialmente en cuanto a la nanotecnología, refacciones para maquinaria y agricultura. Y en el omnipresente frente de la energía, Irán por cierto competirá con Rusia en los principales mercados tales como Turquía y pronto con la Europa Occidental, pero queda mucha flexibilidad para que Gazprom y la Compañía Nacional Petrolera Iraní (CNPI) coordinen su participación en el mercado. Mohsen Qamsari, ejecutivo de CNPI, anticipa que Irán priorizará las exportaciones a Asia, y tratará de recuperar por lo menos el 42 por ciento de la participación en el mercado europeo con la que contaba antes de las sanciones.
En comparación a tan inspiradoras perspectivas, la reacción por parte de Washington fue bastante chabacana. El presidente norteamericano Barack Obama prefirió destacar –correctamente– que ha sido cortada cada vía hacia un arma nuclear iraní. Y prometió vetar cualquier legislación en el Congreso EEUU que obstaculice el acuerdo. Cuando estaba en Viena la semana pasada, recibí una confirmación infalible -de una fuente europea– de que la administración Obama se siente confiada de que cuenta con los votos que necesita en el Capitolio.
¿Y qué hay de todo ese petróleo?
Tariq Rauf, el anterior Encargado de Política de Verificación y Seguridad del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y actual director del Programa para el Desarme y No Proliferación del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI por sus siglas en inglés), saludó el acuerdo como “el más significativo acuerdo nuclear multilateral en dos décadas – el último de estos acuerdos fue el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares de 1996. Rauf incluso sugirió que el Premio Nobel de la Paz 2016 debería ser para el secretario de estado norteamericano John Kerry y al ministro de asuntos exteriores iraní Zarif.
Aún así queda un largo y difícil camino por delante para recuperar la confianza entre EU e Irán.
Teheran acordó una moratoria de 15 años sobre el enriquecimiento de uranio por encima del 3.67 por ciento; eso quiere decir que se ha comprometido a reducir su capacidad de enriquecimiento por dos tercios. Solamente la instalación de Natanz llevará a cabo el enriquecimiento; y la de Fordo, además, no guardará material fisible.
También se comprometió a almacenar como máximo 300 kilos de uranio de bajo enriquecimiento –una reducción del 96 por ciento en los niveles actuales. El reactor de Arak será reconfigurado, y no lo usarán para producir plutonio. Un equipo internacional se encargará del combustible gastado.
También el martes, 14 de julio, el OIEA e Irán firmaron una hoja de ruta en Teheran; eso ya lo habían decidido la semana pasada en Viena. Para el 15 de diciembre deben ser clarificadas todas las cuestiones pasadas y presentes –que constan de 12 puntos– y el OIEA emitirá una evaluación final. El acceso a la instalación militar de Parchin por parte del OIEA –siempre una cuestión polémica– es parte de un arreglo separado.
Uno de los principales escollos en los últimos días en Viena se resolvió por medio del consentimiento por parte de Irán en permitir que los inspectores de la ONU visitaran virtualmente cualquier sitio. Pero aun así podrá oponerse a las visitas particulares. Una comisión conjunta –P5+1 + Irán– podrá anular cualquier objeción simplemente por voto mayoritario. Luego, en el caso de que pierda el voto, Irán tendrá tres días para cumplir. No habrá inspectores norteamericanos – sombras de la fase previa a la guerra contra Irak– sino solamente de países que mantienen relaciones diplomáticas con Irán.
Así que la implementación del acuerdo tomará por lo menos los próximos cinco meses. Las sanciones no serán levantadas hasta los primeros días de 2016.
Lo que es cierto es que Irán se convertirá en imán para la inversión extranjera. Ya se encuentran en posición grandes multinacionales occidentales y asiáticas para comenzar a abrir este mercado prácticamente virgen de más de 70 millones de personas, incluyendo una clase media muy bien educada. Habrá una bonanza entre sectores tales como electrónica para consumo, la industria automovilística, hotelera y de ocio.
Y entonces está, de nuevo, el petróleo. Irán cuenta con una enorme cantidad de hasta 50 millones de barriles de petróleo almacenado en el mar –y eso ya está para salir al mercado global. El cliente predilecto será, inevitablemente, China– puesto que Occidente sigue sumergido en recesión. El primer imperativo de Irán es recuperar la participación en el mercado que perdió con los productores del Golfo Pérsico. Sin embargo, la tendencia es que los precios de petróleo bajen –y por ende Irán no puede contar con muchos beneficios en el corto a medio plazo.
¿Ahora una verdadera guerra contra el terror?
El embargo de armas convencionales contra Irán continúa esencialmente por cinco años. Eso es absurdo, en comparación con Israel y la Casa de Saud que andan armándose hasta los dientes.
En mayo el Congreso norteamericano aprobó una venta de armas a Israel de 1.9 mil millones de dólares. Eso incluye 50 bombas BLU-113 revienta búnkeres –¿para hacer qué? ¿Bombardear a Natanz?– y 3,000 misiles Hellfire. En cuanto a Arabia Saudita, según el SIPRI, el año pasado la Casa de Saud gasto una enorme cantidad de 80 mil millones de dólares en armas, más de lo que gastaron las potencias nucleares Francia o Gran Bretaña. La Casa de Saud está librando una guerra -ilegal– contra Yemen.
Qatar no queda muy a la zaga, pues aseguró un acuerdo de 11 mil millones de dólares para comprar helicópteros Apache así como sistemas de defensa antiaérea Javelin y Patriot, y con seguridad comprará montones de cazas F-15.
Trita Parsi, presidente del Consejo Nacional Americano Iraní fue directamente al grano: “Arabia Saudita gasta 13 veces más dinero en su defensa de lo que gasta Irán. Pero por alguna razón Irán, y no Arabia Saudita, es visto por EU como el agresor potencial”.
Por lo tanto, pase lo que pase, hay que anticipar días difíciles por delante. Hace dos semanas el ministro de asuntos exteriores Zarif les dijo a un pequeño grupo de periodistas independientes en Viena, incluyendo este corresponsal, que las negociaciones resultarían en éxito porque EU e Irán habían acordado “no humillarse el uno al otro”. Destacó que había pagado “un alto precio doméstico por no echar la culpa a los norteamericanos”, y alabó a Kerry como “un hombre razonable”. Pero era cauteloso respecto al establishment estadounidense, el cual en gran medida, según su mejor información, estaba totalmente en contra del levantamiento de las sanciones.
Zarif también alabó la idea rusa de que después alcanzado el acuerdo, será el momento de formar una verdadera coalición contra el terrorismo, incluyendo norteamericanos, iraníes, rusos, chinos y europeos -aun cuando Putin y Obama habían acordado en trabajar en conjunto en “cuestiones regionales”. Y la diplomacia iraní emitía indicios de que la administración Obama por fin había comprendido que la alternativa a Assad en Siria era ISIS/ISIL/Daesh, y no el Ejercito “Libre” Sirio.
Queda por ver el grado de colaboración post Muro de Desconfianza. Entonces será posible evaluar claramente si la administración Obama ha tomado una importante decisión estratégica, y si la “normalización” de su relación con Irán entraña más de lo que aparenta.
Fuente: Asia Times
Be First to Comment